A medio camino entre la Costa da Morte y las Rías Baixas, la ría de Muros e Noia conforma uno de los destinos de referencia a la hora de disfrutar de la cultura, la naturaleza, las tradiciones y la gastronomía de Galicia. De hecho, en las cinco localidades que bordean las aguas de este geodestino ―Lousame, Muros, Noia, Outes y Porto do Son― se concentran muchos de los principales atractivos del territorio gallego, entre ellos un castro milenario rodeado por el mar, grandes y pequeños arenales paradisíacos, montes de leyenda y por supuesto, un sinfín de pueblos marineros repletos de encanto.
Uno de los enclaves más pintorescos y desconocidos de este rincón de la provincia de A Coruña se enmarca justo en la cara más interior de la ría de Muros e Noia, en uno de los tramos finales del río Tambre, justo antes de mezclar sus aguas con las del océano Atlántico. No hablamos de otro lugar sino de A Ponte Nafonso, un pequeño pueblo entre dos orillas que destaca por una joya medieval con más de 12 siglos de historia. Situado en una zona de enorme riqueza natural y paisajística, la histórica pasarela de Ponte Nafonso constituye el principal nexo de unión entre los municipios de Outes y Noia, y hasta hace no mucho, también el único. Además, desde este verano el puente luce una imagen renovada gracias a las obras de mejora de seguridad y puesta en valor de la infraestructura, las cuales también incluían la nueva iluminación para resaltar la monumentalidad de la pasarela siguiendo el modelo de Ponte Sampaio.
El origen detrás del puente de A Ponte Nafonso
Si bien es cierto que hoy por hoy no se sabe con certeza la antigüedad de la pasarela de A Ponte Nafonso, por su toponimia son muchas las personas que relacionan su origen con los reyes Alfonso IX de León y Galicia, o Alfonso II "El Casto". Algunas fuentes también atribuyen el nombre de esta vía pétrea a su constructor, del cual se dice que yace enterrado bajo el crucero de entrada al paso elevado desde Noia, hoy ya desaparecido pero representando en los planos preservados del siglo XVIII. En cualquier caso, según parece, la actual estructura se habría erigido durante la Edad Media sobre otro puente de madera todavía más antiguo ―conocido entonces Ponte das Pías"― que permitió sustituir la comunicación por barca entre ambas orillas. Con todo, y a pesar de que la estructura conserva parte de su esencia medieval, lo cierto es que este puente gallego ha sufrido numerosas reformas a lo largo de toda su historia, siendo especialmente importante la remodelación casi integral llevada a cabo entre los años 1842 y 1844.
En la actualidad, el paso elevado de A Ponte Nafonso domina el paisaje agreste en este punto del curso del Tambre, sostenido sobre 20 arcos de perfil ojival (y otros dos tapados por rellenos de tierra) con sillares de granito y tajamares en ambos lados. Por otro lado, teniendo en cuenta las reducidas medidas de la mayoría de los puentes medievales y romanos conservados en Galicia, la longitud y anchura del puente de Ponte Nafonso es una característica que también llama la atención de todos aquellos que visitan el lugar, ya que sus dimensiones actuales se aproximan a los 270 metros de largo y alcanzan los casi cinco metros de manga. Lo cierto es que antaño la pasarela superaba con siete arcos medievales más la longitud actual, aunque sigue siendo a día de hoy uno de los puentes medievales más largos de los conservados en toda Galicia.
Entre naturaleza y leyendas
El pueblo de A Ponte Nafonso se encuentra enmarcado en un paisaje natural extraordinario, formado por un espeso cañaveral en los bordes más próximos al río y sobre el que se alzan las siluetas de los diferentes sistemas montañosos en el horizonte. Además, este rincón del estuario del Tambre está incluido dentro de la Red Natura 2000 como Zona de Especial Protección de los Valores Naturales y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) por su gran diversidad biológica. Una riqueza natural y paisajística que puede descubrirse a través de rutas de senderismo como la PR-G11 que avanza por el cauce del río en la orilla de Outes y que atraviesa puntos tan emblemáticos como el Pazo do Tambre y la Central Hidroeléctrica del Tambre.
Más allá del encanto natural de A Ponte Nafonso, el entorno de la histórica pasarela también está envuelto por la leyenda. En el extremo que roza los límites de Outes, el puente hace un extraño quiebro que, según la tradición, ninguna persona fue capaz de enderezar nunca. Además, el relato popular también cuenta que el arquitecto que dirigía las obras, que al parecer tenía por nombre Alfonso, era a su vez el hermano del constructor del Monasterio de Toxoutos en Lousame. En aquel entonces ambos habían hecho la promesa de no ver la obra del otro hasta que no estuviese terminada. Al parecer, Alfonso cumplió lo prometido y como penitencia murió antes de poder ver su propio trabajo acabado.