La riqueza natural y paisajística de Galicia se pone de manifiesto en cada rincón desde la costa al interior de la región. Hablamos de un territorio repleto de contrastes, con unos paisajes mágicos que toman forman a través de dunas y arenales paradísiacos, bosques vírgenes y ecosistemas únicos, grandes lagos y ríos, así como también abruptos acantilados e imponentes sistemas montañosos. Muchos de estos parajes son de sobra conocidos por locales y visitantes, mientras que otros paraísos terrenales se mantienen más ocultos antes la mirada ajena del turista. De entre todos ellos, hoy queremos traer una pequeña selección con cinco de los tesoros más secretos (o casi) que podemos encontrar en Galicia y que conforman el plan perfecto para una escapada este nuevo año.
Cova da Doncela (Viveiro)
En la costa de Viveiro (Lugo) se esconde una joya natural única en forma de cavidad infinita cuyo tramo final ofrece unas espectaculares vistas al océano. La conocida como Cova da da Doncela (o "Cova dos encantos") es uno de los mayores tesoros que podemos encontrar en las tierras gallegas, situada en este caso en el entorno de la Mariña Occidental, entre Punta Ínsua y Punta do Cabalo. Esta pequeña galería, que atrapa por su singularidad y belleza a amantes de la naturaleza y la aventura, encuentra en su final una panorámica perfecta que se abre ante la playa de Abrela y los escarpados acantilados que la envuelven.
Cabe destacar que la cavidad en cuestión presenta un tamaño bastante reducido en la zona de la entrada, lugar donde apenas alcanza unos 80 centímetros de diámetro. Es por esta razón que los visitantes que se atrevan a adentrarse en el interior de esta mágica cueva deberán avanzar los primeros metros a gatas. La gruta vivariense suma alrededor de 15 metros de longitud en su totalidad, cuyo túnel pétreo se va expandiendo hasta terminar en el ya citado mirador natural con vistas a la ría de Viveiro. Una riqueza natural y paisajística todavía desconocida por muchos y que, sin duda, merece la pena descubrir a nuestro paso por la Mariña Lucense.
Acantilados de Papel (Xove)
Los acantilados más singulares de Lugo se localizan en el trazado costero que recorre el municipio de Xove desde el entorno del Cabo Morás hasta Punta Roncadoira. Estas singulares formaciones de rocas graníticas tienen más de 6.000 años de historia a sus espaldas y su curioso semblante ha sido modelado por la acción del mar y el viento a lo largo de los tiempos. De hecho, los Acantilados de Papel alcanzan una altura de unos 40 metros y su designio viene dado por su apariencia, ya que dichas paredes verticales se presentan con pliegues, dobleces y formas de lo más extrañas que parecen haber sido creadas mediante la ancestral técnica del origami.
Este enclave de fantasía en Xove completa su extraordinario recorrido visual gracias a la presencia en el horizonte marino del conocido como islote de Ansarón, un promontorio rocoso que alcanza los 80 metros de altitud y las 10 hectáreas de extensión. Esta escarpada isla se encuentra a unos 200 metros de la línea de costa donde se ubican los Acantilados de Papel y resulta prácticamente inaccesible por su orografía. Lo cierto es que Ansarón conforma a día de hoy un espacio protegido y un importante refugio de aves marinas, siendo asimismo un paraje de enorme riqueza paisajística que no deja a nadie indiferente.
Fervenza de Belelle (Neda)
A escasos minutos de las ciudades de A Coruña y Ferrol se oculta un paraje natural de enorme belleza y singularidad: la Fervenza de Belelle, uno de los saltos de agua más grandes y mágicos de Galicia. Quizás no sea la más famosa ni tampoco la más grande, pero este rincón enclavado entre frondosa naturaleza merece la pena ser visitado al menos una vez en la vida. La cascada en cuestión se encuentra en los límites del munipio de Neda y forma parte del trazado fluvial del río Belelle, el cual nace en el corazón de las Fragas do Eume y desemboca a la altura de la ría de Ferrol. Para poder bordear el Monte Marrazón, el curso del Belelle se ve obligado a desviar su recorrido por un sinuoso valle que da forma a un espacio natural repleto de grandes y pequeños saltos de agua, siendo la Fervenza de Belelle la más imponente de todas con unos 45 metros de altura.
Pasarelas del río Mao (Parada de Sil)
En los límites de la localidad de Parada de Sil se localiza una de las rutas más impresionantes que podemos encontrar en el interior de Galicia: la senda de las pasarelas de madera del río Mao (PR-G 177). Este recorrido de unos 11 kilómetros de longitud atraviesa el entorno natural del cañón de Mao, desde la Fábrica da Luz hasta su desembocadura en el Sil, entre frondosos bosques y vegetación propia de la Ribeira Sacra. De hecho, el paisaje a lo largo de toda la ruta resulta muy cambiante, pues en las zonas bajas más cercanas al río predominan especies como los alisos y sauces, mientras que al alcanzar una mayor altura, la estampa general predominante es de ejemplares como los castaños, laureles, brezos y toxos.
Islote do Areoso (Illa de Arousa)
En plenas Rías Baixas se oculta un paraíso terrenal que muchos comparan con el propio Caribe gallego. Perteneciente a la Illa de Arousa, el conocido como islote do Areoso es ya un secreto a voces que enamora a todos aquellos que visitan su entorno por primera vez. Este pequeño archipiélago de aguas cristalinas y arena fina y blanca, es el hogar de numerosas especies de flora y fauna protegidas. Lo cierto es que apenas nueve hectáreas de terreno dan forma al Areoso, cuya apariencia de duna emergida del mar le confiere un carácter de lo más singular. Cabe destacar que en la parte central de la misma llega a crecer cierta vegetación herbácea y también que su lecho marino se encuentra rodeada por un arrecife a flor de agua. Además, en su pequeña cima se localizan los restos de un antiguo dolmen megalítico, por lo que su valor patrimonial, natural y paisajístico lo convierten por méritos propios en uno de los enclaves más mágicos de Galicia.