La Costa da Morte se extiende a lo largo de todo el segmento noroeste del litoral gallego, dentro de los límites de la provincia de A Coruña. Esta franja costera constituye uno de los geodestinos más visitados de Galicia, tierra de leyendas donde la naturaleza se muestra en su máximo esplendor. De hecho, es precisamente en este rincón de la región donde se enmarca el último atardecer de la Europa continental, una suerte de privilegio que puede ser disfrutado desde el entorno del Cabo Touriñán, en la localidad de Muxía. Lo cierto es que esta masa de tierra que se adentra en el mar conforma el punto más occidental de la península. Además, debido a la inclinación cambiante del eje de rotación de la Tierra, desde la zona muxiana es posible observar esos últimos rayos de sol en los períodos que van del 24 de marzo al 23 de abril o del 18 de agosto al 19 de septiembre.
No obstante, el Cabo Touriñán no es el único lugar de la Costa da Morte que merece la pena visitar para disfrutar de la llegada del ocaso. Desde Punta Nariga hasta los alrededores del Monte Pindo o los grandes y pequeños arenales que se extienden por todo el litoral, la realidad es que casi cualquier rincón de la Costa da Morte resulta mágico y espectacular a la hora de observar una de las puestas de sol más especiales de Galicia. Y tú, ¿qué lugar añadirías a esta lista?
Punta Nariga (Malpica de Bergantiños)
En los límites de Malpica de Bergantiños, concretamente en el entorno de Punta Nariga se erige la figura del faro más moderno de Galicia, construido en el año 1995 bajo el diseño del arquitecto César Portela. Lo cierto es que las vistas desde este rincón de la Costa da Morte resultan realmente espectaculares, ya que la zona se encuentra enmarcada entre bajos acantilados de piedra, naturaleza agreste y la propia silueta del Faro de Punta Nariga. De hecho, merece la pena recordar que en el año 2000 los lectores de la prestigiosa revista Condé Nast Traveler eligieron al atardecer de Punta Nariga como el mejor de toda Galicia, superando a otros como el de Fuciño de Porco, Cabo Touriñán o Cabo Home, ya en las Rías Baixas.
Faro do Roncudo (Ponteceso)
Si continuamos descendiendo en la línea de costa hasta el municipio de Ponteceso, la entrada de la ría de Corme e Laxe se encuentra presidida en su extremo norte por el conocido Faro do Roncudo, construido en 1920 y bautizado con este curioso nombre por el rugir del mar al romper contra las rocas. Cabe señalar que esta zona de la Costa da Morte es famosa por sus percebes, considerados los más saborosos de Galicia. De hecho, el camino hacia el faro y las proximidades del mismo se encuentra plagado de cruces blancas en recuerdo a todos aquellos percebeiros que perecieron en este mar durante sus jornadas de trabajo. En cualquier caso, la panorámica desde este rincón es extraordinaria para disfrutar de la puesta de sol sobre la bocana de la ría y la inmensidad del océano Atlántico.
Mirador de Monte Blanco (Ponteceso)
Todavía en los límites de Ponteceso, aunque más alejado de la línea de costa de esta comarca de Bergantiños, se encuentra un balcón natural conocido como el Mirador de Monte Blanco. Este rincón enclavado a más de 180 metros de altitud ofrece una visión espectacular de las aguas del río Anllóns y los meandros que se van formando antes de llegar a la desembocadura de la ría de Corme e Laxe y desaparecer en el Atlántico. Además, a los pies de esta cumbre se encuentran las famosas playas de Balarés y Barra, así como una de las dunas rampantes más altas de Europa, por lo que la riqueza natural y paisajística es otro de los grandes atractivos de este mágico lugar para capturar atardeceres en Galicia.
Cabo Vilán y Cementerio dos Ingleses (Camariñas)
En el litoral de Camariñas son varios los rincones desde los que poder ver la extraordinaria puesta de sol de la Costa da Morte, siendo los más especiales los alrededores del Cementerio dos Ingleses y Cabo Vilán. El primero de los lugares rinde homenaje a un terrible naufragio mientras que el segundo conforma un accidente geográfico dentro de la Costa da Morte y uno de los tramos más peligrosos ―a la par que espectacular― de esta región costera. El Cabo Vilán alberga entre sus límites el primer faro eléctrico de la historia de España, envuelto por paisajes rocosos y naturaleza agreste que mira directamente hacia el Atlántico.
Santuario de la Virgen de la Barca (Muxía)
La historia, cultura y tradición de Muxía se encuentra estrechamente vinculada al emblemático Santuario da Virxe da Barca. Un lugar de culto mágico-religioso que se hizo especialmente relevante tras el auge del camino xacobeo de Santiago a Muxía-Fisterra. De hecho, cabe destacar que la romería da Barca ha sido reconocida como Fiesta de Interés Turístico Nacional, recibiendo la visita de miles de curiosos y vecinos cada mes de septiembre. En cualquier caso, el entorno de este santuario barroco resulta extraordinario ante los ojos del visitante, rodeado por un paisaje de curiosas formaciones rocosas como la famosa Pedra de Abalar. No es de extrañar por tanto que este lugar sea elegido por muchos a la hora de disfrutar de los últimos rayos de sol del día a lo largo de todo el año.
Cabo Touriñán (Muxía)
Al margen del Santuario da Virxe da Barca, si hablamos de atardeceres en la Costa da Morte el del Cabo Touriñán es sin lugar a dudas el más importante, ya que se trata del punto más occidental de toda Galicia y la España peninsular. Tal y como adelantamos unas líneas más arriba, el Cabo Touriñán es el encargado de despedir al sol ya que se está considerado como el último atardecer de la Europa continental. El vigía que preside esta zona agreste y rocosa data del año 1898, envuelto por la constante brisa marina y la paradójica quietud de una Costa da Morte que nunca deja de rugir ante la costa gallega. Sin duda, el paisaje de este rincón de Camariñas ofrece uno de los atardeceres más mágicos y bellos de toda Galicia.
Cabo Fisterra (Fisterra)
No existe un buen recopilatorio de atardeceres en la Costa da Morte que no cuente con la presencia del Cabo Fisterra, más conocido de forma popular, tanto dentro como fuera de Galicia, como el cabo del fin del mundo (finis terrae). De hecho, el faro que protagoniza este escenario mágico conforma uno de los rincones más visitados y fotografiados de todo el terriotorio durante la caída del sol. Lo cierto es que el Cabo Fisterra se encuentra enclavado en un lugar privilegiado de esta región costera, rodeado por una espectacular naturaleza agreste y abruptos acantilados que se levantan poderosos ante la grandiosidad del océano Atlántico, siendo además testigo durante siglos de terribles de naufragios y accidentes marítimos.
Monte Pindo y mirador del Ézaro (Carnota/Dumbría)
Entre los límites territoriales de Carnota y Dumbría, la línea de costera deja al descubierto uno de los paisajes más emblemáticos de la Costa da Morte: la silueta del Monte Pindo acompañada de la Fervenza del Ézaro y su serpeante recorrido antes de desembocar en el mar. Lo cierto es que son muchas las personas que eligen algún punto del granítico Monte Pindo o el conocido como mirador del Ézaro para despedir al Astro Rey cada jornada. En el caso particular del conocido Olimpo sagrado de los celtas, el mirador ubicado en el alto de A Moa a unos 627 metros de altitud es, sin lugar a dudas, uno de los mejores balcones naturales para disfrutar del atardecer en la Costa da Morte.
Mirador de Louredo y As Paxareiras (Carnota)
Retirados de toda ruta y custodiados por la vertiente del alto de As Paxareiras encontramos una serie de miradores ―hasta cierto punto desconocidos― que ofrecen unas vistas únicas a la mayor playa de Galicia. También el Monte Pindo acapara parte del protagonismo de estas panorámicas que tienen al Atlántico como telón de fondo. Los miradores de As Paxareiras y Louredo conforman dos balconadas naturales que merece la pena tener en cuenta a la hora de disfrutar de la puesta de sol en este rincón de la Costa da Morte.
Las playas de la Costa da Morte
Más allá de los miradores, faros e incluso montes que recorren el litoral de la Costa da Morte y ofrecen al viajero sus particulares punto de observación para ver el atardecer, los arenales que se extienden de norte a sur en este geodestino también constituyen lugares mágicos e ideales para disfrutar de este último espectáculo visual del día. Desde la curiosa playa de los Cristales de Laxe hasta el kilométrico arenal de Carnota o las paradisíacas lenguas de arena de Traba (Laxe), Lires (Cee), Niñóns (Ponteceso) o Caión (A Laracha), cualquier enclave arenoso se presenta como un verdadero privilegio a la hora de despedir los últimos rayos del sol desde la Costa da Morte.