Histórica y monumental, la ciudad de Lugo atesora más de dos mil años de memorias y patrimonio en todo su casco antiguo. La Muralla Romana (con sus todavía diez puertas conservadas) es el auténtico testigo directo de la evolución de la antigua Lucus Augusti, convertida a día de hoy en el símbolo por excelencia de esta gran urbe gallega. Pero al margen de la historia, la capital lucense también puede presumir de otros encantos ante el viajero, desde su exquisita gastronomía hasta la riqueza natural y paisajística que envuelve al callejero de esta ciudad bañada por las aguas del Miño.
Sin ir más lejos, es precisamente en uno de sus afluentes que discurre por las afueras de Lugo donde podemos encontrar una relajante y sencilla ruta verde que recorre el entorno del río Rato ―también denominado río da Chanca― desde su nacimiento en las pozas das Gándaras hasta su desembocadura en el ya mencionado curso fluvial del Miño. Además, cabe destacar asimismo que esta senda fluvial con nombre de animal atraviesa una zona que forma parte de la Reserva de la Biosfera Terras do Miño, la más grande de Galicia (ocupa el 39% de la provincia de Lugo) y la segunda más grande de toda la Península Ibérica.
Entre bosques, jardines y puentes
Esta agradable ruta a orillas del río Rato constituye una alternativa ideal sin salir de la capital lucense para disfrutar de un momento de ocio y relax en contacto con la naturaleza de la Reserva de la Biosfera Terras do Miño. Se trata un itinerario sencillo y sin apenas desnivel, de alrededor de unos 6,8 kilómetros entre idea y vuelta, el cual se puede realizar tanto a pie como en bicicleta ya que se encuentra dotado de un carril bici en paralelo a la senda peatonal. Al margen del factor medioambiental, la senda también atraviesa algún que otro punto de interés histórico, cultural y patrimonial, como en el caso particular de la vivienda-molino datada del siglo XIX que se enmarca a mitad de ruta.
En cualquier caso, el punto de partida de la senda del río Rato se localiza en el entorno del Parque da Tolda, en el extremo más próximo a los márgenes del río Miño. En esta zona existe asimismo un amplio aparcamiento y un espacio de recreo dotado de mesas y bancos donde es posible parar a descansar o tomar algún tentempié. Desde allí, los senderistas tan solo tendrán que seguir la estela del curso fluvial para adentrarse en un paisaje repleto de zonas verdes, árboles centenarios, fuentes como la de Arcada y hasta alguna que otra curiosa cascada.
Es importante recordar que los primeros pasos de esta ruta verde atraviesan un camino asfaltado y bullicioso que se aproxima a la zona del Campus de Lugo y pasa por debajo de la carretera Nacional-VI. No obstante, una vez superado este tramo, el resto del trayecto avanza por un escenario armonioso en el que también es habitual encontrar algunas pasarelas y puentes romanos que salvan las aguas del riachuelo, como el de San Lázaro o el viaducto de A Chanca.
En lo que respecta al valor más etnográfico de la ruta, el elemento fundamental recae en el conjunto de antiguos molinos que todavía se conserva en la zona y que forman parte del recuerdo vivo de un pasado en el que estas construcciones tradicionales aprovecharon la fuerza de estas aguas para hacer funcionar sus mecanismos. El mayor ejemplo de ello lo encontramos en el Centro de Interpretación do río Rato, enclavado en una emblemática casa-molino que hunde sus raíces en el siglo XIX y que en el presente alberga en su interior un espacio hostelero y una interesante exposición sobre la etnografía, naturaleza, historia y cultura del agua de esta zona periférica de la ciudad de Lugo.
Cabe destacar que el centro también ofrece información turística e incluso pone en marcha actividades educativas y lúdicas dirigidas a todos los públicos. De hecho, a lo largo de todo el itinerario se pueden observar distintos paneles informativos sobre la flora y fauna que habita en este corredor verde de las afueras de Lugo.