Desde los límites de Malpica de Bergantiños hasta la pintoresca localidad marinera de Muros, la Costa da Morte conforma uno de los geodestinos más emblemáticos de toda Galicia. La bravura del Atlántico en este segmento del litoral gallego no ha hecho más que acrecentar la leyenda que se cierne sobre estas aguas repletas de naufragios. De hecho, el origen del topónimo tiene mucho que ver con el elevado número de catástrofes y hundimientos que se han ido registrando en este punto a lo largo del tiempo.
No obstante, la riqueza natural y paisajística que recorre la Costa da Morte es capaz de conquistar al viajero y hacer pasar por alto la temeridad incierta de este inmenso océano batiendo con fuerza contra la costa. No es de extrañar por tanto que este destino coruñés esconda en todo su litoral una gran cantidad de faros y vigías nocturnos tan representativos como el de Cabo Touriñán.
El citado faro coruñés se encuentra enmarcado en plena costa de Muxía, en un lugar considerado el punto más occidental tanto de Galicia como de la España peninsular. Podría decirse por tanto que su ubicación geográfica privilegiada lo convierte, por ley natural, en el último gran atardecer de Europa. Sin lugar a dudas un dato curioso que la mayoría de los amantes de las puestas de sol ya conocerán.
Ahora bien, seguro que son menos las personas que sospechan que el Cabo Touriñán también presume ―o quizás no― de ser el lugar menos visible de toda la Galicia territorial, o lo que es lo mismo, el lugar desde la que se divisa una menor superficie de terreno, según apunta un estudio del CSIC realizado por el investigador y arqueólogo César Parcero. Y, tal vez, eso sea más que suficiente el cabo coruñés, pues el horizonte marino que se abre paso ante los escarpados acantilados sobre los que se asienta da forma a una paisaje de extraordinaria belleza que no necesita de más kilómetros a su alrededor para albergar la magia de un auténtico escenario de cuento.
Sobre Cabo Touriñán y su faro
Más de 740.000 puntos diferentes (uno cada 200 metros) a lo largo y ancho de todo el territorio gallego fueron analizados en el estudio dirigido por Parcero para determinar cuáles eran los puntos más y menos visibles de Galicia. La conclusión final situaba al Cabo Touriñán en el último puesto de esta larga lista por ser, al menos desde un punto de vista teórico, el rincón desde el que se puede observar el porcentaje más bajo de superficie terrestre de la región.
En cualquier caso, tal y como señalamos unas líneas más arriba, este cabo coruñés puede jactarse de otro gran privilegio debido a su ubicación (situado a 9 grados, 17 minutos y 53 segundos de longitud oeste): el de ser el punto más occidental de España y por tanto la última línea de sombra durante el ocaso en Galicia. En el caso particular de la Europa Continental, tan sólo el Cabo da Roca en Portugal se sitúa por delante de Touriñán.
A la altura del municipio de Muxía, el Cabo Touriñán con su faro se alza como el centinela en la noche de este rincón de la Costa da Morte, enclavados en un saliente de tierra que alcanza los 61 metros sobre el nivel del mar. La estructura más moderna fue levantada en el año 1981, con unos 11 metros de altura, 3 de diámetro y un alcance de luz de alrededor de 20 millas (37 kilómetros). Cabe destacar que su construcción en este punto de la costa no fue una elección hecha al azar, pues unos 300 metros mar adentro se encuentra un bajo rocoso muy peligroso para la navegación conocido en la zona como A Laxe de Buxeirados.
En el lugar más visible de Galicia
En la cara opuesta de la moneda, el lugar más visible de Galicia permite a sus visitantes divisar las cuatro provincias gallegas. Esto será posible, claro está, siempre y cuando se den unas condiciones óptimas de visibilidad, es decir, sin que el terreno esté afectado por la nubosidad o la vegetación.
Este mirador de la región se encuentra enmarcado a más de 1.187 metros de altitud en su cara interior, en una de las cumbres de la sierra del Monte Faro, a medio camino entre las provincias de Lugo y Pontevedra. Además, cabe destacar que el balcón natural de este monte gallego se encuentra dentro de un espacio natural protegido de la Red Natura 2000 y declarado como Zona Especial de Conservación (ZEC).