El Principado de Asturias siempre será un acierto a la hora de realizar una escapada de fin de semana cerca de Galicia. Lo cierto es que el occidente asturiano tiene mucho que ofrecer al viajero, con una enorme riqueza natural, histórica y paisajística que se extiende desde sus pintorescos pueblos costeros hasta las aldeas rurales enclavadas entre valles y sierras en su cara más interior.
No obstante, en ocasiones también encontramos destinos que aúnan entre sus límites ambos paraísos: un rincón a medio camino entre el mar y la montaña donde la naturaleza se muestra en su máximo esplendor. Este destino es Vegadeo, un tranquilo municipio enclavado en la frontera natural entre Galicia y Asturias que resulta ideal para el turismo rural.
La desembocadura del río Eo configura una parte fundamental de la identidad y los paisajes verdes de Vegadeo, pues se trata de un territorio con una enraizada cultura del agua y sus ingenios hidráulicos. Tanto es así que los paseos fluviales son una constante en este municipio fronterizo que discurre entre huertas, caseríos, palacetes, riachuelos, puentes y mazos (para el forjado del hierro), como el de Meredo o Suarón.
Además, el paso constante de los peregrinos del Camino del Norte en su ruta hacia Santiago de Compostela también ha dejado una profunda impronta en el pueblo, estrechando aún más si cabe los lazos entre este destino asturiano y las tierras gallegas. La huella xacobea se hace evidente en elementos tan destacados como la Cruz de Paramios, un cruceiro tradicional de piedra ubicado a pie de camino en Monticelo y que antaño servía a los viajeros para tomar un descanso y rezar.
Entre el mar, el río y la montaña
El topónimo de este concejo asturiano tiene su origen en la composición "la vega del Eo", una expresión surgida debido al Obispo Martínez Vigil en el siglo XIX, el cual la empleó en aquellos tiempos para denominar el arciprestazgo existente en esta zona. De hecho, es preciso recordar que en el año 1916 por petición municipal, el nombre de "Vega de Ribadeo", en referencia a la ribera del río Eo, fue cambiado al existente, Vegadeo. En cualquier caso, la historia de este concejo siempre ha estado vinculada de una forma u otra al fluir de este importante curso fluvial en la frontera con Galicia.
En un destino donde impera la naturaleza, la mejor forma de explorar este municipio asturiano es hacerlo a través de algunas de las muchas rutas de senderismo existentes. Una de las más conocidas es la Ruta del Estraperlo, una senda que sigue los pasos que hacían en el pasado los peregrinos y estraperlistas para llevar productos de contrabando entre Asturias y Galicia.
Hoy por hoy este camino conforma una agradable ruta circular de dificultad baja y apenas ocho kilómetros de recorrido por los márgenes del Eo. Además, en esta caminata el senderista tendrá la oportunidad de descubrir elementos de la arquitectura local tan interesantes como el Palacio del Pividal, una muestra del barroco que se erige como centinela del pueblo de Abres ya desde el siglo XVII.
Otro de los itinerarios imprescindibles en Vegadeo es la archiconocida Ruta del Mazo de Meredo, un mágico sendero que se adentra en los frondosos bosques de la comarca del Eo-Navio y descubre a su paso una importante parte de la historia de este municipio, la de los ferreiros. Entre las arboledas de castaños, acebos, laureles y eucaliptos alimentadas por los distintos arroyos de la zona, el caminante podrá visitar el conjunto etnográfico del Mazo de Meredo, el cual todavía conserva un molino harinero y un mazo cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII.
Por su parte, la Ruta de los Palacios acerca al visitante al patrimonio arquitectónico civil de Vegadeo, destacando conjuntos palaciegos y viviendas nobles como la conocida Casa de los Lastra o Palacio de Vixande. Por último, la Senda de los doce puentes atraviesa una docena de pasarelas históricas y los lugares circundantes en el entorno más próximo a los ríos Monjardín y Suarón.
El patrimonio civil
Vegadeo alberga entre sus límites un interesante patrimonio civil, destacando el caso del Calero "La Sorpresa", rehabilitado recientemente y ubicado a la entrada de la Avenida de Asturias. Este antiguo horno industrial de cal fue construido a finales del siglo XIX, utilizando carbón como combustible para una producción continuada. En los años 50 este calero dejó de funcionar y su estructura se mantuvo en el olvido hasta que la instalación fue reformada para acoger una especie de espacio museístico al aire libre que reconstruye su historia y permite al visitante descubrir el funcionamiento del calero a través de sus paneles explicativos.
Además, en cuanto a historia y cultura se refiere, también merece la pena hacer una parada en la Casa de Cultura de Vegadeo, también llamada Casa Villamil, en cuyo interior se encuentra una réplica de la Estela de Nicer, uno de los restos arqueológicos de mayor valor de Asturias. Esta lápida funeraria data de entre el siglo I y IV d.C y la estela real se localiza en el Arqueológico de Asturias en Oviedo.