Pintorescos pueblos de mar y montaña, interminables prados verdes y arenales vírgenes, una gastronomía exquisita y, sobre todo, el encanto único del turismo rural ―entre otras muchas cosas― convierten al Principado de Asturias en uno de los grandes paraísos naturales del norte de España. Un destino que ofrece una experiencia inolvidable para aquellos viajeros amantes de la naturaleza y la cultura, que se entrelaza y fraterniza con Galicia a través de la ría de Ribadeo, donde un estrecho brazo de mar es capaz de fusionar ambas regiones en una sola. Lo cierto es que la armonía de este territorio bañado por las aguas del Cantábrico se hace especialmente evidente en lugares como Los Oscos-Eo, la comarca más mágica y genuina de Asturias.
Cabe recordar que este geodestino asturiano se encuentra protegido como Reserva de la Biosfera, siendo una de las seis existentes en los límites de Asturias y la única de todas ellas que puede presumir de costa y pueblos marineros. De hecho, La comarca de Los Oscos está considerada una pionera del turismo rural y es todo un referente de la etnografía, la artesanía y el patrimonio tradicional del norte del España. Además, se trata también de un rincón donde reinan la quietud y la naturaleza, lo cual resulta ideal para llevar a cabo todo tipo de rutas de senderismo y actividades al aire libre.
Una ventana al Cantábrico desde Los Oscos
Los Oscos es la única comarca de la Reserva de la Biosfera cuyo territorio se asoma al océano a través del concejo de Castropol y la villa de Figueras. Es precisamente en este pueblo con un casco histórico de ensueño en la frontera entre Galicia y Asturias donde los viajeros tienen la oportunidad de descubrir la cara más ribereña y marinera de la comarca de Los Oscos.
La citada localidad asturiana se ha convertido en un destino muy valorado tanto a nivel gastronómico como cultural, conocido y afamado por sus exquisitas ostras del Eo o multitudinarias festividades como la del Corpus Christi. Además, Castropol también constituye un rincón perfecto para la práctica de todo tipo de deportes náuticos y acuáticos tales como el kayak, el windsurf, paddle surf o incluso el esquí acuático.
Tesoros naturales y fluviales en la comarca
En su faceta más natural, los tesoros fluviales en forma de ríos y cascadas también abundan en la comarca y los pequeños pueblos que recorren Los Oscos. Cabe recordar que este geodestino occidental de Asturias integra siete bellos municipios en su comarca: Castropol, San Martín de Oscos, Vegadeo, San Tirso de Abres, Santa Eulalia de Oscos, Taramundi y Villanueva de Oscos. Sin ir más lejos, en el concejo costero de Castropol destaca la majestuosa cascada el Cioyo, un salto de agua con una caída libre de unos 30 metros de altura. También en Santa Eulalia de Oscos (distinguida como Capital del Turismo Rural) es muy conocida la ruta fluvial de A Seimeira PR-AS 116, un itinerario lineal por la ribera del río Agüeiro que descubre a su paso un impresionante salto de agua de otros 30 metros de caída.
Y ya a medio camino entre el río, el mar y la montaña, el tranquilo municipio de Vegadeo presume del mismo modo de la riqueza natural y paisajística de esta comarca asturiana. Ubicado junto a la desembocadura del río Eo, en Vegadeo la naturaleza se muestra en su máximo esplendor y son muchos los caminos habilitados que permiten a los viajeros adentrarse en este universo mágico, entre los cuales destacan las conocidas Ruta del Estraperlo o la Senda de los Doce Puentes.
Además, estos mágicos enclaves también albergan un enorme patrimonio etnográfico y cultural entre sus límites, el testimonio vivo de los ingenios hidráulicos y de viento únicos en España como son los famosos casos de los conjuntos etnográficos de Mazonovo y Teixóis (Taramundi), o del Mazo de Meredo (Vegadeo). Por otro lado, el patrimonio civil y arquitectónico también completa la lista de atractivos de esta comarca asturiana donde no podían faltar los palacetes, templos religiosos y hasta espacios museísticos.
En este marco patrimonial merece la pena detenerse en ejemplos tan señoriales como el Palacio de Mon, en San Martín de los Oscos o el Museo-Casa Natal del Marqués de Sargadelos, enclavado en Santa Eulalia de Oscos. En otros rincones como Villanueva de Oscos también destacan elementos de interés turístico como el Conjunto Monástico de Santa María, el Ecomuseo del Pan, y hasta las antiguas rutas mineras de oro, hierro, cobre, plomo o zinc que perduran en la zona.
Un destino con historia y tradición
Sin lugar a dudas, la comarca de Los Oscos conforma un verdadero paraíso natural para senderistas y amantes de la historia. De hecho, se trata de un destino atravesado por la ruta xacobea a Santiago de Compostela, cuyos peregrinos llevan varios siglos recorriendo esta zona que forma un tramo mágico e ineludible del Camino de Santiago de la costa, uno de los más antiguos que existen. Y por supuesto, otra nota diferencial de esta comarca es el enorme potencial artesanal y tradicional que conserva la zona, el cual se hace especialmente evidente en rincones como Taramundi, un pueblo con encanto muy cerca de la frontera con Lugo que alcanzó su fama en la década de los 80 al convertirse en un pionero del turismo rural en España.
Parte de la belleza y el encanto de este municipio asturiano de montaña recae en el valor de sus tradiciones y costumbres ancestrales, pues se trata de una población cuya subsistencia se ha basado de manera histórica en oficios vinculados al agua, el hierro y la artesanía. Lo cierto es que Taramundi es aún hoy conocida por la artesanía del telar y la fabricación de navajas y cuchillos hechos a mano. De hecho, cuenta con un Museo del Telar y una Casa Museo de la Cuchillería Tradicional de Taramundi que alberga en su interior la navaja más grande del mundo: 7 metros y 1.500 kilos de récord Guinness.
En esta misma comarca, el pueblo de Santa Eulalia de Oscos también es otro de los referentes dentro del mundo de los oficios tradicionales. En el presente, la cuchillería, el barro, el azabache, el tela y la herrería son actividades ancestrales que todavía se llevan a cabo en Santalla, capital del consejo y una auténtica cápsula del tiempo para los antiguos oficios. El ya citado Conjunto Etnográfico de Mazonovo es uno de los elementos más interesantes de esta tierra de antiguos artesanos, herreros, ceramistas y tejedores.
El espacio debe su nombre a un viejo mazo hidráulico de estirar hierro que hunde sus raíces en el siglo XVIII y que todavía hoy continúa en funcionamiento. Además, mientras los llamados ferreiros de Mazonovo realizan allí sus tareas habituales de manera tradicional, los visitantes tienen la oportunidad de llevar a cabo visitas guiadas por la exposición permanente y demostraciones en horarios puntuales de estos forjadores del hierro.