Arenales paradisíacos, cabos y faros, abruptos acantilados y una extraordinaria naturaleza salvaje dan forma a los más de 1.498 kilómetros de costa que tiene Galicia. De hecho, se trata de la comunidad líder en número de playas y del único tramo del litoral español articulado por numerosas rías como la de Vigo, Arousa, Betanzos o Ribadeo.

Es precisamente muy cerca de esta última ría gallega y la famosa playa de las Catedrales, en pleno corazón de la Mariña lucense, donde se encuentra un arenal mágico al que es necesario acceder a través de una especie de túnel entre las rocas. Más conocida como la Praia dos Castros, esta lengua de arena fina y aguas cristalinas conforma un verdadero tesoro de la naturaleza y un paraíso para los amantes del surf y los deportes acuáticos. 

Con vistas al horizonte marino que se abre paso ante el mar Cantábrico, este idílico enclave en Ribadeo se encuentra cobijado entre varios acantilados rocosos de gran envergadura. Lo más destacado de todo es que el acceso a la playa, como decíamos, se realiza a través de una escalinata de piedra que atraviesa el propio suelo y un túnel natural antes de alcanzar la zona de baño. De hecho, es recomendable consultar la tabla de mareas antes de visitar el arenal puesto que durante la pleamar su pequeña lengua de arena, de unos 100 metros de longitud, queda prácticamente cubierta por el agua.

En cualquier caso, por sus condiciones tanto de oleaje moderado como por los fuertes vientos que allí se generan, se trata de un entorno privilegiado y siempre apto para la práctica del surf. De todos modos, hay que tener en cuenta que se trata de una zona con multitud de rocas escondidas por la pleamar, por lo que también se aconseja extremar precauciones al surfear. 

Un remanso de paz en Ribadeo

Túnel rocoso en la playa dos Castros. Google Earth Ribadeo (Lugo)

En Ribadeo, la espectacular playa de las Catedrales es la que se lleva la mayor fama en la parte norte de Galicia, pero la realidad es que el litoral de este municipio gallego se encuentra plagado de rincones mágicos y arenales con tanto encanto como en el caso de la ya mencionada playa dos Castros. Arena blanca y dorada, un oleaje moderado y una frecuente brisa marina en la zona son algunas de las características de este oasis de paz en plena Mariña lucense. Además, cabe recordar que este enclave costero que forma parte de la Red Natura 2000 también presume de Bandera Azul desde el año 1997.

Como apuntamos unas líneas más arriba, el acceso a la playa ribadense debe hacerse a pie y preferiblemente con la marea baja. De hecho, cuando las aguas empiezan a ganar terreno sobre la arena se dibuja en el paisaje alguna que otra piscina natural que comunica Os Castros con la contigua playa de As Illas.

Lo cierto es que la riqueza paisajística de este arenal resulta extraordinaria a ojos del visitante, pues la estampa general del lugar se encuentra repleta de pequeñas cuevas y singulares formaciones rocosas que recuerdan por su morfología a las de la vecina playa de las Catedrales. No es de extrañar, pues la curiosa geología de este y otros rincones del litoral lucense son fruto de siglos y siglos de arte natural sobre la piedra, esculpida en los bajos de los acantilados por los constantes azotes del viento, el mar e incluso la lluvia. 

Biodiversidad y riqueza natural 

Vista aérea de la playa dos Castros. Shutterstock Ribadeo (Lugo)

Más allá de la belleza natural del arenal dos Castros, la realidad es que esta playa constituye un auténtico refugio para la biodiversidad existente en la Mariña lucense y el mar Cantábrico. Tanto el medio marino como natural son un verdadero tesoro en este punto de la costa gallega.

En primera instancia, un paseo por las playas que dan forma al litoral de Ribadeo nos permitirá descubrir la riqueza de los fondos marinos, pues algas como el Plocamium cartilagineum (Alga roja), la Cystoseira (alga parda) o el Gelidium (otra especie de alga roja) son arrancadas diariamente del lecho del mar por las mareas.

Otro de los elementos más comunes y visibles en estas costas son los mejillones, un molusco que vive fijado a las rocas formando comunidades más o menos numerosas en ellas. Este manjar tan típico de Galicia es habitual encontrarlo en zona de mareas o por debajo de las mismas, pero siempre en lugares de poca profundidad. 

Ya si fijamos la vista en la arena fina y dorada de la playa dos Castros (u otros arenales), podremos observar sobre la superficie un buen número de conchas, siendo la llamada coquina o cadeliña una de las más comunes. Esta coraza surgida del mar presenta una concha robusta y quebradiza, alargada y con estrías concéntricas muy finas y de colores brillantes (ya sean lilas o amarillentas).

Además, cabe recordar que la costa de la Mariña lucense conforma asimismo un excelente observatorio natural de aves marinas, por lo que los amantes de la ornitología también encontrarán en la playa de Os Castros y sus alrededores un escenario perfecto para disfrutar del espectáculo de los alados.