Galicia todavía conserva una buena parte de su encanto medieval en forma de castillos, bastiones y hasta impresionantes cascos históricos donde el tiempo parece haberse detenido. Pasear por dentro de las murallas de fortalezas y ciudadelas como estas todavía es posible a lo largo y ancho del territorio gallego, en un viaje único a través de los siglos que permite al viajero descubrir en primera persona cómo era la vida de antaño en estos actuales monumentos históricos.
Si hacemos una escapada hasta la provincia de Lugo, el corazón de la Mariña lucense alberga entre sus límites uno de los castillos más curiosos de toda Galicia: construido sobre un antiguo castro romanizado que hunde sus raíces en el siglo I d.C y que incluso llegó a ser Casa Consistorial. El conocido como Castillo de Castrodouro es el auténtico emblema del municipio del Alfoz, declarado Bien de Interés Cultural en 1949 y Monumento Histórico-Artístico desde 1994.
Lo cierto es que de los orígenes más remotos y la primitiva fortaleza, el Castillo de Castrodouro tan sólo conserva en su estructura exterior la robusta Torre del Homenaje, algún que otro vestigio de las murallas y la capilla anexa de San Salvador (actual templo parroquial de Alfoz). Además, a día de hoy, los restos de este tesoro de la arquitectura civil gallega acogen en su interior varias dependencias municipales que contribuyen a su conservación y puesta en valor, entre ellas un Punto de Información Turística así como también una pequeña sala de exposiciones y de conferencias, el Museo das Zocas y hasta un mirador en la azotea con unas vistas privilegiadas sobre los valles verdes y sistemas montañosos que rodean al viejo castillo. Sin duda, una maravilla en piedra que narra con orgullo el legado y cultura de este rincón de la Mariña lucense
Breve historia del castillo de Alfoz
Mucho antes de que el Castillo de Castrodouro fuese erigido en este mágico enclave del norte de Galicia, el valle y promontorio sobre el que se asienta la fortaleza ya escondía en el pasado un arcaico e importante castro romano datado del siglo I. El bastión en cuestión ocupaba un lugar estratégico en la actual Mariña lucense y perteneció durante buena parte de la Edad Media a la mitra mindoniense.
De hecho, fue alrededor del siglo IX cuando se fundó en el lugar un monasterio gestionado por la diócesis de San Martiño de Mondoñedo. Varios siglos más tarde, Alfonso IX le otorgaría a Alfoz el título de villa y la zona terminaría siendo también fortificada y militarizada.
Uno de los momentos más destacados de su historia tiene lugar en el siglo XV, cuando la propiedad del castillo es entregada al Mariscal Pedro Pardo de Cela como dote tras su boda con Isabel de Castro, sobrina del obispo Pedro Enrique de Castro. La trágica muerte de este señor feudal en diciembre de 1483 ―decapitado por mandato de los Reyes Católicos― devolvió el poder a la mitra mindoniense y las paredes del castillo llegan a convertirse en cárcel de la diócesis en 1572, si bien dichos de dichos calabozos ya no quedan rastros pues fueron sepultados tiempo después por orden de Felipe II.
Ahora bien, cabe recordar que durante estos siglos entre el recinto amurallado también se vivieron sanguinarias contiendas a raíz de las Revueltas Irmandiñas y los constantes conflictos entre los aspirantes al trono de Castillo.
Con el poder de nuevo en manos de la iglesia, mientras el Castillo de Castrodouro era regido por Diego de Soto, la fortaleza lucense experimenta varias reformas que transforman su aspecto original tal y como narra el propio Padre Flórez en un documento de la época: "La fortaleza de castro de Oro estaba muy oscura, sin ventanas, por lo que era húmeda y enferma. Rompió las Murallas por tres partes, y abrió buenas ventanas, que dan vista y alegría a la casa: y ya tenía comprado el hierro para asegurarlas con unas rejas fuertes".
Ya en el siglo XVII el castillo queda totalmente deshabitado y su abandono se prolonga hasta finales del XIX, momento en el que la propiedad cae en manos del Ayuntamiento de Alfoz, la cual tras su reforma pasa a ser la Casa Consistorial y sede del Juzgado Municipal hasta 1990.
Así es la actual joya patrimonial de Castrodouro
La sillería de granito es el elemento dominante en la fachada exterior del Castillo de Castroudouro, cobijado en el presente por los restos visibles de una antigua muralla defensiva que rodeaba el grueso de la fortaleza y a su todavía fornida Torre del Homenaje. Dicho torreón presenta una base rectangular con tres pisos en altura y una azotea almenada.
En el pasado, como decíamos, el interior del castillo albergó también un sótano que fue utilizado como mazmorra y que quedó sepultado en tierra allá por el siglo XVII. Es preciso apuntar que los ventanales geminados y adintelados que rodean a la actual estructura son fruto de una reforma realizada en el siglo XVI que tenía como objetivo aportar mayor luminosidad en el interior para convertir la propiedad en sede episcopal. También en las actuaciones llevadas a cabo por el ayuntamiento de Alfoz se abrieron más cristaleras y se amplió la puerta de entrada.
Entre las paredes del Castillo de Castroudouro los visitantes podrán encontrar la Oficina de Turismo de la localidad; una sala de exposiciones dedicada a las antiguas escuelas tradicionales de Alfoz y otra con obras de Hipólito Xeada, así como un Museo das Zocas en el que se exhibe el calzado tradicional en madera del artesano Alberto Geada. Más allá de sus funciones lúdico-culturales, en la parte más alta de este antiguo palacete se esconde un extraordinario mirador panorámico con vistas a las tierras verdes de Alfoz.
Ya en los exteriores, la Iglesia de San Salvador ocupa gran parte del terreno frontal del castillo. Se trata de un templo de una sola nave con arco triunfal de medio punto y una capilla mayor de base cuadrada a la cual se encuentran adosados el pórtico y la sacristía. También en los jardines y justo a un lado del edificio principal se puede distinguir un cruceiro clásico con la imagen de Cristo que fue construido en el año 1939.