Tierra de mitos y leyendas, Galicia conforma un mosaico de contrastes donde el verde es el gran protagonista en la gran mayoría de sus paisajes. Desde la sinuosa costa al interior más montañoso, el territorio se encuentra repleto de bosques de cuento llenos de misterio, vegetación centenaria y distintos elementos del patrimonio histórico que han sabido mimetizarse a la perfección con el entorno. Estos escondites de la naturaleza dibujan por toda la geografía gallega magníficas arboledas como la de la Fraga Mágica da Cortiña, enmarcada en el municipio coruñés de San Sadurniño.
En esta fraga encantada todavía pasean las hadas y los trasgos entre el murmullo del río Xuvia y la bruma mañanera que tanto caracteriza a estos ecosistemas húmedos. Y no sólo en un sentido figurado de la palabra, pues este singular espacio se encuentra habitado por seres mágicos tallados en madera, dispuestos todos ellos a lo largo de una bonita senda que se adentra en los bosques autóctonos de la zona y que permite a sus visitantes disfrutar, desconectar y, sobre todo, dejarse llevar por la imaginación.
Un lugar de cuento a un paso de A Coruña y Ferrol
El río Xuvia encuntra su nacimiento en las zonas altas del término municipal de As Somozas, a unos 460 metros de altitud sobre los conocidos Montes das Serra. El curso fluvial desciende desde estas cimas a lo largo de 31 kilómetros antes de juntar sus aguas con las de la ría de Ferrol, dejando en todo su recorrido rincones tan especiales como el de la Fraga Máxica da Cortiña, enclavado junto a la ribera del río Xuvia a su paso por la localidad de San Sadurniño, en un entorno dominado por bosques autóctonos de loureiros, carballos, sobreiras y hasta castiñeiros.
Cabe recordar que la Fraga da Cortiña se localiza en un espacio que forma parte de un importante proyecto ambiental surgido hace casi dos décadas con el objetivo de crear un lugar representativo de ocho tipos de bosques existentes en Galicia. En esta suerte de arboreto gallego y museo al aire libre, desde hace solo un par de años los visitantes también pueden disfrutar de una exposición permanente de esculturas talladas en maderas por dos artistas locales ―o dos duendes, según narra el libro que recibe a los visitantes de esta fraga―, Carlos García y Marina Goti. Todas estas figuras fantásticas fueron creadas con motosierra a partir de troncos secos de roble, castaño, acacia y ciprés.
Entre las criaturas que ahora habitan la conocida Fraga Máxica da Cortiña destacan duendes, gnomos, dragones y otros animales que forman parten del imaginario mitológico de Galicia. Asimismo, el espacio cuenta con otros elementos de ocio y entretenimiento construidos en madera, para que los más pequeños puedan divertirse en un mundo dirigido por la imaginación. También hay otras figuras de madera situadas en los alrededores de la ruta fluvial del río Xuvia, como el caminante Andimundi, situado a pie de puente; el muñeco Agapito, más conocido como O Pinocho; o un gigante articulado que responde al nombre de Pizpitirigüete.
Una ruta de leyenda a orillas del río Xuvia
Al margen de la extraordinaria Fraga Máxica da Cortiña, desde este tesoro escondido en la comarca de Ferrol también parte una agradable senda fluvial que recorre los márgenes del río Xuvia. Se trata de una ruta sencilla, sin apenas desniveles ni dificultad, que resulta ideal para mantenerse en contacto con la naturaleza y realizarla con toda la familia. Al inicio del sendero nos recibe un pequeño panel informativo con una imagen de la diosa celta Navia, deidad galaica de las fuentes, aguas y ríos: "Coa súa barca conduce as almas na viaxe para o alén". Una vez sobre los pasos del río Xuvia, los visitantes encontrarán asimismo varios puentes y pasarelas de madera, zonas de baño, así como algunos bancos en los que detenerse a descansar o simplemente disfrutar de este paisaje dominado por los bosques de ribera.
También existe un rincón de leyenda escondido en las entrañas del río Grande de Xuvia, allá por las tierras de la Marquesa. El conocido como Pozo dos Donceis conforma una fosa sin fondo donde se dice que un hada de belleza exquisita aparece en las noches de luna llena recitando con su dulce voz unas palabras llenas de musicalidad. La melodía de aquel hada es precisamente el mecanismo que acciona una puerta dorada por encima de las aguas del río, la cual deja entrever una música de cuento y un pazo nunca antes visto.
Según los relatos populares, en una ocasión un valiente muchacho trató de adentrarse entre las aguas del pozo en busca del milagro. En su primera inmersión, el joven logró volver a la superficie portando con él una campana de oro tan brillante como el sol, mientras que de fondo se escuchaba una voz que decía así: "se badolo tivese, a cen leguas se me ouvira". El muchacho quiso sumergirse una vez más, pero ya nunca más volvió a salir y solo un par de días después, los frailes que le acompañaban encontraron sobre el río la cuerda de cuero que portaba junto a su mano derecha ensangrentada.