La ría de Muros e Noia, también conocida como ría da Estrela, es la joya más septentrional de las Rías Baixas, situada en la frontera natural con la emblemática Costa da Morte. Más alejada por tanto de la masificación turística y urbanística, esta ría coruñesa ha logrado preservar su belleza y esencia intacta, ofreciendo una singular armonía que atrapa a quienes la visitan. A lo largo de su litoral se alzan pequeñas villas marineras, arenales salvajes, imponentes dunas y hasta importantes vestigios que invitan al viajero a sumergirse en la historia de este rincón de Galicia.
Además, la ría de Muros e Noia es también una de las grandes cunas del berberecho en Galicia, con una rica tradición conservera que ha marcado el rumbo de su historia. Hoy por hoy, su presente continúa vinculado a la pesca y el marisqueo, una actividad que se mantiene viva en la economía local y que además se postula como candidata a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Más allá de su valioso patrimonio histórico y cultural, la ría también deslumbra por sus espectaculares paisajes. Un refugio de serenidad en las Rías Baixas que se abre paso entre suaves montañas, profundos valles e importantes cursos fluviales donde la naturaleza es la gran protagonista.
El río Tambre, por ejemplo, alberga entre sus márgenes una riqueza fluvial excepcional y una belleza casi mágica, especialmente en el entorno de su desembocadura, donde sus aguas se funden con las de la ría coruñesa. Para disfrutar de este magnífico estuario, el Mirador del Monte Castelo conforma un balcón natural privilegiado ubicado en los límites del municipio de Outes y muy cerca de una enorme masa pétrea que se ha convertido en todo un destino para escaladores.
En lo más alto del Monte Castelo
Al fondo de la ría de Muros e Noia, la silueta del Monte Castelo se alza majestuosa en el horizonte más interior de la localidad de Outes. A unos 419 metros de altitud, este balcón natural al océano Atlántico nos regala una de las panorámicas más espectaculares de la comarca coruñesa.
Desde su cima, y gracias a su posición estratégica y privilegiada, el Mirador do Castelo nos permite hacer un recorrido visual de lo más completo que se extiende hasta la vecina ría de Arousa ―siempre y cuando la metereología lo permita―, dibujando en su camino los distintos arenales, calas, islotes, cabos y golfos que dan forma a este precioso segmento del litoral gallego.
Además, y aunque se puede llegar en coche hasta las inmediaciones del Mirador do Castelo, también es posible ascender hasta la cumbre haciendo una excepcional ruta de senderismo que parte desde las inmediaciones de A Ponte Nafonso, un tesoro medieval en el interior de la ría de Muros e Noia. Asimismo, muy cerca de la balconada también se encuentra otro rincón imprescindible para visitar: A Pedra Serpal, una enorme mole de piedra situada sobre la cumbre que se ha convertido en un importante destino de escaladores.
Pedra Serpal: el antiguo faro de Outes
De antiguo centinela de estas costas coruñesas a nuevo escenario para la práctica de la escalada: A Pedra Serpal sigue siendo todo un símbolo de las tierras altas de Outes. Cabe recordar que esta enorme formación granítica ocupa un lugar privilegiado sobre el que se puede observar toda la ría de Muros e Noia.
No es de extrañar por tanto que en el pasado su contorno hubiese servido históricamente como marca de navegación para los buques que entraban en la ría. La realidad es que su silueta brillante no pasa desapercibida entre las masas arbóreas que cubren este monte, aunque ahora sus paredes se hayan transformado en una especie de rocódromo al aire libre.
Ahora bien, Pedra Serpal no es la única masa pétrea que llama la atención en esta zona del Monte Castelo por su forma y dimensiones. En el entorno que se extiende desde el mirador a este reciente destino de escalada podemos observar un buen conjunto de formaciones rocosas que fueron modeladas por la erosión a lo largo de los siglos, destacando entre ellas algunas figuras singulares con formas de animales.