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El otoño es la estación ideal para conocer Santiago y sus alrededores para todos los amantes del frío y la lluvia. Si bien el verano es una época que permite hacer diferentes escapadas por el buen tiempo, hay quien prefiere esperar a enfundarse en un buen abrigo, degustar comida calentita y disfrutar del olor que la lluvia deja en cada rincón para descubrir nuevos lugares cercanos a la capital gallega. A tan solo media hora en coche hay un pueblo de raíces medievales que no te puedes perder y en Quincemil te contamos todo lo que debes saber sobre él. 

Siempre es recomendable aprovechar la más mínima oportunidad para recargar las pilas antes de volver al trabajo. Hacer rutas de montaña, descubrir nuevos lugares o hacer turismo gastronómico son solo algunas de las opciones a tener en cuenta si quieres desconectar del caos de la ciudad por unos días.

Aunque el otoño no es la estación más fría del año, la bajada de las temperaturas se nota. Lo más aconsejable antes de realizar una pequeña escapada en la etapa otoñal es consultar la previsión del tiempo y ajustar tus planes a lo que se indique. También, conviene no olvidarse el paraguas porque nunca se sabe cuándo lo vas a necesitar por las tierras gallegas. Con estos dos consejos, un buen abrigo y un calzado acorde, todo está preparado para aprovechar los días libres del trabajo y visitar uno de los pueblos con más encanto y próximos a Santiago

Precioso pueblo para visitar en otoño

A media hora en coche desde la capital gallega se encuentra un pueblo que no pasa desapercibido por nadie: Noia. Este pueblo esconde una gran cantidad de leyendas y costumbres por los que merece ser visitado en otoño y en cualquier otra época del año. 

Perderse por sus calles del casco antiguo es como viajar al pasado hasta la época medieval. Declarado Conjunto Histórico Artístico, la zona vieja de Noia está repleta de rincones especiales desde los que puedes observar la belleza de sus calles marineras y sus soportales de estilo gótico

Además de descubrir lo que se esconde en el interior de sus calles, son muchos los planes y lugares que visitar en Noia. Para todos los amantes de la naturaleza, visitar el Parque de la Alameda es una parada obligada para recargar fuerzas gracias a su variedad de cafeterías y zonas infantiles escondidas entre la vegetación que rodea estos jardines. También, no pierdas la oportunidad de descubrir las orillas del río Tambre y de realizar alguna de sus varias rutas de senderismo que parten del famoso puente colgante. 

Junto a su casco antiguo, Noia cuenta con un gran patrimonio monumental y artístico de raíces medievales. En la Iglesia Santa María A Nova se encuentra el Museo das Laudas, con el mayor conjunto de lápidas de toda Europa datadas de los siglos XIV y XIX.

Un viaje a cualquier destino de Galicia no se da por concluido hasta que no se prueba la comida típica del lugar. En el caso de Noia, podría decirse que está prohibido irse de allí sin comer su espectacular empanada de berberechos. Una delicatessen para todo aquel que la prueba. 

Las Campanas del Infierno de Noia

Iglesia San Martiño

En la Praza do Tapal se encuentra la famosa Iglesia gótica de San Martiño, una de las más especiales de Noia por la gran leyenda que esconde su torre inacabada. Se desconoce el motivo por el que nunca llegó a terminarse su construcción. Las malas lenguas dicen que todo aquel que intente terminar la torre correrá un destino terrible. 

Hasta ahora, nadie se ha atrevido a comprobarlo. Tan solo el cineasta Claudio Guerín llevó a cabo la construcción de una torre ficticia de cartón piedra para rodar su película "La Campana del Infierno" en el 1973, que acabó siendo el protagonista de su propia cinta de terror al caerse desde la torre, muriendo en el acto. 

Los alrededores de Noia

Los alrededores de Noia recogen lugares acogedores a los que se recomienda realizar una mínima visita aprovechando la escapada al municipio noiés. Situado a 20 km al sur de Noia, el Castro de Baroña enamora a cualquiera por su alta localización desde la que ver las playas que lo rodean. En él podrás observar los restos de las murallas que lo fortificaban desde el siglo I a. C. hasta el I d. C. 

Otra opción muy recomendable es acercarse hasta el pueblo de Muros, un pueblo costero precioso en el que te podrás dar un baño si eres de los valientes a los que les gusta bañarse en otoño-invierno.