Más allá del faro del fin del mundo: 12 miradores para ver la belleza de la Costa da Morte
- Este rincón de la costa coruñesa, donde la naturaleza salvaje y leyendas marinas se entrelazan, despliega una red de miradores que regalan unas vistas extraordinarias del infinito Atlántico
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La Costa da Morte despliega su belleza indómita en el segmento noroeste del litoral gallego, como un canto eterno entre la tierra y el océano Atlántico. A lo largo de kilómetros que serpentean por la provincia de A Coruña, este paraje indómito combina la fuerza de la naturaleza con el eco de las antiguas leyendas. En este rincón, los vientos esculpen acantilados vertiginosos y sistemas dunares que parecen inclinarse ante el infinitivo marino, mientras el murmullo de las olas guarda la memoria de navegantes y naufragios.
Con un nombre tan sombrío como poético, este territorio mágico no sólo evoca la rudeza de su historia marítima, sino que ofrece a quienes lo visitan un mosaico de miradores que parecen suspendidos entre el cielo y el mar. Desde estos balcones naturales, la Costa da Morte revela su esencia más pura: una belleza salvaje que cautiva y asombra. Más allá del icónico faro del fin del mundo, cada uno de estos rincones permite contemplar la riqueza de este litoral único, donde los atardeceres se convierten en auténticos homenajes a la majestuosidad de la naturaleza.
Mirador das Paxareiras (Carnota)
El Mirador das Paxareiras conforma uno de los secretos mejor guardados de Galicia, pues ofrece una vista única e incomparable de la mayor playa del territorio. Alejado de las rutas turísticas y resguardado por la vertiente del alto de As Paxareiras, este rincón natural revela la majestuosa belleza de la playa de Carnota, un arenal de siete kilómetros de longitud y aguas cristalinas que presume de ser el más largo de toda Galicia. Desde este mirador también se contempla el imponente Monte Pindo, con el Atlántico como telón de fondo, completando una panorámica que captura la esencia más salvaje y serena de la Costa da Morte.
Mirador del Monte Pindo (Carnota)
La cima del Monte Pindo, que alcanza los 627 metros de altitud, ofrece una de las vistas más impresionantes de la Costa da Morte. Este prominente macizo enclavado en los límites de Carnota, también conocido como el Olimpo Celta, está impregnado de leyendas y salpicado de rocas graníticas redondeadas que se asoman al mar. Un paraje natural de una belleza inigualable, desde el que se contempla un recorrido visual que incluye la extensa playa de Carnota y la majestuosa cascada do Ézaro, dos de los rincones más emblemáticos de la Costa da Morte.
Mirador do Ézaro (Dumbría)
En la localidad de Dumbría, la majestuosa Fervenza do Ézaro se ha consolidado como uno de los monumentos naturales más visitados y emblemáticos de la Costa da Morte. Esta cascada, casi única en Europa por su espectacularidad, desemboca directamente en el mar tras un largo recorrido fluvial que culmina con un impresionante salto de agua de 40 metros en su tramo final. En la cima de la cascada se encuentra un mirador desde el cual se contempla una vista de ensueño de este rincón del litoral coruñés, con el estuario del río Xallas, la cascada en sí misma y las laderas rocosas del Monte Pindo dando forma una estampa natural incomparable.
Mirador de Mar de Forá (Fisterra)
A los pies del emblemático arenal de Mar de Fóra, este mirador ofrece a sus visitantes una ventana privilegiada a la belleza indómita y única de la Costa da Morte. Ante sus ojos se abre camino un paisaje de naturaleza casi virgen, con un mar abierto que ruge con fuerza frente a la imponente silueta del Monte de la Nave y esta solitaria playa de Fisterra. Este paraje, de una serenidad abrumadora, es también reconocido a nivel internacional por la extraordinaria riqueza de su flora y fauna, que lo convierten en un auténtico tesoro natural.
Mirador do Monte Facho Lourido (Muxía)
En los límites de Muxía se esconde un mirador que revela una perspectiva singular de la Costa da Morte. Desde lo más alto del Monte Facho, enmarcado en la pedanía de Lourido, el visitante será testigo de una panorámica única que abarca el trazado costero entre Cabo Vilán y Cabo Touriñán. En el centro de este lienzo natural también destacan la propia villa marinera de Muxía y la ría de Camariñas, que se entrelazan con la inmensidad del Atlántico para regalar una estampa inolvidable.
Mirador de Cabo Touriñán (Muxía)
En Muxía se encuentra uno de los secretos mejor guardados de Galicia: el punto menos visible de su territorio y el rincón más occidental de España. La ciencia confirmó recientemente que este cabo, enclavado en el corazón de la Costa da Morte, ofrece una perspectiva única desde la que se observa la menor proporción de territorio gallego. Pero lo que falta a la vista, lo compensa con creces su belleza indómita. Desde este paraje, coronado por un solitario faro, se desvela el alma más salvaje de un litoral marcado por las leyendas y los naufragios, y se contempla, como privilegio natural, el último gran atardecer de Europa.
Mirador del Cabo Vilán (Camariñas)
El faro de Cabo Vilán es el encargado de vigilar uno de los tramos más peligrosos y fascinantes de la Costa da Morte, donde un buen número de bajos rocosos y abruptos acantilados desafían la fuerza del Atlántico. Este icónico vigía, erigido a unos 125 metros sobre el nivel del mar, se alza en un entorno natural de una belleza indómita que fue declarado de Interés Nacional en 1933. Más allá de su imponente presencia, Cabo Vilán es también de una historia única: la de la última farera de España, quien durante más de 40 años rompió los moldes al dedicarse a este oficio tradicionalmente reservado a los hombres.
Punta da Insua (Laxe)
Enmarcado en los límites de Punta da Ínsua, muy cerca del emblemático faro de Laxe, se encuentra un mirador que ofrece una panorámica infinita del Atlántico. Este rincón, cargado de belleza y simbolismo, está presidido por el monumento de A Espera, una escultura en bronce obra de la artista Iria Rodríguez. La figura de una mujer con un niño en brazos, con su mirada melancólica fijada en el horizonte, rinde homenaje a todos aquellos hombres que perdieron la vida en el mar y a esas familias que aguardaron, con desvelo y esperanza, un regreso que nunca llegó.
Mirador de Monte Branco (Ponteceso)
Sobre el estuario del río Anllóns se encuentra el emblemático mirador de Monte Branco, un lugar único que combina la naturaleza indómita y los paisajes de ensueño de la Costa da Morte. Este enclave privilegiado está rodeado de espectaculares sistemas dunares, moldeados por los vientos atlánticos que ascienden por la ladera del monte, cubriéndolo de fina arena y otorgándole la tonalidad blanca que inspira su nombre. Desde su cumbre, la panorámica abarca todo el paisaje donde el río Anllóns se encuentra con el mar, desplegando una vista impresionante: arenales, acantilados escarpados, dunas ondulantes y la gran lengua de arena que da forma a la playa de O Medio, componiendo un mosaico natural inolvidable.
Mirador del Monte Faro (Ponteceso)
La recóndita cima del Monte Faro, sobre los dominios de Ponteceso, se alza un imponente mirador coronado por una capilla en honor a la Virxe do Faro y un monumental homenaje al Sagrado Corazón de Jesús. Esta extraordinaria estructura, también conocida como Torre do Faro, alcanza los 40 metros de altura, permitiendo ascender a su cúspide para contemplar una de las vistas más impresionantes de la Costa da Morte. A más de 230 metros de altitud, la panorámica desde el mirador del Monte Faro se extiende desde la bocana de la ría de Corme e Laxe hasta los exuberantes valles verdes que abrazan este rincón único en Galicia.
Mirador de San Adrián (Malpica de Bergantiños)
El mirador del cabo de San Adrián, situado junto a la ermita que lleva su nombre, ofrece una panorámica excepcional de la Costa da Morte. Desde este punto, las islas Sisargas destacan como protagonistas en el horizonte marino, mientras el rugido del mar se funde con la vista del pueblo de Malpica de Bergantiños en primer plano y la costa de Razo y Baldaio como telón de fondo. Además, este enclave privilegiado es un refugio para los amantes de la naturaleza, ideal para el avistamiento de aves como gaviotas, cormoranes y otras especies que surcan los cielos y las proximidades de las islas.
Punta Nariga (Malpica de Bergantiños)
En el corazón de Malpica de Bergantiños se alza el faro más moderno de Galicia, inaugurado en el año 1995 y diseñado por el arquitecto gallego César Portela. Punta Nariga, el hogar de este vigía, no sólo destaca por su arquitectura singular, sino que también se postula como un mirador natural que enmarca la esencia más genuina de la Costa da Morte. Un lienzo vivo donde cada roca, cada brisa y la propia silueta del faro convergen en perfecta armonía. No es casualidad que la revista Conde Nast Traveler reconociese al atardecer desde Punta Nariga como el más hermoso de toda Galicia.