Vista desde el mirador del Monte Branco. Ponteceso
Val Nativo: la ruta de Ponteceso (A Coruña) inspirada en Pondal en la que viven sus versos
La Costa da Morte es el escenario de esta senda literaria que recorre algunos de los paisajes que inspiraron la vida y obra del poeta gallego, desde su casa natal hasta la impresionante cima del Monte Branco
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Hay un dicho popular que dice que las palabras tienen alas y las acciones, raíces; y razón no le falta. Los versos vuelan desde la mente de quienes los escriben hasta el corazón de quienes los leen, y a veces, si prestamos la suficiente atención, dejan huellas también en el mundo real. Rutas literarias, las llaman. Caminos que invitan a seguir los pasos de grandes libros y literatos, a pisar la tierra que inspiró sus historias y a respirar el aire que alimentó a tantas ficciones.
Ponteceso
Galicia, tierra de meigas, brumas y leyendas, es también cuna de grandes plumas y relatos que han dejado una marca imborrable en la literatura universal. Aquí, entre rías, bosques y acantilados, los senderos literarios conforman un viaje único por el paisaje, la memoria y, sobre todo, la imaginación.
Y si hay un lugar en Galicia donde las historias se entrelazan con el paisaje de una forma mágica y hechizante ese es, sin duda, la Costa da Morte. Un destino que evoca misterio, tragedia y belleza a partes iguales. Un rincón indómito que ha sido testigo de cientos naufragios, custodiado durante décadas por faros solitarios y pueblos que guardan en su callejero la esencia más genuina de la vida marinera.
Es precisamente en este marco natural incomparable, en el que el Atlántico acaricia con fuerza la costa, donde cobra vida una de las rutas literarias más inspiradoras de la provincia de A Coruña: la Ruta Pondaliana o Val Nativo. Una travesía que avanza por los límites de Ponteceso y que invita a caminar entre los lugares que inspiraron los versos del Eduardo Pondal, el eterno poeta del rexurdimento galego.
El Pondal más inspirador
Vista del estuario del río Anllóns con la villa de Ponteceso al fondo. Ponteceso
En plena comarca de Bergantiños, Ponteceso se alza como una preciosa villa marinera enclavada en la fachada atlántica de la Costa da Morte. Este paraíso costero, con su aire salobre y su alma histórica, vio nacer en 1835 a uno de los grandes nombres de las letras gallegas: el poeta Eduardo Pondal, convertido con el paso del tiempo en una de las figuras más destacadas del rexionalismo galego, compartiendo honores con otros iluestres de la talla de Rosalía de Castro y Curros Enríquez. Su legado perdura, entre otras cosas, en las estrofas que componen el emblemático Himno de Galicia, un canto a la identidad que surge de un fragmento de su poema Os Pinos.
Hoy, la vida y obra de Pondal cobran vida en un sendero literario que invita a caminar entre la historia y la naturaleza de Ponteceso. Esta Ruta Pondaliana, o de Val Nativo, comienza en uno de los monumentos conmemorativos que honran al poeta en la villa, atraviesa los lugares que marcaron su infancia ―como su casa natal― y serpentea junto a los meandros del río Anllóns hasta culminar en una de las zonas más bonitas de Ponteceso: la cumbre de Monte Branco, un rincón donde el paisaje se abre paso en un abrazo infinito entre la tierra y el mar. Un recorrido que no sólo honra al poeta sino que nos sumerge en la esencia misma de esta comarca coruñesa.
La ruta paso a paso
Casa natal de Eduardo Pondal. Ponteceso
El paseo literario del Val Nativo se despliega como un lienzo de 3,5 kilómetros, suave y accesible, donde cada paso nos acerca a la vida y obra de Eduardo Pondal. Este recorrido, que visita más de una docena de lugares íntimamente ligados al poeta, está marcado por monolitos de piedra que, como guardianes de la historia, llevan grabados la figura de Pondal.
El punto de partida es la plaza de O Recheo, un lugar que respira historia junto al curso sereno del río y el monumento inaugurado en 1981 en honor al poeta. De hecho, en uno de sus costados puede apreciarse un fragmento de A Campana d'Anllóns, su primer poema en gallego. A pocos pasos de allí, la casa natal de Pondal, construida por su padre en 1820, se erige como testigo de los primeros años del literario.
El Malecón do Couto también forma parte de este itinerario repleto de significados, pues se trata de una obra ejecutada en 1885 por Cesáreo Pondal, hermano del poeta. El camino continúa después hacia la iglesia parroquial de San Tirso de Cospindo, donde el pequeño Eduardo Pondal fue bautizado, para después enfilar su ruta hacia la antigua casa rectoral, que desde el año 2008 acoge en su interior la Fundación Eduardo Pondal. Aquí, entre sus muros, los visitantes tienen la oportunidad de sumergirse en los poemarios del escritor, descubriendo la profundidad de su voz y su amor por estas tierras.
Vista del estuario del río Anllóns y la cima de Monte Branco. Ponteceso
Tras una pausa en el mágico entorno de la cascada de la princesa encantada, el sendero nos lleva a la ensenada da Insúa, un paisaje dinámico donde las dunas móviles danzan al ritmo del viento. Este espacio natural protegido es sólo el preludio de la ascensión al Alto das Travesas, en la cima del Monte Branco. Desde allí, la vista se pierde en la desembocadura del río Anllóns, en un espectáculo de arenales, sistemas dunares y acantilados que desafían a la bravura del Atlántico. Un final de ruta que parece escrito por el propio Pondal, donde tierra, mar y poesía se funden en un solo verso.
