Tras una vida en el mar, viajando de puerto en puerto, un marinero decide jubilarse en A Coruña y abrir su propio negocio. Esta es la historia ficticia que hay detrás de uno de los locales de moda de A Coruña, Le Tavernier. El empresario hostelero Antón Sáez está detrás de esta negocio de hostelería ubicado en los soportales de las emblemáticas galerías de La Marina, justo al lado de su otro local, Abica.
Le Tavernier (tabernero en español) abrió sus puertas hace cuatro años y medio con la idea de recuperar la actividad nocturna de la Marina, un lugar que hace años no estaba tan enfocado al sector gastronómico. "Quisimos recuperar el estilo de los locales de capitanes, los bares de los puertos", comenta Antón apoyado en la barra de este bar cuya decoración, en la que predomina la madera y los materiales naturales, nos recuerda a los bares que uno se encuentra en las localidades portuarias.
La amplia oferta de bebidas, provenientes de diferentes lugares del mundo, aportan un toque distinguido a este local que, lejos de quedarse en una moda, es una auténtica referencia para coruñeses y turistas.
Inspirado en los antiguos bares de los puertos pesqueros
¿Cómo surgió la idea de abrir Le Tavernier?
Nace, primero, porque conseguimos un local pegado a Abica, que abrimos hace diez años y medio; pero además a mí siempre me apeteció abrir un local de copas. Estaba muy de moda la figura del cocinero, pero estaba un poco olvidada la figura del barman.
Nosotros, aprovechando que estamos en plena Marina, decidimos crear una historia para justificar Le Tavernier. Para ello nos basamos en los locales de capitanes que hay en todos los puertos, y en los que hay muchos bebidas locales. Son bares donde se reúnen las personas vinculadas con el puerto. Aprovechamos esta tradición para narrar la historia de un marinero que después de viajar por todo el mundo decide jubilarse en A Coruña y montar su bar con esa cultura de bebidas que ha obtenido.
De ahí que nosotros tengamos bebidas de todo el mundo: tenemos whiskys canadienses, americanos, japoneses; pero también rones especiales, tequilas, cafés especiales, cervezas de todo el mundo, coñacs, brandys, todo tipo de licores… Digamos que toda la cultura que hay alrededor del mundo de las bebidas se trae a un sitio, y en el puerto, con esa imagen de esos bares tradicionales de los puertos. No por estar en un puerto tienen que tener bidones, ni velas…
De ahí el nombre, ¿no?
Le Tavernier significa el tabernero, un término que se utiliza más en Bélgica que en Francia.
¿Cómo ha sido la evolución en estos cuatro años y medio que lleváis abiertos?
No hemos parado de crecer en clientes y volumen. Cada mes vamos incrementando un poco más. No quisimos ser el típico local de moda, lo que queríamos era ir poco a poco consolidando un público muy especial: gente de cierta edad que busca productos premium y una música determinada. No es un cliente muy de moda, sino que lo que trata de buscar es un sitio en el que esté a gusto.
Sin tener intención, os habéis convertido en un bar de moda y habéis impulsado una zona donde tomar una primera copa.
Desde el primer momento vi clarísimo que La Marina siempre había sido una zona de copas, siempre había sido un espacio de ocio. De hecho escuché entre la gente que llevaba muchos años trabajando en la zona que realmente en La Marina no había comida hasta que se montó el Gasthof y otros locales, era una zona más de cafeterías.
Para mí La Marina es un sitio muy bueno para tomar una copa porque estás en los soportales, porque tienes una terraza muy grande donde sentarte y tomar una copa de tarde… Nosotros, desde el primer momento, nos focalizamos en la primera copa. Para ello ofrecemos un espacio con un volumen de música que te permita hablar con la gente con la que vienes, donde además puedes sentarte y en el que te atienden en mesa a lo largo de toda la noche.
El público que viene aquí es educadísimo, es un perfil de gente que viene para estar tranquilo tomándose su copa. Aquí la gente no está bailando como loca, ni genera ningún tipo de problema. Esa tranquilidad en La Marina pega mucho.
¿Cuál es el perfil de cliente habitual de Le Tavernier?
No tenemos un perfil de cliente muy definido. Puedes entrar un día y encontrarte con gente de veinte y pico años y también con gente de sesenta en el mismo local. Es curioso, a veces padres e hijos han coincido en el mismo local saliendo de copas.
¿Qué música suena en Le Tavernier?
Aquí suena de todo, pero lo cierto es que no ponemos ni perreo ni pachangadas. No es una local para bailar, sino más bien para tomar una copa. A mí me ocurría personalmente: salía con cinco amigos, llegábamos a un sitio de copas y tú tenías que hablarle casi en la oreja al que tenías a tu lado y el resto no se enteraban de lo que decías. Por ello, aquí nosotros calculamos el confort acústico interno, para que el sonido sea más nítido.
En cuanto a música, aquí tienes pop de los 80, 90, 2000, rock, música electrónica, otra más melódica… Tienes un poco de todo, no nos cerramos a nada, simplemente buscamos una música que le encaje a todo el mundo. A primera ahora, quizás, es más indie y después se va animando hasta que, a última hora, a veces suena música super mítica de las bodas (las que todo el mundo conoce). La cuestión es que la gente se anime y lo pase bien.
¿Qué pide la gente de beber aquí?
Depende de las horas. Por la noche, las ginebras y los rones siguen siendo los líderes. El whisky está algo por detrás. Aquí lo que más bebe la gente es coctelería. Tenemos una carta de coctelería clásica.
Este fin de semana son los carnavales, ¿tenéis alguna propuesta especial?
No, porque el público que viene aquí es mucho más tranquilo. Lo que sí, todos los jueves, sobre las 23.30 horas, tenemos música en directo. Buscamos grupos de la zona de Coruña y les pedimos que toquen versiones. La gente ya viene los jueves sin saber qué grupo va a tocar, porque como saben que siempre tocan versiones.
¿Cómo afrontais el futuro?
No es un local que pase de moda por la oferta que tenemos, difícil de encontrar tanto en Galicia como en el resto de España, y por la estética. No es cuestión de tendencia, sino que es un local que siempre va a ser un referente por el sitio en el que está, La Marina, y porque tiene una decoración que no pasa de moda. Además, es un local cómodo, en el que uno se puede sentir como en casa.
Supongo que habrá pasado todo tipo de gente por este local.
Sí, por aquí ha pasado todo el mundo, la única diferencia es que nosotros tratamos igual a todo el mundo, sea un personaje público o no. A cada cliente que entra por la puerta hay que agradecérselo porque te ha escogido a ti antes que a cualquiera. Hay que tratar bien a todo el mundo, es la única manera de conseguir que las cosas duren tiempo.