Ofrecido por:
Vita-K: Vinos, tapas y cañas en el número 13 de la calle Galera de A Coruña
La reapertura del local hace un mes tras el parón por el coronavirus fue "dura" pero lo hizo con 22 de sus míticas tapas y manteniendo los callos del sábado
30 julio, 2020 19:01El Vita·K regresó el pasado 28 de junio con el sabor de siempre y las medidas necesarias para prevenir los contagios por coronavirus. El local situado en el número 13 de la calle Galera abrió sus puertas con los productos que más gustan a los coruñeses: tortilla, croquetas y otras tapas de elaboración casera que llenan el estómago de los consumidores acompañados por un vino o una caña.
Precisamente, de ahí viene su nombre. Vita·K hace referencia a los vinos, tapas y cañas que se pueden degustar en este espacio regentado por dos socios que además son cuñados y la mujer de uno de ellos, que está como socia colaboradora. Juan Beneitez, uno de los responsables del local, explica que el nombre original es el que todavía muchos de sus clientes usan para referirse al establecimiento: Cavita. Sin embargo, las reclamaciones de un local de Santiago de Compostela los obligaron a cambiarlo a Cavita Galera y, finalmente, a Vita·K.
Las tapas con el sabor de siempre
Los platos de siempre siguen estando disponibles para los clientes habituales y para aquellos que se acercan a degustar los productos del Vita·K por primera vez. "Excepto la empanadilla, porque la masa se hacía aquí y al tener menos tiempo de trabajo se dejó de hacer. Se siguen haciendo la tortilla, las croquetas caseras, la albóndiga…", explica Beneitez. Además de las 22 tapas entre las que se puede escoger a diario, los responsables del local mantienen los platos del día, como la carne asada de los martes.
Estos meses de verano, sin embargo, decidieron hacer algunos cambios y en vez de fideos o lentejas, los miércoles suelen ofrecer pasta boloñesa, mientras que los jueves varían la fabada y en el Vita·K es posible encontrar platos más fresos. Los callos de los sábados, no obstante, se mantienen como un clásico y a pesar de las temperaturas veraniegas.
Las personas que quieran disfrutar de una de las tapas de este local coruñés pero prefieran hacerlo en casa pueden solicitar su comida para llevar e incluso hacer los pedidos por teléfono. "La gente suele venir en el momento. Tenemos una zona reservada para pedir y recoger la comida". Nunca fue posible reservar mesa y sigue sin poder hacerse ahora.
Los cambios tras el parón por coronavirus
La apertura después de varios meses de cierre debido a la pandemia fue "muy difícil" y se produjo con una reducción de personal: los tres autónomos y cuatro de los empleados. Este mes, otro de los trabajadores de la plantilla se incorporó al local y ahora quedan cuatro en el ERTE. Beneitez cree que no va a producirse un aumento de la demanda y que tendrán que mantener hasta septiembre esta situación. Hay mucha diferencia en las ventas respecto a otro años: "Muchos tienen miedo y la economía familiar está muy tocada, con gente que está en ERTE o en desempleo. Los hay que están mejor pero que por precaución, porque lo peor vendrá a partir de octubre, evitan gastos que no sean imprescindibles"
Las medidas de prevención de contagios por coronavirus exigen establecer un número máximo de personas en el interior de los establecimientos, que en el caso de este local de la calle Galera es de 48, aunque sus responsables intentan no llegar a esa cifra para garantizar la seguridad de trabajadores y clientes. El horario de apertura se redujo adaptándose a la demanda y al personal. El Vita·K abre de lunes a sábado de 12.00 a 16.00 horas, momento en el que cierra hasta las 19.00 o 19.15 horas. Por la noche, el establecimiento permanece abierto hasta 23.00 horas de lunes a miércoles y hasta medianoche de jueves a sábado. Los domingos está cerrado.
"Parece que la gente empieza a tomar conciencia, pero los fines de semana son difíciles", comenta uno de los responsables del local en referencia a las medidas establecidas por el coronavirus. Beneitez pide a los consumidores "paciencia" y "conciencia" sobre el uso de la mascarilla, obligatorio en todo momento. "No es que no los queramos atender, es que hay momentos en los que no es posible. Alguna gente no tiene paciencia, no espera a que se retire la mesa y se quiere sentar igual y le parece mal si le insistes en que hay que limpiar y desinfectar. No es como antes, que se hacían tres filas en la barra para pedir. Eso tardará en volver… si es que vuelve", lamenta Beneitez.