La Taberna Triay se sitúa en la calle Torreiro, en el mítico local en el que estaba Os Tigres. Allí nos reciben Viviana Muñoz y Manuel Triay, junto a su perrita Japa. Esta granadina y este coruñés emprendieron esta aventura tras varias años de experiencias laborales por el mundo que han marcado la esencia de su local.
El nombre no solo hace referencia al apellido de Manuel, sino que también rememora las tiendas de su abuelo en la zona. Los más mayores del lugar quizás recuerden Calzados Triay, que como dice el cocinero es "un remember y habrá gente que se acordará de que compraron zapatos ahí".
Un inicio de éxito
Taberna Triay es un establecimiento de reciente creación. El 23 de diciembre abría sus puertas y estos meses han empezado con gran éxito: "Ha habido una muy buena acogida. Estamos muy contentos y muy cansados (ríe), pero estar cansados es una buena noticia", dice Manuel Triay.
Viviana Muñoz recuerda que llevaban años con esta idea en mente y que ya habían visto un local de la zona del Orzán. Ella viene del mundo de empresariales y su pareja de la cocina, y como señala: "teníamos ganas de trabajar en algo para nosotros".
Esta pareja ha trabajado y vivido en distintos lugares de España y del mundo, donde también han compartido piso con personas de distintas zonas. Estas experiencias se ven reflejadas ahora en un local que busca ofrecer comida que no está arraigada a ninguna zona en especial, y que tiene como punto en común la mejor materia prima.
Sencillez y personalidad
"Hemos apostado por ofrecer buen producto, elegir gente que haga cosas buenas, en Galicia y a nivel nacional, y con eso hacer cosas sencillas y especiales, plasmándolo con nuestra interpretación", señala Viviana.
Como cocinero, Manuel ha estado en cocinas de países como Inglaterra o Dinamarca, además de trabajar para grandes chefs como Ferran Adrià o los hermanos Roca. Todas estas experiencias se ven reflejadas en sus platos: "Por ejemplo, la croqueta no la hacemos al uso, bajamos la harina y le metemos gelatina. Hay mucho más curro que en una simple croqueta, pero como cliente estoy cansado de que me digan como lo hicieron, dame la croqueta y no me cuentes tu vida. Lo que te interesa es estar en buena compañía y con un buen vino".
Esa croqueta de gambas al ajillo es uno de los platos estrella de una carta de unos diez u once platos que busca llegar a todo el mundo. La mencionada croqueta, junto a la ensaladilla o las empanadas gustan a todos, mientras que luego hay platos que tienen más tirón entre la gente joven, como el canelón o el mollete, que lo traen desde Málaga. Otros platos triunfan más entre la gente mayor, como las carrilleras. Eso sí, lo que más se estila entre los comensales de la Taberna Triay es compartir sus deliciosas creaciones.
Para todos los públicos
"Aquí queremos que esto sea popular, que estén dos señoras, dos teeneager, gente de megaempresas o un grupo de chicas. Para mí, esa es la clave de un negocio, que sea eclético y que todo el mundo encuentre algo en lo que se vea reflejado. No me mola esos sitios que marcan una pauta y todos los demás no pertenecen al club. Yo quiero que todo el mundo esté a gusto y que encuentre lo que le guste", afirma Manuel.
Esta comodidad se encuentra en un local acogedor, con un decoración con mucho encanto y con la simpatía y cercanía que desprenden Manuel y Viviana. Ambos resaltan también a su camarero Rubén, del que destacan su capacidad para tratar con la clientela. Algunos de ellos ya son fieles que han visitado la taberna varias veces en pocos meses y que recomiendan el sitio "con especial ilusión", cuenta Viviana orgullosa.
Estos son los primeros pasos de un proyecto con un futuro prometedor, en el que llegarán nuevos platos y sorpresas en este pequeño local en el que es fácil sentirse a gusto, gracias a la cercanía y simpatía de esta andaluza y de este gallego que han conseguido plasmar sus experiencias en este encantador establecimiento.