Enmarcado en uno de los litorales más salvajes y singulares de Galicia, en plena Costa da Morte se alza la figura del hotel Balarés, un nuevo concepto de alojamiento turístico en formato de cabañas-apartamentos entendidos como auténticos remansos de paz donde la tranquilidad y la naturaleza ocupan cada espacio de esta propiedad heredada y repleta de historia. Un proyecto de vida que empezó a dibujarse hace ya algunos años en las cabezas del matrimonio formado por Rafa Varela y Silvia Facal, muy reconocidos en el ámbito hostelero por haber sido los promotores y alma mater de un restaurante como A Mundiña, todo un referente en la cocina de mercado en A Coruña. "Aquí estamos pudiendo hacer lo que queremos hacer, como lo queremos hacer y cuando lo queremos hacer, y sin perder la esencia. Eso es maravilloso porque vuelves a disfrutar de la profesión al cien por cien", reconoce Varela.
Lo cierto es que los impulsores de Balarés decidieron regresar a sus raíces bajo un concepto de turismo sostenible, ligado a la naturaleza y a la gastronomía local desde este pequeño núcleo rural de Ponteceso, muy cerca de la conocida playa de Balarés. El paisaje natural que envuelve tanto a la antigua casa de piedra como al hórreo centenario y los alojamientos también toma forma en el interior de cada uno de los seis apartamentos disponibles, cuya estética y decoración han permitido crear un ambiente único en plena sintonía con el entorno. Un escenario estrechamente ligado al mar y a la tierra que se extiende del mismo modo hasta los fogones del restaurante del hotel, cuya apuesta gastronómica se basa en una cocina tradicional, genuina y de mercado bajo la batuta culinaria de Silvia Facal. En definitiva, y a todos los niveles: Balarés representa la quintaesecencia de la Costa da Morte.
En las entrañas de un hotel da natureza
Balarés suma a su oferta un total de seis apartamentos, cada uno de ellos, según aclara Rafa Varela, bautizado con el nombre de un lugar singular al que se puede llegar caminando desde el hotel: A Barda, O Roncudo, Pedra da Serpe, Monte Branco y A Tiñosa. Un guiño absoluto al paisaje local que termina de colarse en el interior de las habitaciones a través de un diseño moderno y madurado donde la madera y los colores neutros adquieren un especial protagonismo y reproducen el mundo más terrenal de puertas para dentro. La calidez y el confort de cada habitáculo se completan a su vez con la presencia de elementos como el lino en las cortinas o unas lámparas de nido de pájaro que contribuyen a simular esa armonía tan natural de Balarés.
"Cada apartamento, de las cuatro caras que tienen, tres de ellas están abiertas a la naturaleza, ya sea al mar o al bosque, con cristaleras enormes", apunta Rafa sobre unas construcciones que han sido diseñadas para ser lo más sostenibles y autosuficientes posibles. "El funcionamiento es el de un hotel de tres estrellas pero con las ventajas y comodidades de un apartamento", señala asimismo el impulsor de Balarés en referencia a algunos de los servicios íntegros del hotel.
Además, con el objetivo de desestacionalizar el turismo y agregar valor a la propuesta hotelera de Balarés, sus propietarios también han creado diferentes paquetes de actividades para ofrecer a sus huéspedes una experiencia completa en la Costa da Morte. Desde rutas guiadas de senderismo hasta visitas a los astilleros o lonjas más cercana para descubrir cómo se subasta el pescado que más tarde podrán degustar en el propio restaurante del hotel. Para ello, en Balarés también disponen de una furgoneta clásica que sirve como medio de transporte para este tipo de excursiones dirigidas que permiten a los visitantes conocer en primera personas las tradiciones, gastronomía e incluso oficios típicos de Galicia. "Los clientes pueden reservar la actividad que quieran en cualquier momento de la estancia, simplemente con avisar con tiempo para nosotros poder contactar con el guía y organizarlo bien", explica Rafa. "Para las rutas por ejemplo tenemos que tener un mínimo de cuatro personas y ponemos un precio de 20 euros por persona".
Gastronomía con sabor a Galicia
Si el entorno natural en el que se emplaza Balarés es ya de por sí un absoluto privilegio, la gastronomía conforma otra de las joyas de la corona de este singular alojamiento turístico. Una cocina personal y llena de contrastes que salta directamente desde el mar y la tierra al plato a través de unas recetas que pueden disfrutar tanto huéspedes como clientes ajenos al hotel ―siempre bajo previa reserva. "Nosotros vamos jugando con el mercado tanto para configurar el menú como para ofrecer sugerencias fuera de carta", explica Rafa Varela sobre una propuesta culinaria muy vinculada a la temporada y los productos de primera calidad. Y es que, tal y como demuestran desde Balarés, Galicia también puede conocerse a través de la gastronomía.
Los días en los que el restaurante del hotel abre sus puertas, Silvia Facal confecciona un menú de mercado diario, con una base tradicional, que consta de cuatro pases salados y uno dulce. "Es una propuesta muy pura, con el producto muy visible y recetas que suelen gustar a todo el mundo (…) Siempre intentamos que en el menú haya un marisquito y un pescado, algo de la huerta, así como una carne y un postre", matiza el propietario. "No tenemos la necesidad de comprar nada de fuera porque tenemos de todo: mar, huerta… todo está aquí", agrega. De hecho, el hotel Balarés cuenta con un huerto propio que permite a sus propietarios autoabastercer una buena parte del restaurante.
Más allá del menú degustación, en el restaurante también ofrecen una carta abierta con propuestas sueltas de temporada configuradas también sobre la marcha e ideales para compartir, que incluyen "desde unos huevos fritos caseros con patatas y chorizo hasta una xarda de Malpica marinada, unas buenas anchoas o unos quesos gallegos". Además, según reconoce el propio Varela, si tienen la oportunidad y los medios también tratan de adaptarse a las peticiones culinarias de sus clientes. Una licencia creativa que pone el broche de oro a una experiencia turística a medida que fusiona lo mejor de la naturaleza y la gastronomía en este rincón de la Costa da Morte.