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Histórica, icónica, natural, auténtica… y gallega, así es Bonilla a la Vista, una empresa familiar que desde su creación en 1932 ha sabido mantener generación tras generación su compromiso por ofrecer en cada uno de sus productos y servicios la máxima calidad. Y tras casi 100 años de actividad, la marca ha conseguido establecerse como referente en cuanto a sus productos más clásicos: chocolate con churros y patatas fritas.
Ahora como novedad, además de ofrecer estos en diferentes locales e incluso para su compra, Bonilla a la Vista ha puesto en marcha un servicio de catering que proporciona a sus clientes la oportunidad de disfrutar de esos productos en bodas, bautizos, comuniones, cumpleaños… personalizando hasta el último detalle a la hora de servir estas delicias. Con esta propuesta, la empresa demuestra que continúa comprometida con la tradición pero siempre abierta a nuevas formas de consumo.
Patatas fritas
¿Qué hace tan especiales a las patatas de Bonilla a la Vista? Seleccionar la mejor materia prima desde el origen y preparar cada patata con mimo en la fábrica de Sabón (Arteixo), son las principales claves a la hora de elaborar este producto tan dorado y crujiente.
Una vez fritas, nos cuentan los responsables que un "ojo mágico mecánico" se encarga de seleccionar únicamente aquellas patatas fritas que respondan a la calidad, color, textura y tamaño que consideran óptimo. Pero ese proceso de elección va mucho más allá, porque un segundo filtrado por parte de las y los trabajadores descarta aquellas patatas fritas que no cumplen con sus altos estándares de calidad. "Ningún proceso mecánico podrá sustituir la pericia y saber hacer de nuestro equipo de fábrica", aseguran.
Finalmente, las máquinas de envasado se encargan del proceso de embolasado o enlatado, inyectando gas inerte en cada envase para garantizar la mejor conservación del producto. ¿El resultado? Unas patatas fritas que llegarán impecables a tu evento dispuestas a triunfar.
Chocolate con churros
Si hay una tradición que está asentada en A Coruña es pasarse de vez en cuando por alguno de los cinco establecimientos de Bonilla a la Vista para disfrutar de un estupendo chocolate con churros. Otra estampa muy coruñesa es toda esa gente que camina hacia su trabajo, la casa de unos amigos o a ver un familiar, con una bolsa take away cargada de churros y con algunos litros de ese chocolate espeso en el punto perfecto.
¿Alguna vez te has preguntando cómo sería ofrecer en un evento una mesa, un stand, con el chocolate y los churros favorito de tantas personas? Un éxito rotundo, que ya no es necesario que te imagines porque gracias a este nuevo servicio de catering ya es posible aumentar el dulzor y la felicidad entre tus invitados más especiales.