Uno de los bares más clásicos de la ciudad y queridos por los coruñeses cumple 30 años este 2024 y no es otro que el Chaflán. Está ubicado en la calle Antonio Viñes, en el barrio de Cuatro Caminos, y debe su nombre precisamente a la forma del edificio, en el que se unen dos superficies plantas que forman un ángulo determinado.
Los responsables son la pareja integrada por Rafael Varela y Anuska Viña, quienes han creado y mantenido la esencia tan propia del local en estos años con una clientela incondicional que no pierde la ocasión de visitarles para beber una Estrella bien fría.
La celebración del cumpleaños del bar está programada para octubre y promete ser "un evento bonito y entrañable", en palabras de sus dueños, además de un éxito debido a antecedentes anteriores (en la de los 25 años acudieron 500 personas).
Todo esto es posible gracias a la agudeza de Rafa y Anuska, que hace años vieron como su negocio se ponía en peligro por la posibilidad de que una constructora comprase varios pisos con la intención de reformar todo el inmueble y modernizarlo. Lejos de aceptarlo, decidieron implicarse y compraron dos pisos del edificio consiguiendo así que siguiese en su estado actual, por lo que todo queda en casa al trabajar en el bajo y vivir encima.
El local que ocupa el Chaflán ya era un bar hace aproximadamente un siglo y actualmente es para todos los públicos: desde jueces que se reúnen los viernes como costumbre, hasta pandillas de amigos, gente mayor que va a tomar el café o aquellos que ya tienen su sitio en la barra donde acomodarse para refrescarse con unas cañas. Uno de los aspectos más llamativos es la decoración, que lejos de seguir una lógica u orden es un compuesto de muchos elementos que le dan un estilo único y acogedor que sigue encandilando a clientes a medida que pasa el tiempo.
En las paredes del Chaflán se encuentra desde un cuadro con un barco en el que trabajaba el padre del dueño en el Gran Sol, hasta otro con una imagen del grupo en el que cantaba el padre de Anuska, camisetas del Deportivo firmadas y del Imperator OAR (donde jugaba Rafa y ahora sus hijos), bufandas del Zalaeta de rugby, sticks de hockey del Liceo, caricaturas, caretas de Entroido, fotografías de fiestas de aniversario del bar o de la campaña que protagonizaron para la cervecera gallega Hijos de Rivera y también matrículas con el nombre del Chaflán traídas desde distintos puntos del mundo por los clientes junto a souvenirs de todo tipo.
Deportes de todo tipo y pincho con cada consumición
El bar tiene una capacidad de seis mesas de cuatro personas en el interior con una decena de clientes en la barra y una terraza con alrededor de ocho mesas. "Los jueves, viernes y sábados es cuando esto se sale un poco más de madre y en los días de fútbol hasta sacamos las televisiones al exterior", cuenta Anuska, que se muestra orgullosa de que en el Chaflán se pueda ver cualquier tipo de deporte que la gente demande, ya sea fútbol, rugby, tenis, motos o Fórmula 1, entre otros.
Cierran domingos y festivos, pero como les puede el sentimiento deportivista, cuando coinciden encuentros en el día de la semana abren unas horas para que la gente de la zona pueda seguir en grupo las hazañas de los blanquiazules. De cara a consumir, la Estrella en botellín o en caña es la que se lleva la palma, seguida de cerda por el vermuteo de los sábados principalmente, aunque también hay otras opciones como vino blanco y tinto y copas. Con cada bebida se pone un pincho gratis (tortilla, empanada o lo que se derive de a comida del día), además de callos los viernes y sábados a mediodía.
Los jueves suele ser el día del wok de pollo con verduras y hay varias tapas a elegir en la carta: tortilla, ensaladilla, milanesa, croquetas, tequeños o empanada. En cuanto a calidad precio, debido al elevado precio de la vida hoy en día han registrado una subida y la caña está a 2,10 euros, el vermú a tres, los vinos a 2,70 y el café a 1,40. Las tapas están a 2,40 euros (el tequeño a dos).
Fiestas "espectaculares"
En el Chaflán la animación y la fiesta son una religión y son todo un referente en el San Xoán de A Coruña, en el que incluso con permiso municipal cierran la calle donde se ubica el bar y colocan un escenario donde contratan a grupos locales para amenizar este día tan destacado hasta bien entrada la madrugada.
Para agradecer a los vecinos, "que les aguanten durante todo el año", ese día ponen varias parrillas funcionando a la vez para hacer el mayor número de sardinas posible y regalárselas a la gente de la zona.
De cara a próximos momentos de celebración en la ciudad, como el esperado ascenso directo que el Deportivo está encaminando y que se podría confirmar en pocas semanas, tienen un debate sobre si abrir o no, dado que quieren celebrarlo como cualquier aficionado en Cuatro Caminos pero saben que una vez la gente celebre allí va a acudir al Chaflán a brindar, que se encuentra a pocos metros de la fuente donde se celebran los títulos de los coruñeses. En Nochebuena y Fin de Año también tienen incondicionales que marcan como cita obligada reunirse allí con la pandilla de amigos.
De cara al futuro, los dueños reconocen que seguirán igual porque razonan que "si algo funciona bien es mejor no cambiarlo". Eso, unido a que Rafa tiene 54 años y le quedan unos pocos para la jubilación, ha hecho decidir a la pareja que una vez se jubile harán otra vida alejada de la hostelería. De esta manera, queda en incógnita la supervivencia del Chaflán, que como apunta Anuska le gustaría que siguiese el bar con la misma esencia, pero es algo que aún tienen años para meditar mientras disfrutan de este establecimiento con tanta personalidad.