Inés, una de las socias de la creperie Petite Bretagne de A Coruña.

Inés, una de las socias de la creperie Petite Bretagne de A Coruña. Quincemil

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GastroCoruña

La pequeña Bretaña del centro de A Coruña con crepes dulces y saladas y exquisito bacalao

La Creperie Petite Bretagne de la calle Riego de Agua abre ininterrumpidamente desde la mañana a la noche, por lo que siempre es buen momento para tomarse una crepe. La sangría de vino o cava es una de sus especialidades y cuenta con ensaladas y revueltos

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La Creperie Petite Bretagne es uno de los negocios más veteranos de la calle Riego de Agua de A Coruña (con entrada también por la Marina). Abrió en esta ubicación en 1993, pero antes, en 1990, se estrenó en el Rincón Verde del centro comercial de Cuatro Caminos, el único de la ciudad en aquella época.

Inés Cabezas es una de las socias de la Creperie Petite Bretagne, y está al frente del restaurante con otros socios como Gela, Cristina y Alba. Destaca que siempre ha sido un negocio familiar que abrieron varios hermanos con sus parejas y con el tiempo se añadieron hijos de los socios hasta que acabaron implicados tíos, sobrinos y primos.

El establecimiento abre ininterrumpidamente de 10:00 a 23:00 horas ofreciendo crepes y se presenta como "una pequeña Bretaña en Galicia" y forman parte de la oferta a su vez ensaladas, revueltos y platos estrella como el bacalao a la portuguesa.

De lunes a viernes cuentan con menú que incluye crepe y ensalada. El secreto de una buena crepe, apuntan que se basa en "buena materia prima, una buena plancha, alguien experimentado y profesional y una masa fina y tostada". Los ingredientes principales son: leche, huevo y harina.

Ensalada Cantonesa o crepe Celta

Una crepe.

Una crepe. Instagram

Las grandes triunfadoras son las crepes dulces a base de chocolate elaborado con cacao puro. Se les puede añadir almendras, frutas y también se preparan flambeadas, además de que los clientes pueden escoger ingredientes y crear la suya propia.

Entre las saladas, la mayor demanda se concentra en la completa, que lleva jamón huevo y queso; y también triunfa la Celta, con chicharrones, queso del país y mermelada de tomate que se presenta enrrollada. Una tercera destacada sería la de bechamel, espinacas y queso.

Una de las últimas en llegar ha sido la Rústica, con rúcula, queso de cabra, cebolla caramelizada y pollo y muchas incluyen carne picada, como la especialidad que lleva este ingrediente principal o pisto, acompañada de queso y un toque picante y se sirve con nachos.

De las ensaladas, la más destacada es la Cantonesa con base de varias lechugas, nueces, kiwi, aguacate y queso roquefort aderezada con salsa de yogur. Cuando comenzaron como restaurante en La Marina uno de los platos que se añadió es el bacalao, que no se ha movido de la carta en 30 años.

Comedor del restaurante.

Comedor del restaurante. Quincemil

Entre los revueltos, los principales son el de espinacas y langostinos o el que incluye grelos y jamón y la carta ofrece como opciones postres como helado de chocolate y nata, compota de manzana, yogur o tartas caseras de queso, limón y arándanos, oreo o piña. 

La sangría es la especialidad en bebidas y disponen de sangrías de vino, cava, sidra y albariño. El ticket medio es de 20 euros que abarca, por ejemplo, un plato de cocina y una crepe o varias crepes para compartir.

La ambientación va acorde con el inmueble clásico en el que se encuentra el restaurante con lámparas pequeñas en cada mesa que aportan calidez al ambiente, además de un rincón instagrameable con fotos antiguas que muestran como era la ciudad hace décadas.