En la pastelería Gascón del número 12 de la carretera de Castilla, en Ferrol, se trabaja desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche entre dulces, moldes e ingredientes de todo tipo. Rosina Rubio y su marido Pedro García Espasandín tomaron el mando de este negocio familiar hace 20 años cuando los padres de ella se jubilaron. "Ese es el horario normal, en Semana Santa o Carnaval echamos más horas y en Navidad casi vivimos aquí", dice Rosina casi sin inmutarse.
"Para mí es una forma de vida, mi hermana y yo hacíamos los deberes y merendábamos en la trastienda, pasábamos aquí la tarde. Esta pastelería se ha convertido ya en una parte muy importante de mi vida", asegura. "A mí esto me encanta, pero entiendo que es un sacrificio, vives prácticamente para trabajar".
Una vida entregada a la pastelería Gascón que tiene su recompensa, pues tanto ella como su familia han tenido la suerte de acompañar a los clientes en sus instantes más importantes. "Agradezco mucho que podamos estar en los momentos más felices" de las personas que escogen este negocio para adquirir postres que endulcen una celebración o un encuentro familiar. "Este es un trabajo muy agradecido porque desde Gascón participamos de sus alegrías".
Lo hacen desde hace 120 años, cuando la marca Gascón se posicionó en Ferrol como referente en repostería. Su bisabuelo, Francisco Gascón Gaspar, de Zaragoza, cursó en su tierra natal estudios de pastelería en una prestigiosa escuela y al terminar, en 1904, se instaló en la ciudad naval para iniciar su proyecto de vida como pastelero cuando Ferrol crecía como urbe modernista e industrial.
Lo hizo en un pequeño local en la planta baja del hotel Ideal Room, en la plaza de Armas, y posteriormente inauguró en el Cantón la pastelería El Petit Ideal. Rosina cuenta que años después su bisabuelo traspasó el negocio a uno de sus empleados, pero un tiempo después quiso volver a hincarle el diente a la pastelería para incorporar ideas nuevas que le llegaban de Francia y de otros puntos de España, por lo que en 1929 inauguró en la calle Real la Confitería Gascón.
Expansión hacia la carretera de Castilla y tarta propia
Hace 60 años la hija de Francisco decidió expandir el negocio a la carretera de Castilla. Tuvo dos hijos y con el tiempo uno se quedó con el negocio de Real y el otro con el de Castilla. Desde hace más de 40 años son empresas independientes, apunta Rosina.
Así llegó José Rubio, el padre de Rosina, a asumir el rumbo de la pastelería de la carretera de Castilla, en la que puso en marcha una escuela de repostería en la que durante años se impartieron cursos para desempleados. "Mi hermana y yo hacíamos aquí por la tarde lo mismo que cualquier niño en su casa, veníamos con mi madre y pronto empecé a ayudarles". Luego lo hizo con su marido Pedro, que dejó la Armada para entregarse a la pastelería "y ahora es un gran pastelero", afirma Rosina orgullosa.
Allí su padre creó hace unos 25 años la tarta de Ferrol, la ‘Castiñeira’, un delicioso postre a base de castañas, almendras y marrón glacé que en 1994 recibió la insignia de oro de la ciudad, explica satisfecha la hija del artista. "La antigua asociación de confiteros organizó un concurso para crear una tarta de castaña y ganó lo que hizo mi padre". Un padre, por cierto, que además de excelente pastelero fue también artista. Es el autor del monumento ‘Pequeño cofrade’ de la calle Real —conocido popularmente como ‘Capuchoncito‘— y de la escultura Mulleres Falando, frente al edificio de la Xunta, entre otras piezas. De hecho, eran conocidas sus figuras elaboradas a base de chocolate.
La pandemia, relata Rosina, les obligó a cerrar la escuela y al reabrir optaron por dedicarla exclusivamente a la elaboración de bombones y turrones. Allí preparan estos deliciosos postres para vender en su negocio Gascón de la carretera de Castilla y también para surtir a pastelerías de fuera de Ferrol, de la zona norte de España. Además, una vez al año celebran un curso de bombonería con la participación de algunos de los pasteleros más prestigiosos del sector.
Especialistas en bombones, tartas y la ‘Castiñeira’
Tras 120 años de trayectoria Gascón, el negocio de la carretera de Castilla ha pasado de preparar todo tipo de dulces a especializarse en la elaboración de tartas, bombones y su producto estrella, la ‘Castiñeira’, aunque a veces aprietan el ritmo según el calendario para preparar postres típicos de Navidad, Semana Santa o Carnaval. "No damos abasto, tenemos mucho trabajo, y hemos optado por reducir un poco la oferta".
Aún así, la pastelería de la carretera de Castilla sigue llamando la atención por sus productos. "Tenemos un abanico muy grande de consumidores, desde personas mayores que vienen a por tartas y bombones hasta niños que no perdonan un dulce".
La afición por el producto de pastelería sigue vigente, "cada vez tenemos más clientes, la pena es que cerraron muchas pastelerías", dice con tristeza. "Antes había muchas más pero han ido desapareciendo".
La suya podría cambiar en breve de dueños, pues Rosina y Pedro están abiertos a una oferta de traspaso. Entienden que a golpe de esfuerzo y trabajo entregaron lo mejor de ellos mismos a sus clientes y creen que ya es hora de hacerse a un lado.
Por suerte, se retirarían con el placer de saber que miles de personas de Ferrol y comarca se pusieron en sus manos para endulzar buena parte de los instantes más importantes de su vida.