En un bajo de una casa que mantiene el espíritu marinero del barrio pescador que fue el Orzán está O Cachivache. Un bar que esconde lareira y donde Miguel Queiro sirve copas y cañas y que cada jueves a medianoche se llena de magia pagana con el ritual de la queimada.
Algo representativo de Galicia y su folclore, que Miguel ha convertido en la seña de identidad de este bar de la calle Orzán. Confiesa que tuvo maestros en estas lides. Viene de Vimianzo y tiene algo de celta por su pelo anaranjando. "Mis abuelos eran de aldea", revela, e insiste en que aprendió mucho hablando con los mayores por la geografía gallega.
Sabe cuál es la diferencia entre meigas, a las que convoca, y meigallo, al que hay que ahuyentar. Ahora, tras muchas noches entregado a sus clientes en O Cachivache, se plantea traspasar el local, con la condición de que mantenga su alma y siga siendo un referente de la tradición de la queimada en A Coruña.
¿Cómo te metiste en esto?
Tengo la hostelería metida en la sangre, desde los 16 años. Hice hostelería y luego turismo. Pero finalmente elegí hostelería. Empecé teniendo discoteca, bar, pub… y acabé con O Cachivache que es el niño de mis ojos. Bueno, el niño no, es mi padre. Porque El Cachivache me dio muchas amistades y algo que, aunque banal, no deja de ser importante: me dio estabilidad económica. Y también muchas noches alegres.
¿Cuál es el origen de este local?
En el 2002 entré en este local cuando tenía otro nombre, colaborando con un amigo. En febrero de 2003 ya era mío, me lo traspasaron y le di un aire nuevo, aunque el local ya tenía un encanto de casa marinera. Sé que fue una antigua quesería y un comercio.
¿Por qué Cachivache?
Porque guardaba muchas cosas aquí dentro. Amigos pintores dejaban obras por aquí, había muchas cosas colgando del techo. Ahora ya quité muchas, cuando hice la reforma para insonorizar el local.
¿De dónde te viene lo de la queimada?
Es una cosa que me interesa, los rituales que se perdieron, que incluso fueron censurados. Mi maestro fue Fernando, y a partir de ahí fui investigando. Lo conocí cuando fui a trabajar a Cervo, una aldea preciosa. Fernando tenía una casa de comidas y allí solía hacer queimadas. Le pedí que me enseñase. De hecho, en un determinado momento, al principio, me planteé que pudiese ser un lugar donde
¿Qué tiene una auténtica queimada?
Lo fundamental, el fuego, que representa el elemento purificador y el canto, que es como se le llama al recitar del conjuro. Hay distintos tipos de canto. Por ejemplo cuando alguien muere hay que recitar un conjuro diferente y lavarse al revés; se hace para quitar el "mal de cuerpo", que se llama. Son una serie de elementos que ayudan a espiritualizar el ritual. Otra cosa muy importante es cubrirse la cabeza con el carozo, que esta hecho de pajas. Entre los ingredientes, no puede faltar la pela de limón, que representa el envoltorio del alma.
¿Hay veces que se frivoliza?
Sí, analizando la tradición explica el proceso de una determinada manera. Por ejemplo, hay que hacer una introducción: se toca la pandereta, para llamar a las hadas, y se hace sonar el cencerro para ahuyentar a los malos espíritus. El uso de las hierbas tiene todo un significado. La flor del Fiuncho cuando la llevas en el pecho es protectora. Y es algo que tiene sentido porque ahuyenta a los mosquitos, a las plagas. Sirve para abrir las vías respiratorias.
¿No analizaste tu ADN para certificar tus orígenes celtas?
(Risas) No, aún no. Quiero mandar primero a analizar el ADN de mis tías maternas, y así saber si es verdad que hay algo de nórdico que me llega por esa línea.
¿Una anécdota?
Un día que estaba el sitio tranquilo, a un cliente se le cayó un ojo. De cristal. Y una clienta me empezó a hacer gestos: "Miguel, mira", me decía señalándome el suelo para que buscase el ojo perdido. En otra ocasión prendió fuego el traje de pajas que me pongo para hacer la queimada, y hubo que tirar la preparación, porque la tradición dice que si pasa eso es porque no se cumple con el carácter purificador del ritual.
¿Y el futuro del Cachi?
Estoy planteándome dar el relevo. Han sido muchas noches de trabajo, muchos fines de semana, muchos puentes…y ahora estoy muy metido en mi negocio de casas de turismo rural. Gestiono varias casas, además de dos que tengo en propiedad. Me va a venir bien dejar la noche, que tiene bastante de estresante. Por ahora no tengo nada cerrado; hay un par de propuestas encima de la mesa que se tendrán que concretar a principios del año que viene.
¿Pondrás líneas rojas?
Sí, la verdad que no me gustaría que se perdiera la tradición de la queimada. Seguiré viniendo, y me gustaría poder seguir haciendo la queimada y sobre todo que se mantenga el alma del local.
Como buen hostelero…
Para beber ¿queimada?
Puede ser la queimada, pero mi bebida preferida es el vino. Rioja.
Un plato para recuperarse de una queimada?
Un caldo, y la verdad es que me gustan todos. El de berzas, el de repollo, el de grelos…
¿Música para O Cachivache?
Mercedes Peón, la pongo siempre y me acompaña en las queimadas. Me parece una artista muy creativa, que ha logrado evolucionar la música tradicional hacia diferentes estilos.
¿Una visita especial?
Hemos tenido muchas. Pero diré la de Coque Malla, que vino un día después de un concierto. Lo vi muy cercano, estuvo aquí horas hablando, hasta el cierre. Le cogí cariño.
Si no fueras gallego… ¿te gustaría ser irlandés?
Sí, irlandés, escocés, incluso francés. Me parece que es gente que sabe conservar lo suyo, con una sensibilidad especial por su cultura. Y los ingleses, que me parecen muy creativos.
Termina la frase: "Meigas…"
Vinde a min (risas).