Abrir un bar para poner la música que te gusta y ver más a los colegas es una de las metas vitales que muchas personas se fijan en algún momento y muy pocas acaban cumpliendo. Sin embargo, ese propósito motivó en 1997 a Isra, Moncho y César para coger una vieja cafetería, de las de toda la vida, de la calle Emilia Pardo Bazán.

Con el tiempo, se quedaron solo Moncho Rey e Isra Cubillo. El primero procedía de la hostelería y el segundo de la Armada. Ahora ya son conocidos por muchos y El Antiguo es un referente de la calle Emilia Pardo Bazán. Un lugar que nació sin ninguna especialidad, tal y como admiten sus dueños, y que se ha ganado con el tiempo el cariño de todo un barrio.

Entro en el local y suena Dylan de fondo. Esa noche está Isra, conocido también por su faceta como fotógrafo. De hecho, muchas veces se guarda tras la barra su cámara y su portátil. En El Antiguo hay espacio para el arte. Nada está dispuesto de manera aleatoria. Ni siquiera una vieja chocolatera dorada que nunca llegó a funcionar.

Isra Cubillo nos cuenta la historia de su local, con 23 años a las espaldas. Lo define como un sitio tranquilo, en el que tomar algo tras un largo día de trabajo. Buenos gintonics, buen café, unas cañas bien tiradas y buena música (no acepta peticiones). Un lugar, como la ciudad, en el que nadie es forastero.

"Ya un clásico" en Emilia Pardo Bazán

¿Cómo surgió la idea de abrir El Antiguo?

Pues Moncho ya venía de la hostelería y yo había trabajado en el bar de un amigo. Nos surgió la oportunidad de coger este local. Nos encantaba esta calle y nos sigue encantando hoy en día. Tuvimos la suerte que desde el principio nos funcionó muy bien. Huimos de ese concepto de bar de moda y siempre hemos intentado llevarnos bien con el vecindario.

¿Cómo era esta zona cuando cogisteis el local?

No había nada. Fuimos de los primeros locales en abrir y uno de los que se mantienen. Había dos o tres bares, como el Gasógeno o La Hacienda. Han cerrado y abierto mil locales en estos 23 años.

¿Cómo fueron aquellos primeros años?

Tuvimos la suerte de que empezamos muy bien. Enseguida caímos bien en el barrio y gustaba lo que hacíamos. Teníamos unos referentes, unos bares que nos gustan, como el Filloa, el Taller o el Penique.

¿Siempre tuvo el mismo concepto el bar?

Sí, un bar de café y copas. Llegamos a abrir por las mañanas, incluso. Pero con el tiempo nos fuimos decantando al café de por la tarde y a la copita de media tarde. No tenemos tapas, así que el viene, lo hace a tiro fijo. Viene mucha gente a primera hora de la noche, a tomar unas copas después de cenar. Para que veas, tenemos licencia hasta las 4.30 horas y cerramos a las tres. No nos gusta dar la nota y eso se nota porque todos los vecinos nos saludan al pasar.

¿Cómo ha cambiado la zona en estos años?

Es que yo no he notado un crecimiento abismal. No lo noto. Sí que hay restaurantes buenos, de nivel, pero creo que siempre hubo. Yo considero que está bien así y que esta es la calle más bonita de A Coruña. Sí que a lo mejor ahora hay más tipos de negocios, como anticuarios o tiendas de diseño. Tampoco quiero que se ponga más de moda la calle.

Pero sí que es una zona con su público.

Pero eso no quita que sea muy de barrio la zona. Vas por la calle y saludas a todo el mundo. Es cierto que se renueva el vecindario. Ahora hay mucha gente de Inditex. Lo cierto es que estoy comodísimo aquí. Siempre lo he estado.

¿Cómo es el tipo de cliente de El Antiguo?

Es un poco inclasificable. Aquí pasan políticos, abogados, gente del mundo del cine… También viene el albañil que hace la reforma del cuarto de baño de enfrente, le mola el local y se vuelve por la noche con su pareja. Hay esa mezcla que me encanta. Es un bar muy democrático y de cero postureo. Tenemos un ambiente tranquilo, con música baja. En 23 años ha pasado por aquí media Coruña.

"Es un bar muy democrático y de cero postureo. Tenemos un ambiente tranquilo, con música baja"

Isra Cubillo

¿Qué es lo que engancha a la gente de este local?

Pues que es un sitio tranquilo, nada expuesto. Nacimos sin ninguna especialidad. Me apetece que la gente esté tranquila aquí, tomando la primera copa de la noche. Hay buena música también, es algo que mimo muchísimo. Investigo mucho las novedades. Tengo una colección de 4.000 discos. Además, tenemos conversación con nuestros clientes. Muchas veces el cliente viene buscando hablar con alguien.

¿De dónde viene el nombre?

Fue cosa de mi socio. Me gustó desde la primera vez que lo oí. No nos gusta lo moderno, por así decirlo. Recuerdo que contratamos publicidad el primer año en una revista de tapas y copas y les dije que pusieran la frase: "Algo más que las mejores copas, ya un clásico". Con dos cojones. Y han pasado ya 23 años.

¿Qué día es el más fuerte de la semana?

El viernes por la noche. Ya por la tarde, incluso. Los sábados ya son más volátiles. Los viernes se junta aquí mucha gente.

¿Y la media de edad del cliente?

No te podría decir. Hay de todo. De 30 a los 70 años. Hay gente de más de 70 que se viene a tomar una copa el fin de semana.

Dices que nacisteis sin ninguna especialidad. ¿Ahora tenéis alguna?

Siempre hemos mimado las cuatro cosas que hacemos. Primero, un buen gintonic. Cuando nadie los servía como ahora, nosotros ya los teníamos. Llegamos a tener 250 ginebras. Segundo, la caña bien tirada, a la madrileña. Tercero, el café bien hecho. Y cuarto, una buena música de fondo.

Eres fotógrafo. ¿Cómo concibes la decoración del local?

Siempre me ha interesado. Hay muchas fotos mías y después tenemos una pequeña colección de artistas, la mayoría locales. De hecho, llegamos a hacer exposiciones. Osadía la mía ponerme a hacer de comisario de exposiciones con 23 años. Pienso ahora en cosas que tuve colgadas aquí y me dan ganas de llorar. Me cansé de tener que cumplir con compromisos y dejé de hacerlo. De hecho, tengo un blog con fotos que les hacía a los clientes desde detrás de la barra.

"Cuando nadie servía gintonics como ahora, nosotros ya los teníamos. Llegamos a tener 250 ginebras"

Isra Cubillo

¿Qué es lo más raro que te haya pasado aquí?

Me pillas en fuera de juego. Hay muchísimas anécdotas. Demasiado personales la mayoría. Una de las características del bar es la discreción. Si alguna vez lo dejo, igual escribo un libro.

¿Hay momentos especiales a lo largo del año?

El último fue el de los Piezas Escogidas. Los vecinos acabaron encantados, porque no era un público que se juntase para un concierto, sino gente de arte y de antigüedades. Lo petamos bastante y la fiesta posterior fue total. Una experiencia cojonuda que la gente ya me pide que repita, pero me dejó agotado.

¿Cómo afrontáis el futuro?

Queremos seguir en la mismo línea y que haya a mejor todo. Seguir teniendo nuestro público y poder seguir poniendo música.

Como buen hostelero

¿Qué grupo pondrías al llegar al local?

The War on Drugs. Me parece un grupazo.

¿Qué ginebra le recomendarías a un cliente?

MG.

¿El día del año que más disfrutes viniendo a trabajar?

Nochebuena por la tarde o Nochevieja.

¿Tu foto favorita que hayas hecho en el bar?

La de un cartel antiguo que mantenemos en el almacén

La foto favorita de Isra Cubillo.