La calle Real cuenta desde esta semana con Buenasuegra, una "nueva inquilina" en forma de restaurante de dos plantas que va a dar mucho que hablar y no va a dejar a nadie indiferente. Esto es debido a su apuesta de fusionar buena comida a base de productos locales con un toque venezolano y copas y cócteles amenizados con la selecta música de dj’s en directo. Los responsables de este nuevo negocio surgido en estos tiempos difíciles son Michelle Clemente Escotet y Alejandro César Míguez Escotet, dos sobrinos del propietario de Abanca, Juan Carlos Escotet, que reconocen que afrontan este reto con optimismo y con la intención de ofrecer a la ciudad herculina una nueva modalidad de ocio. En dos semanas aproximadamente estará abierto al público pero de momento sólo atienden con reserva previa.
Míguez describe su negocio como una propuesta que se encuentra entre los establecimientos coruñeses Samaná y Soho y que se basa en los productos locales con mercancías de kilómetro cero, es decir, "que provengan de lugares que no estén a más de 100 kilómetros del Buenasuegra". "Proponemos una mezcla de lo tradicional con lo internacional, queremos apostar por la noche, los cócteles y las copas. Todo acompañado de una selección de música bien realizada donde contaremos con dj coruñeses y locales en directo para animar la velada y dar buenas vibraciones al local", explica el emprendedor.
El establecimiento tiene dos espacios diferenciados: la planta de abajo, que está más orientada a copas y la de arriba, destinada principalmente a la función de restaurante y que está preparada para acoger también eventos privados. "Si tenemos buena aceptación podemos crear iniciativas como eventos temáticos en días señalados con invitación como por ejemplo por San Juan o el Día de los Muertos", cuenta Míguez, a lo que añade que "su propuesta gastronómica combina muy bien con los maridajes de los cócteles". "Este estilo de comer, escuchar buena música y luego quedarse a tomar una copa hace que nos sintamos identificados con locales madrileños donde esta modalidad de local ya está muy asentada", dice.
Platos pensados para compartir con toque internacional
Míguez es venezolano y ha querido trasmitir la esencia de sus orígenes a la variada propuesta gastronómica del Buenasuegra. Entre las delicias que se pueden degustar se encuentran las alitas York (una propuesta americana-jamaicana con un nivel de picante a la elección del comensal que oscila entre el 1 y el 5), platos latinoamericanos como las arepas, los tacos, la costilla de vaca, el ceviche o el chili crab de nécoras con pan bao (un guiño hacia Japón pero con influencias de Boston, donde se formó Míguez).
En cuanto a los cócteles, el local cuenta con un bar manager con experiencia en locales punteros de Turquía y otros establecimientos de renombre a nivel internacional y cocteleros que elaboran bebidas "fáciles de asimilar". De entre la oferta de copas destaca la Caipiruva (una caipirinha diferente con sabor a uva), el Amaretto Sour, el mojito de fresa y canela, el "gallego negro" o el "que chova chupito".
El Buenasuegra también ofrece menús que se pueden adaptar a las necesidades de cada momento y cliente: el menú picoteo (patacones con salsa guasaca, tosta de steak tartar de vaca gallega u ostra abierta al vapor con pico de gallo), menú mesita (que se sirve sólo en horario de restaurante y que ofrece platos como tiradito de bonito marinado con ajo blanco de pistacho y salsa teriyaki o empanada de millo rellena de cochinita pibil) o plato de suegra (de lunes a jueves al mediodía con propuestas como garbanzos con hortalizas frescas y salsa de yogur y menta o quinoa con verduras al vapor, aguacate a la plancha y mango).
Decoración "minimal" y un espacio para "ser auténtico y original"
Míguez explica que su local está abierto a que "entre cualquier persona sin tener que vestirse de una manera determinada" e invita a los clientes a ser "auténticos y originales". "Esta propuesta está pensada sobre todo para un público adulto, contemporáneo y trendy. Personas independientes con salario propio que quieran pasarlo bien y tomar un trago sin que les duela el bolsillo", comenta Míguez.
La decoración, según el responsable del Buenasuegra, es "minimal, con elementos como madera, chapa metálica y flores (que también están en el tapizado)". "Queremos integrar un espacio neutro donde nosotros con la marca generemos color, vibra y actitud", apunta Míguez, a lo que añade como punto fuerte del Buenasuegra que en la segunda planta disponen de una mesa grande que genera el concepto de "comer en familia". "Se trata de un lugar donde se comparte mesa con la persona de al lado sin estar incómodo porque la mesa es alargada y cada quien puede convivir en el espacio con los demás", cuenta.
Los precios "están abiertos a muchas posibilidades y personas" y la intención principalmente es "darse a conocer y ofrecer buen producto" (una comida para compartir cuesta aproximadamente a partir de 20 euros por comensal). A su vez, de cara a la apertura total al público en pocos días, el responsable de Buenasuegra está ultimando todos los detalles, como por ejemplo las entradas y salidas, que se harán por la calle Real y por La Marina respectivamente. Además, el emprendedor reconoce que la calle Real es una localización que beneficia al negocio porque es "muy icónica y transitada" y asegura que ha apostado por A Coruña para montar su primer restaurante porque la considera una ciudad "con potencial y capacidad de crecer".