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Las fiestas de Navidad están a la vuelta de la esquina, con su cantidad reglamentaria de pequeños festines familiares, cenas copiosas entre amigos y, sobre todo, muchas ganas de disfrutar alrededor de una mesa tras unos años más complicados de lo habitual. Eso sí, estas fiestas no son precisamente ligeras, y suele ser una época donde todos cogemos ese par de kilos de más. Sin embargo, contamos con la suerte de tener a mano una selección inigualable de verduras y productos de la huerta que harán que estas navidades sean menos “pesadas” de lo habitual.

Las condiciones climatológicas únicas de Galicia siempre han sido un elemento clave para la evolución y perfección de los cultivos de la zona. Pocas poblaciones pueden presumir de una variedad y de una calidad similar en la mesa: desde patatas, grelos o acelgas hasta pimientos de Herbón, castañas o fabas de Lourenzá. Se tratan de alimentos icónicos gracias a su origen, historia y presencia en la cocina gallega, pero no son los únicos “regalos” que podemos disfrutar de la agricultura patria.

También debemos dirigir la mirada a productos más olvidados a la hora de recordar la fantástica producción de los campos gallegos, como las zanahorias, las berenjenas, las cebollas o los puerros. No hay que olvidar que se trata de alimentos que también alcanzan su máximo potencial gracias las condiciones únicas que proporcionan nuestras fronteras, y que resulta delicioso apreciar durante su época de temporada., como es el caso de los puerros: ¿conoces todos sus detalles?

Un producto único, primo de la cebolla y del ajo

Si hablamos de productos comunes en la cocina gallega, es imposible no mencionar la cebolla y el ajo (de hecho, la elaboración de platos “a la gallega” es, en resumidas cuentas, una ajada). El puerro comparte similitudes con estas dos hortalizas, ya que las tres pertenecen a la familia de las Lililáceas, de donde también vienen sus “derivados” como el cebollino o la chalota, pertenecientes a la familia Allium. Se caracterizan por los bulbos o engrosamientos subterráneos del tallo (algo fácilmente visible en cebollas y ajos), aunque en el caso del puerro es mucho menos.

Los puerros pertenecen a la misma familia que los ajos y las cebollas, de ahí que en la Antigüedad el puerro recibiese el nombre de “ajo de oriente”.(Fuente: Unplash)

Discernir el origen exacto del puerro es un tanto complicado, ya que se trata de un alimento muy importante cultural y económicamente a lo largo de la historia para diversas civilizaciones. Se cree que su nacimiento engloba la zona de Egipto, Mesopotamia, Turquía e Israel, ya que existe la certeza que se cultivaba en el 4000 a.C., aproximadamente. En la Antigua Roma se comenzó a extender su cultivo (se le llamaba “ajo de oriente”), y se convirtió en un alimento muy común. Se dice que incluso el emperador romano Nerón era un entusiasta de las cremas y sopas de puerros. Fueron también los romanos los que llevaron el puerro a Gran Bretaña, donde también tuvo muy buena acogida.

En la Edad Media el puerro siguió extendiéndose y gracias a su facilidad de cultivo (se trata de una especie muy resistente), ayudó a satisfacer a muchas bocas hambrientas de la época. También era apreciado por la cultura gala como un elemento mágico y protector e incluso se apreciaba su uso medicinal para combatir enfermedades y pestes. Actualmente, los mayores productores de puerros se encuentran en Bélgica, Holanda, Francia, Alemania, Polonia y su supuesto país de origen, Turquía.

En el caso de España, el puerro triunfó en lugares como Segovia, Cádiz o Valladolid (algunas de las zonas que más puerro producen). En el caso de Galicia, la introducción del puerro fue más tímida, pero no menos importante. De hecho, poco a poco, este tipo de cultivos se ha ido extendiendo por el norte de España, ya que se trata de un cultivo que resiste bien y que  aprovecha las condiciones climatológicas de esta zona.

Cómo comprar, aprovechar y conservar el puerro gallego

El puerro es un alimento que se cultiva en primavera y se cosecha, aproximadamente, de septiembre a febrero. Los cosechados en invierno son los de mayor tamaño y cuentan con un sabor más fuerte. Aunque existen también los puerros de verano, estos son más pequeños, con un sabor más suave y suelen contar con una consistencia más leñosa.

A la hora de cocinar con puerros, debemos asegurarnos de limpiar bien sus impurezas, ya que suele quedarse algo de tierra entre sus capas(Fuente: Pixabay)

A la hora de comprar un buen puerro gallego, debemos cerciorarnos de su lugar de origen, y prestar atención a su aspecto exterior. El tallo de un puerro de calidad debe ser de color blanco y con un tronco recto, consistente y duro, sin imperfecciones muy acusadas ni marcas que puedan estropear el producto (un tallo hinchado no es buena señal). Las hojas deben mostrar un color verde oscuro brillante, por lo que debemos evitar puerros con hojas amarillentas, dañadas, descoloridas o blandas, ya que eso indica que no está en buen estado.

Al tratarse de una verdura con “capas”, puede que nos encontremos con pequeñas dificultades a la hora de lavarlo, ya que puede tener un poco de tierra entre las hojas y el tallo. Una solución muy efectiva es retirar las hojas (se pueden reservar para sopas o caldos) y hacer una incisión en forma de cruz desde el principio del tallo hasta la raíz, sin llegar a partirlo, lo que nos permitirá sacarle todas las impurezas y tierra que contenga.

Una vez comprados, los puerros aguantarán en el frigorífico bastante tiempo, hasta unas dos semanas. También podemos congelarlos (no más de tres meses), aunque en este caso lo mejor es cocinarlos sin descongelar, para que el sabor y la textura no se estropeen.  

Los puerros son muy versátiles en la cocina, y funcionan igual de bien en una empanada o en unas lentejas. Si a esto le añadimos que son súper beneficiosos para la salud… ¡vaya combo!(Fuente: Unplash)

El puerro funciona especialmente bien entre fogones, ya que su versatilidad sirve para realizar cremas muy sabrosas, sofritos consistentes, guisos reconfortantes o ensaladas con un toque diferente. Es un relleno ideal para empanadas y triunfará como guarnición de cualquier tipos de carne y pescado. Eso sí, debemos tener cuidado si lo consumimos en crudo, ya que puede resultar indigesto en grandes cantidades (si lo cocinamos no supone ningún problema).

Propiedades del puerro, el alimento que nos ayudará a controlar el peso

Las propiedades del puerro son increíbles, pero no hay trampa ni cartón. Su valor calórico es muy bajo, lo que convierte al puerro en un alimento imprescindible en cualquier alimentación. Se trata de un fantástico alimento dietético que además contiene grandes cantidades de potasio (favorece la actividad muscular). También cuenta con vitamina B (fortalece el sistema inmunológico), vitamina C (acción antioxidante, formación de colágeno y aumenta la resistencia a infecciones) y, en menor medida, vitamina A (esencial para la vista y el buen estado de la piel y los huesos). Además, como ayuda a estimular ciertos procesos metabólicos, es un buen alimento para tratar la obesidad.

Con semejantes propiedades, no es de extrañar que el puerro se utilizase con frecuencia para tratar diversas enfermedades y dolencias, especialmente aquellas relacionadas con el sistema digestivo. Es útil contra la depresión y el agotamiento físico, ya que nos ayuda a activarnos y favorece el movimiento sanguíneo, combatiendo así enfermedades cardiovasculares (ayudando a eliminar las placas de colesterol de los vasos sanguíneos). 

En definitiva, el puerro es un alimento que debe acompañarnos en la mesa durante todas estas navidades para cuidarnos como es debido. Un ejemplo más de la importancia de apostar y consumir los productos de nuestra tierra, que tantas veces nos regala “joyas” como el puerro, a tan solo unos centímetros de profundidad.