El centro de la ciudad de A Coruña está cada vez más lleno de propuestas de restauración, que crecen al ritmo de nuevas tendencias gastronómicas y con cartas más complejas, que proponen platos con cada vez más ingredientes y nombres rimbombantes. Una propuesta que hace las delicias de los turistas, pero también de los lugareños en busca de algo nuevo. En O’ Delito (calle de Tabares nº1 bajo) no hay nada de esto. Su compromiso es con la hostelería y el recetario de toda la vida. "Solo pretendemos ser un bar, ni gastrobar…", explica Lito Zas, el copropietario, a Quincemil.
Esta declaración de intenciones no significa que O’Delito sea un bar cutre, de esos con servilletas haciendo una alfombra en el suelo o con camareros con delantales llenos de lamparones. Es lo contrario, y todo gracias a que está regentado por un hostelero de toda la vida, que fue uno de los dueños del mítico Dublín de A Coruña y al que le gusta trabajar detrás de una barra. Una conjunción que no siempre sucede, pues la hostelería está llena de intrusismo, con profesionales de otros sectores que montan un local para ganar un dinero extra.
Esta esencia da como resultado un local que vive, sobre todo, de una clientela fiel, que ha seguido a Lito desde su época en el Dublín. Y que está formada por los vecinos y comerciantes del barrio, que van a O’Delito a desayunar y leer el periódico, a tomar el aperitivo o disfrutar del menú del día. "Esto no es un sitio de moda, aquí no vienen turistas", dice Lito.
Así, la propuesta de cocina del mediodía es uno de los puntos fuertes de O’Delito. Se trata de un menú cerrado, sin opciones a elegir, y compuesto por un primer plato, un segundo y un postre. Los pescados, el codillo, la tortilla de patata y, en general, las recetas caseras son los platos más exitosos. De hecho, una vez que llegue el frío, el cocido gallego es la estrella de los jueves. Una oferta que, además, elabora con proveedores de la zona y productos de calidad. Y tiene un precio de 12,50 euros, cuarenta céntimos más que hace unos meses. "Hemos tenido que subir el precio porque todo ha subido, he llegado a pagar recibos de luz de 2.000 euros", dice Lito.
El público y la carta de las tardes-noches cambia. Una selección de tapas especiales ameniza las cenas de una clientela más joven y quizá no tanto del barrio, pero que acuden a O’Delito para disfrutar de una noche tranquila, con un buen vino o cerveza. "El local está rodeado de viviendas y no queremos hacer mucho ruido y que haya problemas con los vecinos", relata le hostelero.
Una terraza escondida y con encanto
La guinda de esta propuesta hostelera es la decoración. La zona de la terraza, con un quiosco que abre por las tardes, está repleta de plantas, lo que da belleza y calidez. Mientras, el interior destaca por una decoración clásica: "Yo quería un local que envejeciera bien", cuenta Lito, pero que marida con obras contemporáneas de artistas como Diego Cabezas, Brandariz o el logo del local, que hizo Daniel Remeseiro.
Además, como detalle, las mesas del interior del local tienen el nombre propio de los locales de hostelería favoritos de Lito Zas pero que ya están cerrados. Algunos de ellos son: O Patacón, Bar Troncoso, Kopas, Xornes o QR.