Hasta mediados de los 90 se encontraba ubicada en la Rúa das Orfas la fábrica de chocolates Raposo. Tras echar el cierre hubo otros negocios que pasaron por el local, pero lo cierto es que hacía años que esas enormes cristaleras, que dentro acogían aun restos de lo que fue la fábrica, no reflejaban vida.
Y entonces, casi por arte de magia y para alegría de todos los santiagueses, abría hace escasos días Cacao, un multiespacio gastronómico de casi mil metros cuadrados con capacidad para 200 comensales. ¿El resultado? Gran ambiente acogedor, festivo… y primeros días de lleno total.
Te contamos por qué este lugar tiene la propuesta hostelera que faltaba Santiago. Entramos en Cacao.
Un equipo de primera
El proyecto está liderado por el grupo de restauración Los Carbones, compuesto por Salome Piquenque, Miguel Alvarez y Santiago Salgueiro, un "trío de ases" hostelero que ya está al frente de otros conocidos negocios en la ciudad tales como La Pepita Burger Bar, La Chida o La Central Gastronómica.
Completan el equipo Alberto Lareo como chef ejecutivo; Nacho Touriño y Alejandro Novo como jefes de cocina; José Ramón Lago e Ignacio Lluc como jefes de partida; Jesús Sáenz-Diez Rosón como jefe de sala/maitre; Alvaro Couselo Feáns como segundo jefe de sala/sumiler y Josinho Mera como coctelero.
Además el proyecto, que se emprendió junto con Hijos de Rivera, forma parte de la primera cervecería circular de Estrella Galicia, una iniciativa ecológica que prima la eficiencia energética y la economía circular. Aunque cabe destacar Cacao no es una cervecería, sino un gastrorestaurante con múltiples espacios y propuestas.
Siete espacios entorno a la gastronomía, cultura y sociedad
- Barra central: el primer espacio que nos encontramos en Cacao se trata de un lugar perfecto para tomarse unas cañas, un vino o un coctel justo antes de pasar a sentarse para comer.
- Gastrobar: alrededor de la barra central girará un espacio casual con varias mesas para tapear y degustar platos para compartir.
- Pulpería: se trata de una zona sobre una Lareira que propondrá distintas propuestas alrededor del pulpo y también de las ostras.
- Sala de máquinas: exposición de las antiguas maquinas de la Fábrica de Chocolates (molinos, mezcladoras, envasadoras…) alrededor de una cocina a la vista del comensal.
- Brasería: restaurante especializado carbón, con carnes y pescados a la brasa. Este espacio abrirá sus puertas el 9 de diciembre y propondrá a los comensales menús navideños.
- Terraza: Jardín interior de 300m2 que une todas la estancias, ideal para tomar algo, tapear, o disfrutar de una copa, y donde se celebraran eventos musicales y culturales.
- Tostadero: espacio Reservado en el antigua sala de en el que se tostaba el cacao, ideal para eventos, fiestas y celebraciones privadas con capacidad de hasta 32 personas.
Un proyecto que respeta el pasado histórico
Nos cuentan los gerentes de Cacao que el proyecto de interiorismo fue desarrollado por Rafa Espiño, de Estudio Treintaiuno. "Se rescataron elementos originales propios del local", explican, "nuestra intervención fue sutil porque es un local histórico". De hecho, se conservan las 14 máquinas de la antigua fábrica: molinos, mezcladoras, envasadoras… e incluso la tostadora del cacao.
Además destaca la llamativa decoración que sirve de homenaje a toda aquella gente que se fue "a hacer las Américas", y es por ello que tiene toques coloniales e indianos. Todo un espectáculo para la vista.
Que el nuevo local respeta a su predecesor es algo que se ve hasta en el nombre: Cacao. "Queríamos hacer un guiño a la actividad de la antigua fábrica de chocolates", explican "y claro, el cacao es la ya principal materia prima". Un gesto que sin duda emocionará a toda esa generación que, en las épocas más difíciles de antaño, iba eventualmente a la fábrica a comprar algún dulce.
Antes de salir de Cacao, hemos preguntado a la gerencia por la aceptación de estos primeros días de apertura y afirman que "Ha sido espectacular, la expectación era grande pero nos ha superado". En realidad la respuesta era fácil de intuir, solo hacía falta fijarse en la cantidad de ambiente que esa vieja fábrica reunía los últimos días. Todo el mundo quiere disfrutar de Cacao.