"Buen trato con un buen café". Estos son los sencillos secretos del éxito del Café Ártabro de A Coruña, que ostenta el título de ser una de las cafeterías más antigua de Galicia, dado que abrió antes de la Guerra Civil, en 1929, y continúa al pie del cañón en la calle Santa Catalina número 10. En estos 95 años, seis décadas ha estado dirigido el negocio por el padre del actual gerente, Jesús Alberto Blázquez, que empezó con 16 años. Su hijo actualmente tiene 51 y lleva 24 tras la barra continuando el legado familiar (su abuelo fue quien abrió el Ártabro, donde antes se ubicaba una tienda de sombreros propiedad del abuelo de Agulló, exjugador del Deportivo).
Entre los clientes ilustres de la cafetería se encuentran personalidades importantes de diferentes épocas como el político y abogado gallego Casares Quiroga, el conde de Fenosa, Pedro Barrié de la Maza; el fundador de Inditex, Amancio Ortega, que junto a su hermano acudía para jugar a las cartas (en la época en la que estaba al frente de Confecciones Goa, dedicada a la fabricación de batas de boatiné); constructores como Jove o Soto, el político y jurista Romay Beccaría y hasta el Rey Emérito, Juan Carlos I de España.
Es a su vez uno de los locales que más temprano abre en la ciudad herculina, a las 06:45 (antiguamente a las 06:30 horas) para así satisfacer la demanda de sectores con horarios nocturnos como enfermeras, trabajadores de la limpieza, taxistas o personal de seguridad. El horario completo es de 06:45 a 13:30 y de 16:00 a 20:00 horas.
En este tiempo solo se ha hecho una reforma aprovechando que en el inmueble donde se ubica el establecimiento, que tiene 150 años y está protegido por patrimonio, hubo que colocar vigas para que la estructura no se viniese abajo a causa del deterioro ocasionado por el paso de los años. Uno de los aspecto más curiosos es la amplia barra de la que goza el Café Ártabro, de llamativas dimensiones, y creada de esa forma específica porque en sus primeros años eran habituales las reuniones de banqueros en grandes grupos de pie mientras consumían. El material del que está hecha es madera africana y el suelo del local es mármol de Macael (Almería).
Símbolo celta, churros Bonilla y clientela fiel
El nombre de la cafetería se debe a que los primeros clientes fijos fueron los integrantes del equipo de hockey Ártabro, además de un guiño al Golfo Ártabro, la denominación que Otero Pedrayo otorgó a las rías de A Coruña, Betanzos, Ares y Ferrol. Un escultor de la zona hizo una manilla para la puerta del local en la que colocó al azar un símbolo celta, que gustó tanto al abuelo del actual propietario que se plasmó en la cristalera como símbolo del Café Ártabro.
La llegada de Blázquez al negocio hostelero (estudió empresariales) se debió a una grave situación sobrevenida en su familia, el cáncer detectado a su padre, que durante los meses que duró su tratamiento le enseñó a su hijo todo lo que sabía sobre el negocio. "Aprendí en tres meses lo que un camarero aprende en 20 años", explica el actual gerente, satisfecho de que en aquel momento tanto la cafetería como su padre saliesen adelante. La madre y hermana de Blázquez también han trabajado en el local y a él, si continúa con sus planes, le queda poco tiempo detrás de la barra porque la cafetería está en alquiler y se traspasará a alguien que quiera continuar con el negocio tal y como está desde hace décadas.
Los churros Bonilla y las tapas de tortilla estilo Betanzos son un clásico del negocio y el dueño rememora que antiguamente en el Ártabro "se vendían unos 1.000 churros en 24 horas", además de que un camión de coñac abastecía durante un mes a este local y a otros dos de la zona, en unos años en los que apenas había hostelería en el centro de A Coruña. También hay cosas incombustibles como la clientela, que debido a la ley de vida ha ido cambiando (la media de edad del 90% es de 40 años en adelante), pero quienes siguen acudiendo son los nietos y bisnietos de clientes originales que acudían a la cafetería cuando comenzó su andadura en A Coruña.
Los desayunos y las cervezas o el café de por la tarde son lo más consumido en el local, que además cuenta con un exquisito café propio, mezcla de Brasil y Colombia, que ha tomado el testigo del que servían hace años de la mano de su abuelo, que lo iba a buscar expresamente a Portugal.
Deportista de élite y hostelero
El actual responsable del Café Ártabro, Jesús Alberto Blázquez, aprovecha muy bien su tiempo libre y muy poca gente sabe que es un deportista de élite que ha realizado más de 126 carreras a lo largo de su vida y que ha sido internacional de la selección española de fútbol sala en dos ocasiones y tres veces campeón de España. El fútbol lo dejó a los 35 años para orientarse a deportes individuales y a raíz de un trail en el monte Xalo de A Coruña se sucedieron diversas competiciones de montaña, a cada cual más compleja que la anterior.
El culmen de esta pasión lo encontró realizando carreras de varios días y casi 200 kilómetros, gracias a las cuales ha podido acumular puntos para optar al sorteo para participar en una de las pruebas más prestigiosas, la carrera del Mont Blanc, que ya ha experimentado en dos ocasiones. Esta afición no la lleva en secreto y un pequeño rincón de la cafetería muestra su trayectoria deportiva. Se trata de una pared en la que están colgados carteles de las pruebas en las que ha participado y que ahora han pasado a formar parte de la decoración del negocio familiar, uno de los ejes centrales de su vida.