Malpica es un templo del buen comer en el que sobre todo en verano triunfa el restaurante Seiruga. Se trata de un negocio familiar de toda la vida, que comenzó en 1973 como negocio familiar y chiringuito de playa que acogía banquetes de bodas y que continúa ahora con el mismo estilo y gente de la familia pero en formato de arrocería desde hace más de una década.
Los responsables del restaurante, Alfonso (cuyos padres fundaron el establecimiento) y Dolores Ordóñez han llevado el timón hasta hace unos años junto con personal del restaurante con Estrella Michelín de As Garzas, con los que les une una amistad que comenzó hace años. La localización es idílica, en primera línea de playa del arenal de Ceiruga, en el pueblo de Barizo, y son muchos los que optan por reservar su mesa con antelación para poder degustar los deliciosos arroces en la terraza del restaurante o en el comedor con grandes ventanales y vistas privilegiadas a la inmensidad del mar.
Alfonso se jubiló hace un año tras una vida dedicada a ser patrón en el Gran Sol y dedicar sus tiempos de excedencia al restaurante, ahora al mando de su mujer y el equipo y el nombre cuentan que se debe a un juego de palabras uniendo el nombre de la playa, Ceiruga, a la forma de hablar con la zona, por lo que resultó Seiruga. Estos meses estivales abren todos los días menos los martes por descanso del personal y sobre todo de cara a los fines de semana se recomienda hacer una reserva, dado que la capacidad al aire libre es de 80 personal y en comedor de 50. Para comer es posible de 13:00 a 16:00 horas y para cenar de 21:00 a 00:00 horas.
El Seiruga tiene alma hostelera también con tres apartamentos en los que poder disfrutar del verano gallego en un enclave acogedor como Malpica y los responsables del restaurante ponen en valor la unión de las vistas con la buena comida para hacer de esta mezcla algo único.
Múltiples variedades de arroz
Los arroces se preparan en grandes paelleras y los clientes pueden elegir si los quieren en paella o caldosos. Hay múltiples variedades y la más demandada es la de rape y mariscos, una elaboración gracias a la cual el local comenzó a hacerse popular. Otras opciones igualmente queridas por el público son arroces como el de alcachofa y bacalao (que se quedó en carta a raíz de la propuesta de un cliente y el éxito entre los comensales), arroz con carabineros, con lubrigante, arroz negro en paella de calamares, paella mixta o de bacalao con espárragos trigueros y pimientos del piquillo.
De cara a los meses de invierno están valorando incluir un arroz combinado con solomillo y setas. Alfonso revela que hay gente que repite en su restaurante solo por el característico toque crujiente de esa elaboración, un detalle único proveniente de la buena mano para la cocina de As Garzas. Todo ello unido al cariño que ponen en cocina a la comida su mujer Dolores y Carmela, una de las trabajadoras que también forma parte del ADN de Seiruga.
Para amenizar la espera de los 20 minutos que tarda en elaborarse el arroz, hay opciones de primeros platos y entrantes como productos de temporada entre los que se encuentran percebes o navajas, además de peces plano como el rodaballo o el lenguado. También se pueden probar curiosas croquetas caseras de atún o de gambón al ajillo, sardinas en escabeche, vieiras al estilo tradicional, zamburiñas o pulpo, un clásico que nunca falta en la carta del restaurante.
La carne también forma parte del menú con opciones como chuletón de vaca vieja y entrecot o solomillo a la plancha. Por su parte, los arroces se preparan en paelleras y para pedirlos son necesarias dos raciones mínimas que se pueden ir ampliando. Según sus responsable, con un entrante y dos raciones de cualquiera de los arroces comen hasta tres personas pero "sin llenarse". Una estrategia que explican reconociendo que "lo bueno si breve, dos veces bueno, queremos que la gente quede con ganas de más y repita", comentan.
El toque dulce es casero casi en su totalidad, con especialidades como la tarta de almendra, de queso, el brownie o las filloas rellenas de crema pastelera. Los helados y el coulant también están disponibles pero no se elaboran en el local. A su vez, para maridar los arroces, se recomienda una caña bien fría para acompañar los calurosos días de verano o alguna opción de la modesta carta de vinos del Seiruga, con variedades desde Ribeiros y Albariños hasta DO Monterrei, DO Valdeorras, DO Ribeira Sacra, DO Rioja o DO Ribera del Duero.
Entre las fortalezas del restaurante se encuentra su localización idílica junto a riquezas del paisaje gallego como el Camiño dos Faros, además de que disponen de un agradable jardín en el que celebran comidas de comuniones u otros eventos destacados. En cuanto a calidad-precio reconocen que no son "baratos" pero que intentan que prime la calidad, siendo el arroz negro el más asequible con 25 euros por ración y el de carabineros el más caro con las raciones a 45 euros. Ya hay multitud de reservas para el mes de agosto y desde el Seiruga se muestran orgullosos: "Nuestra mayor satisfacción es que la gente coma bien".