Siempre se dice que la clave para un buen plato está en la calidad de los ingredientes. Puede parecer algo sin importancia y podemos en ocasiones ignorar este elemento fundamental en nuestras preparaciones ante los fogones, pero la falta de una buena materia prima hace que todo el trabajo posterior desluzca.
Para nosotros los gallegos, contar con alimentos kilómetro 0 de máxima calidad no es problema. Por algo es que muchos de nuestros productos se distribuyen por todo el territorio nacional; leche, ternera, pescado, son muchas las materias primas que viajan kilómetros y son reclamadas por los buenos cocineros para protagonizar sus platos. Sin embargo, hay un alimento fundamental que suele pasar por alto. Un alimento que, en realidad, está perpetuamente presente como actor principal y de reparto, pero al que no suelen dedicar portadas. Hablamos de la patata, ese tubérculo sin el que la mayoría de los días no sabríamos con qué llenar nuestro estómago. Y en Galicia, cómo no, tenemos unas patatas de la mejor de las categorías.
Por eso, y aprovechando que este pasado fin de semana Coristanco se ha engalanado para celebrar su tradicional Festa da Pataca (que ya supera las cuarenta ediciones) aprovechamos estas líneas para rendir un más que merecido homenaje a nuestra amada patata de Coristanco. ¡Qué haríamos sin ti!
Una introducción temprana
La patata es un alimento procedente de América, donde se cultiva y consume desde hace más de ocho mil años. Sin embargo, su triunfo no fue inmediato entre los conquistadores españoles que llegaron a ella, pues las costumbres alimenticias de la época eran muy diferentes a las de ahora, y productos originarios de las Américas eran absolutamente desconocidos. Los prejuicios religiosos de la época les hacían mirar con recelo todo aquello que salía de la tierra, y la adaptación del tubérculo a las tierras europeas desde las ecuatoriales de las que procede no favorecieron, en los primeros años, a su éxito.
Sin embargo, las necesidades alimenticias de una Europa donde el alimento escaseaba hicieron que, con el tiempo, la patata encontrase su público. Bien conocido es su sembrado en tierras irlandesas (aunque se conecta más con la Gran Hambruna de finales del siglo XIX), pues al ser una planta barata y fácil de cultivar, servía para mantener los estómagos llenos sin grandes desembolsos.
En Galicia las primeras menciones al cultivo de la patata se remontan al siglo XVII, en algunos monasterios próximos a Santiago de Compostela, aunque no sería hasta el siglo siguiente cuando su labranza y cultivo viviría un importante despegue y expansión. Y desde ese momento Galicia ha mantenido su importante foco de producción de este fantástico producto hasta la actualidad, siendo una de las zonas de España que más patatas saca al mercado.
Coristanco, una zona con mucho potencial
Aunque hablamos en todo momento de la patata gallega, es indudable que la zona de Coristanco se lleva el oro en cuanto a fama y celebridad en lo que a cultivo se refiere. Conocido como verxel de Bergantiños o Terra da Pataca, este municipio coruñés presume de muchas cosas, pero especialmente del protagonismo que la patata cobra en su industria y su renombre. Como para no quererla y valorarla en el mismo pueblo, que hasta le han dado una calle, ¡que no se lo dan a cualquiera!
Las patatas producidas y distribuidas en este concello pertenecen a la IGP Pataca de Galicia, una indicación que recoge la producción de otros pueblos como Carballo, A Laracha o Malpica. Aun así Coristanco tiene sueños de crecer y expandirse; por eso desde 2019 manejan una iniciativa municipal para conseguir una Denominación de Origen de la propia Patata de Coristanco, única y propia. Sin embargo, parece que tendremos que esperar para ver esos sueños crecer.
Además de patatas de múltiples zonas, la IGP Pataca de Galicia también acoge múltiples variedades, como la Fina de Carballo, que pertenece a esa zona, o la agria. En el caso de las de Coristanco pertenecen a la variedad Kennebec, que se caracteriza por su color amarillo suave en el exterior y blanco en el interior.
¿Y qué es lo que diferencia a la patata de Coristanco de cualquier otra? Fundamentalmente el buen hacer de sus gentes y el mimo por la producción tradicional; sin antigerminativos y solo de producción de temporada, entre los meses de marzo y agosto. La recogida a mano y el cultivo en secano, que permite que sean patatas con mayor materia seca y menos humedad, dan ese sabor tan especial a este tipo de patata.
Es por eso que como cada año, el Concello de Coristanco ha querido rendir homenaje al producto principal de su sector agrícola con una fiesta por todo lo alto, que este año ha contado con la colaboración de la empresa gallega Bonilla a la Vista. Como ya os contábamos, la marca ha creado en colaboración con el municipio una edición especial de sus patatas de bolsa, elaboradas exclusivamente con patata de Coristanco. Y si no has podido acudir a esta edición de las festividades, no te preocupes, pues desde hace más de cuarenta años se celebran sin excepción el tercer fin de semana de cada septiembre.