El tapeo está muy de moda en Galicia y a mediodía no pueden faltar unos buenos aperitivos antes de sentarnos a comer. Pinchos de tortilla, embutidos, ensaladilla rusa, cazuelitas... Son algunos de los tentempiés que suelen ofrecer los bares, aunque hay otro que también es muy popular y al que se le considera una auténtica joya de la gastronomía gallega.

El concepto de la empanada no es exclusivo de Galicia, pero como la que se hace en nuestra tierra no hay ninguna. Historiadores, cocineros y fanáticos del planto han intentando discernir dónde y cómo nació esta receta de masa rellena, pero la fecha de cumpleaños todavía es incierta.

Lo que sí se sabe es que los suevos fueron los precursores de la versión gallega de la empanada, que se empezó a elaborar en el siglo IV, según apunta el investigador Ramón Tejeiro en su libro De la comida y otras sensualidades. Sin embargos, algunos apuntan que la receta tiene una influencia árabe. 

Sea como fuera, la empanada gallega se ha consolidado como uno de los platos estrella de Galicia y también como uno de los aperitivos más populares. El relleno más clásico es el atún, tomate y huevo, aunque tras años de evolución y reinvenciones, es posible degustar otras propuestas igual de apetecibles: de zamburiñas, de bacalao con pasas, de verduras, de carne con pimientos e incluso de chocos en su tinta.

Aparece en fachadas de emblemáticos edificios

Empanadas en el Palacio Episcopal de Gelmírez (Santiago de Compostela)

La increíble repercusión de la empanada le ha llevado a aparecer en fachadas de emblemáticos edificios de Santiago de Compostela. En este sentido, el Maestro Mateo plasmó una sugerente empanada en las ménsulas del piso superior del Palacio Episcopal de Gelmírez, aunque la obra magna del escultor y arquitecto medieval se encuentra en el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago

La empanada, un plato sencillo y humilde, ha traspasado fronteras y es raro que un visitante no pregunte por ella. Su localización única le ha permitido acceso a productos emblemático de la dieta atlántica, en la que el marisco y el pescado son los grandes protagonistas. Hay de tantas variedades, formas y sabores que es imposible no encontrar una para cada gusto.