Una vez asentado el frío y con el Entroido cada vez más cerca es hora de reunirse con la familia para disfrutar de uno de los platos gallegos más tradicionales: el cocido. La mejor opción en Santiago de Compostela para los que no saben o no se atreven a emprender la aventura de cocinar este manjar está en A Nave de Vidán.
El plato de cuchara tiene una historia milenaria en la región y es también un perfecto representante de la dieta atlántica. Tradicionalmente los ingredientes claves incluyen unos buenos grelos, patatas, y los imprescindibles del cerdo: el lacón, la oreja, la panceta y los chorizos. Cuanto más se acercan los carnavales también aparecen como postre otros platos emblemáticos como las filloas.
La clave para un cocido de película es la calidad de estos productos. A Nave de Vidán es conocida por su énfasis en el producto de proximidad, elevando las verduras, hortalizas y carnes de calidad que podemos encontrar en Galicia. Desde esta Navidad, el local tiene disponibles diversas modalidades de menú de cocido para grandes grupos, a partir de 10 personas, para poder disfrutar del plato como se debe: celebrando con familia y amigos.
"O cocido responde a esa dinámica de sentar á mesa e comer cocido é un momento de celebración", explica Lois López, el propietario. "Cos cambios na sociedade cada vez quedan menos espacios onde poder disfrutar dun prato así. Cada vez desaparecen máis aldeas, quedan menos matriarcas que organicen estas grandes comidas e a demanda trasládase á hostelería".
Lo que hace 20 años era algo "impensable" se ha convertido en una realidad cada vez más normalizada. En lugar de reunirse toda la familia en torno a una cocina en casa de la abuela, ahora los comensales prefieren trasladar el evento a un restaurante, y así despreocuparse del laborioso trabajo de la cocción y de la limpieza posterior.
El local ofrece cuatro opciones para disfrutar de este plato. La más barata incluye sopa, lacón, costilla, patatas, grelos y chorizo, y de postre queso con mermelada, además de café y licores por unos 25 euros en total. La opción más completa, sin embargo, suma por apenas 7 euros más la cacheira, garbanzos y filloas saladas para acompañar, con orejas de postre.
A Nave de Vidán también da la opción de un menú infantil para los menores de 12 años a partir de 16 euros. Porque, aunque algunos sí disfruten del cocido, “se é festa é festa para todos” y desde el restaurante entienden que busquen comer lo que más les guste.
Crece la demanda cuando se entra en la temporada del grelo
La época del cocido gallego puede durar casi todo el año y, como resalta López, no es inusual encontrar el plato en las fiestas de verano o incluso en alguna que otra verbena. Con todo, la mejor tiempo para disfrutarlo es cuando el grelo, la verdura estrella del plato, está en temporada. Este suele coincidir con el mes de diciembre hasta bien entrado marzo.
En Galicia existen numerosas especies de esta planta pero en A Nave de Vidán tienen claro con cuál de ellas preparar los más de 2.500 menús que ofrecen durante el año. "Nós estamos en Santiago así que aproveitamos e usamos sempre o de aquí. Teríamos tamén a opción do grelo de Lugo, que tamén está boísimo, pero é máis ácido, menos fino. É estupendo pero aquí sempre somos de grelo de Santiago".
La carne es también otro de los puntos centrales del plato. ¿La mejor parte? Lois lo tiene claro: la cacheira. "Como di o refrán: do porco gústame todo, ata o andar; pero a cacheira é o que eu máis disfruto. Iso e as filloas salgadas, que é algo tamén moi propio do cocido de aquí de Santiago, e que antes usábanse para acompañar en lugar do pan, que fan un acompañamento marabilloso".
¿Y cuándo termina la época? Pues depende. En el local apuntan que ellos ofrecerán el plato hasta bien entrado el verano, pero asumen que a partir de finales de marzo, con la festividad de las uñas de San Lázaro, es cuando la demanda comienza a decaer. Los comensales tienen todavía muchas semanas por delante para disfrutar de este manjar, pero para poder hacerlo debidamente en A Nave de Vidán tendrán que reservar con cinco días de antelación.