La pieza de panadería conocida como croissant (traducido como "creciente", haciendo alusión a su forma de cuarto creciente lunar) fue creada en el París del siglo XIX a raíz de una receta ya existente en Austria. Su popularidad fue inmediata y hoy en día es casi imposible encontrar un obrador que no los elabore: cubiertos de chocolate, rellenos de pistacho, con jamón y queso… o los clásicos de toda la vida.
En Quincemil hemos visitado alguno de los obradores más reconocidos de la ciudad para descubrir el proceso de elaboración del protagonista de desayunos y meriendas. Tras probar los resultados, sacamos una conclusión: es imposible resistirse a un buen croissant.
Flor y Nata
Consistente, jugoso, esponjoso… el cruasán de Flor y Nata (Av. de Rosalía de Castro, 37) es un mítico indiscutible en la ciudad. Tal vez recuerdes salir de fiesta por la zona nueva de Santiago y, aun siendo noche cerrada, comenzar a respirar ese primer olor de la mañana: el de un obrador que se prepara para el amanecer. Nunca desperdicies la oportunidad de entrar y pedirte un croissant en esta panadería en la que, además, siempre te reciben con una sonrisa.
O Cornecho
Harina de fuerza, huevos, mantequilla, azúcar, sal y levadura. Seis ingredientes y un muy buen saber hacer es lo que se esconde detrás de los reconocidos cruasanes de O Cornecho (Rúa do Presidente Salvador Allende) que proponen un dulzor perfecto en el primer mordisco seguido de una masa fresca de horneado exacto que se deshace en la boca. Si existe una ocasión en la que está justificado chuparse los dedos… es esta.
Pan da Moa
Las mejores materias primas, un proceso de fermentación lento y un hojaldrado de lo más cuidado dan como resultado este croissant super crujiente con un interior húmedo y alveolado, que desprende en la boca un sabor a mantequilla que lejos de ser empalagoso, permite disfrutar de una textura única. Al probarlo no hay duda: estamos en Pan da Moa (Rúa do Cubelo, 27; Rúa de Madrid, 15 y Rúa do Tambre, 3).
La Bulanxerí
En esta panadería artesana gallega inspirada en la tradición francesa pedirse un cruasán es un acierto seguro: superficie crujiente, masa ligera y acabado esponjoso con toques obvios de mantequilla. Placer instantáneo en la boca y ASMR – sensación agradable que se produce al escuchar ciertos sonidos – al morder el hojaldre de La Bulanxerí, con panaderías en Santiago (Doctor Teixeiro, 22; Santiago de Chile, 16; Preguntoiro, 36) y A Coruña (Magistrado Manuel Artime, 4).