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La gastronomía gallega y, concretamente la santiaguesa, vive un gran momento. Prueba de ello son los numerosas distinciones que en las últimas semanas están reconociendo a restaurantes de la ciudad que apuestan por la calidad de sus productos. 

Esta misma semana, dos establecimientos compostelanos eran distinguidos por la Guía Repsol con los 'Soletes con Solera', un distintivo que con el que rinden homenaje a la tradición culinaria, reivindicando tanto aquellos negocios clásicos que han resistido al paso del tiempo, como aquellos nuevos locales que abren sus puertas, apostando por modelos de negocio "auténticos".

Y un claro ejemplo de esto son Chichalovers y O Gato Negro, los dos locales de Santiago reconocidos con los 'Soletes con Solera'. Uno abrió sus puertas hace cinco meses mientras que el otro lleva un siglo en Compostela, pero los dos tienen en común su fuerte apuesta por la tradición.

"Era una de mis metas, pero no esperaba que fuese tan rápido"

Graciela Castro, una de las responsables de Chichalovers, reconoce que la noticia fue todo "un sorpresón". "Estamos muy metidos en nuestro día a día y ni sabíamos que se anunciaban ahora, nos enteramos porque nos llamaron", explica. Castro reconoce que esta "era una de mis metas a largo plazo, pero no esperaba que fuese tan rápido", aunque confía  en que "podamos conseguir más cosas".

Graciela Castro y Darío Capelo están detrás de este proyecto gastronómico que arrancó el pasado mes de junio. Castro reconoce que están "muy contentos" con la acogida, "lo que significa que nuestro concepto gusta".

El concepto de Chichalovers parte de recuperar productos tradicionales gallegos como son los chicharrones y los chorizos y llevarlos a un concepto más moderno como es la bocatería. "Los elaboramos siguiendo la tradición que hay en la provincia de A Coruña, cociéndolos lentamente para que la carne se vaya deshaciendo hasta que quede casi como esmechada", explica. Un producto tradicional que gusta mucho entre los clientes y que se puede degustar en el número 5 de la rúa de Aller Ulloa.

"Cada reconocimiento se reciben con mucha alegría" 

En pleno casco histórico de Santiago nos encontramos con el segundo 'Solete', la taberna O Gato Negro. Al igual que en Chichalovers, la noticia fue recibida con mucha sorpresa. "Los lunes cerramos así que no vi el correo, me enteré por un amigo que me llamó para contármelo al verlo publicado", comenta su responsable, Xoán Costoya.

Aunque se trata de un local recomendado por numerosas guías y que cuenta con varias distinciones, este es el primer reconociminto que les otorga la Guía Repsol. "Cada reconocimiento se recibe con mucha alegría", destaca el responsable de la taberna.

O Gato Negro abrió sus puertas hace un siglo, concretamente en el 1922, de la mano de la tatarabuela de Xoán. Durante todo este tiempo, el negocio fue pasando de generación en generación hasta Xoán Costoya, el actual responsable de la taberna  junto a su mujer. Una de las claves de su esencia está "en mantener un local antiguo prácticamente intacto a lo largo de los años y a pesar de todas las modernidades".

La tradición no solo se ve en su estética, sino también en su carta, ya que cuentan con una cocina tradicional centrada en productos del mar como las zamburiñas, las centolas y los chocos, o las empanadas.

Además, el trato cercano con sus clientes, "como si fuesen familia", es otra de las particularidades que los definen, haciendo que muchos que los descubren por primera vez terminen volviendo. "Hace unos días estuvo un turista que había estado en el 93, se acordaba de nosotros y quiso volver", comenta su responsable.