Patricia Guerrero es PAT Educadora Canina, una barcelonesa afincada en Galicia dedicada profesionalmente a la educación de canes y a la divulgación desde una perspectiva que busca que las personas aprendan a comprender y a comunicarse con su perro para trazar juntos el camino que más deseen. Ahora acaba de publicar su segundo libro El libro que tu perro quiere que leas, donde comparte sus herramientas para quien quiera emprender ese camino.
Natural de Vilanova, en la provincia catalana de Barcelona, llegó a Galicia hace cinco años junto al que ahora es su marido, donde viven actualmente junto a sus cuatro perros, y desde aquí desarrolla su labor como educadora. Sin embargo, antes de dedicarse profesionalmente al adiestramiento y educación canina, Guerrero trabajaba en el ámbito científico, pero sentía "que no era lo que más me gustaba" y tomó la decisión de empezar a formarse en este otro ámbito.
En esos inicios y durante todo el proceso de aprendizaje fue fundamental el papel de Bongo, el primer perro que tuvo de adulta y que ha fallecido apenas hace un año. "Entre todo el trajín de no saber muy bien hacia dónde tirar apareció este perro y por ayudarle a él empecé a formarme y una cosa llevó a la otra", explica. Aunque durante años compaginó los dos mundos, sus ganas de profundizar más en la educación canina y por divulgar todo ese conocimiento terminaron de empujarla a dar el salto definitivo.
Y es que Guerrero es, ante todo, una comunicadora nata y en la década que lleva dedicándose profesionalmente al mundo perruno ha creado una gran cantidad de contenido en su web donde difunde un sinfín de detalles y consejos para educar a los perros y convivir con ellos, así como para realizar todo tipo de actividades: viajes, senderismo, yoga, deportes… Además tiene un podcast, otro libro además del que se encuentra ahora mismo promocionando titulado El mejor educador para tu perro eres tú y un juego de cartas con 50 retos para vivir aventuras junto a los canes.
¿Cómo fueron tus inicios en el mundo perruno? ¿Cómo llegas hasta aquí?
Yo me dedicaba a la ciencia. Mi sueño siempre fue investigar el mundo marino. Y cuando estaba en el momento de doctorarme me di cuenta que no era lo que más me gustaba. Mirando para atrás me di cuenta de que ami lo que me gusta era divulgar la ciencia, pero en el sitio en el que estaba no podía hacerlo. Entre todo ese trajín de no saber muy bien hacia dónde tirar apareció Bongo y por ayudarle a él empecé a formarme, porque él tenía problemas al relacionare con otros perros y con humanos. Durante años estuve compaginando las dos cosas, la ciencia y el tema de los perros. Y llegó un momento que tuve que elegir y elegí lo segundo.
¿Qué nos falta o por qué suceden esas barreras en la comunicación con los perros y animales en general?
No creo que falte algo en concreto, pero sí que creo que estamos muy desconectados de nuestra naturaleza animal. De hecho, en muchas ocasiones hablamos de los animales como si nosotros no fuéramos uno de ellos. Y creo que al separar y hacernos sentir que el humano está por encima de los demás es lo que hace que nos desconectemos. Cuando convivimos con otra especie como es el perro con esa mirada de superioridad viene el tema de la obediencia del perro y de pensar que yo tengo que estar por encima del perro. En cambio, cuando conectas con tu naturaleza, también con lo animal, lo que tú necesitas, te puedes poner en el mismo plano. Yo lo veo como un cambio de mirada. No es una cosa mejor o peor, es una mirada distinta a la convivencia desde el punto de vista de que cada uno tiene sus necesidades, y ninguno es mejor que otro, simplemente somos diferentes y nos acompañamos en las necesidades de todos. En ese sentido, también creo que el humano a veces también se va al otro extremo, y sitúa al perro es el protagonista. Y creo que al final estamos cayendo en lo mismo.
¿Cuáles son los problemas que enfrentan o las inquietudes más recurrentes que detectas en las personas que asesoras y sus perros?
A mí me gusta mucho ir a las bases y sí que veo que el tema de la educación canina ha mejorado mucho en estos 15 años. Antes solo te consultaban cuando la opción que había sobre la mesa era la eutanasia, y ahora no, ahora la gente te consulta antes de convivir con un cachorro y te pide opinión antes de dar el paso, así que si que ha cambiado mucho esa manera de hacer. Aún así creo que sigue habiendo mucho desconocimiento de lo que realmente es un perro y de lo que necesita. Cuando tú entiendes por qué el perro hace lo que hace te relajas, por ejemplo, cuando entiendes que si coge el cojín y lo zarandea es porque forma parte de lo que necesita en su juego de cazar a la presa te es más fácil acompañarlo en sus necesidades. Y cuando un perro tiene las necesidades cubiertas es que todo lo demás fluye solo. No hace falta prácticamente nada más.
Supongo que los animales también tienen la necesidad de canalizar sus emociones y a veces no lo entendemos.
Los humanos somos más complejos a nivel emocional. En el universo de emociones humano hay un montón de matices. Los perros son más sencillos en el sentido de que no hay tantos matices, pero sí sienten mucho. Y creo que tampoco sabemos hasta qué punto, porque al final es un perro y todavía no ha empezado a hablar y a contar (ríe). Ahora lo damos por hecho, Patricia McConnell, que es un referente en el mundo canino, en los años 60 escribió un libro sobre las emociones de los perros y se le tiraron encima. Y ahora mismo no concebimos pensar que un perro no tiene emociones. Si desarrollamos la empatía podemos ver que muchas de sus emociones son muy parecidas a las nuestras.
¿Qué has aprendido o que te han enseñado a ti los perros?
Pues la verdad que casi todo. Primero a vivir presente, el aquí y el ahora. Por ejemplo, ahora mismo que estoy hablando contigo, acabamos de llegar al monte, y ellos han llegado, se han puesto a olfatear y no están pensando "pues ahora voy a a correr, luego no sé qué…", simplemente están en lo que están. Eso que tanto entrenamos los humanos ellos lo tienen de manera totalmente innata y natural. Y luego también que saben muy bien lo que necesitan, que también es algo que a los humanos nos cuesta mucho, aunque sea muy obvio. Ellos saben en todo momento lo que les apetece de una manera natural: si necesitan descansar, comer, explorar… y en cambio nosotros estamos más desconectados de la naturaleza animal. Al vivir con ellos al final te vuelves muy perra (ríe). Vives de una manera sencilla, pero sin quitarle valor, porque también a veces pensamos que lo sencillo es peor, y no es así.
Es cierto que nosotros nos paramos más a pensar y a justificar todo lo que hacemos…
Sí, y eso sí que te lo enseñan ellos, porque nosotros vamos muy a objetivos. En la sociedad humana todo lo tangible está muy premiado: ganar dinero, producir… Y ellos disfrutan de hacer las cosas sin pensar en objetivos. A mí ese cambio de mirada me me ayuda muchísimo. No todo es producir, estamos aquí y no hace falta más.
Has acuñado el termino "piracanes" para referirte a esos perros que se sienten libres, que están motivados y relajados y que evitan los conflictos y quieren vivir muchas aventuras. ¿Cuáles son tus piracanes?
Pues Bongo es el pionero, el fue mi primer perro como adulta y va a hacer ahora un año que falleció. Luego vino Vespa y entonces emprendí un viaje en caravana con los dos y estuvimos un año recorriendo España. La primera parada fue Madrid y allí conocí al que es ahora mi marido. Él convivía ya con cinco perros en esa época: con Circa, que era una golden que nos dejó también hace unos años; con Yambo, otro golden que sigue con nosotros; Abel, que está aquí; y luego tenía en acogida a un galgo que ahora tiene su familia, que se llamaba Klaus; y a Nico, que ahora mismo está con mi padre. Así que nos juntamos con siete en una caravana y seguimos viajando por todo el norte y cuando acabó esa misión adoptamos a Domi y ahí es cuando empezamos a convivir juntos aquí en Galicia. Ahora somos cuatro oficialmente.
Ahora te encuentras de gira promocionando tu nuevo libro, El libro que tu perro quiere que leas. ¿Qué vamos a encontrar en él? ¿Qué es eso que nuestros perros quieren que leamos?
Pues vamos a descubrir su mirada, cómo ven ellos el mundo y lo que necesitan para estar bien. En el libro me he inventado el Archipiélago Piracan, donde hay una serie de islas y cada una tiene una temática. La idea es hacer un viaje hacia ese cambio de mirada del que hablábamos antes, en el que cambiemos creencias. Sobre todo lo que busco es que la gente haga las cosas a su manera, porque creo que cuando buscamos un profesional para que nos ayude con nuestro perro, sin darnos cuenta delegamos tanto que perdemos el foco de lo que realmente queremos, y cada uno tenemos nuestra manera de vivir. Por lo que el libro también quiere dar fuerza y seguridad a cada humano para que lo haga a su manera sin dejarse arrastrar tanto por el exterior.
Y también hablo mucho de la entraña de cada uno. Porque a veces hay cosas que no sabes, pero tú sientes que algo no va bien, o detectas si el perro está cómo o no.
Entonces el libro se plantea como un viaje… también hacia el interior.
Sí. Desde el capítulo uno empezamos a a reflexionar sobre si realmente convivir con un perro es bueno, tanto para el perro como nosotros, pero también es para que pongamos la mirada en el perro, porque creo que la bibliografía siempre pone el foco en el humano, ¿no? Cómo hacer que tu perro te haga caso, cómo resolver problemas… muchas normas que al final vienen del humano, no del perro, porque para el perro ladrar es normal, es para el humano que no lo es en según qué contextos. Por eso, lo que he buscado es que se desarrolle esa empatía hacia el perro y que se entienda cómo ve el mundo y qué necesita y luego hay mucha parte práctica, porque creo que también es importante dar cosas tangibles, pero poniendo siempre el foco en cómo hacemos las cosas y no tanto en lo que hacemos.
En definitiva, quiero que cada uno disfrute del proceso, que no busquen tanto los objetivos, sino más bien el convivir. Como yo siempre digo: que vivan aventuras caninas, que se centren en convivir y no tanto en el hacer. Porque una aventura puede ser desde estar en casa hasta ir por el monte, pero lo importante es vivir experiencias juntos.