El otoño ha llegado de lleno a A Coruña, la última semana ha estado marcada por las borrascas y las precipitaciones, y la situación no tiene visos de mejorar. El frío y la lluvia cambian las rutinas humanas y también puede tener un impacto en los perros, por lo que en estos meses puede ser necesario implementar algunos cuidados extra para salvaguardar su bienestar. Iván Muñoz, veterinario de la clínica Nuestros Amigos, comparte algunas recomendaciones a ese respecto.
El chubasquero es una prenda que no falta en casi ningún armario de Galicia, y también puede ser un complemento recomendable para los perros. El impermeable "no es necesario" per se, pero sí puede ser una buena opción para evitar que los perros acaben empapados en los días de lluvia, además "aporta comodidad", detalla Muñoz. "Es más por comodidad nuestra, porque cuando el perro se moja toca trabajar más sobre él y a veces vamos pillados de tiempo", indica.
En ese sentido, el chubasquero puede ser un buen recurso para evitar que los animales "cojan humedad" en exceso, aportando a su vez esa comodidad a los dueños/as, ya que al llegar a casa "no hace falta lavarlos y secarlos enteros", sino que bastará con retirar el chubasquero y secar las zonas que han quedado expuestas.
Hay pocos perros a los que les guste la lluvia y salir en pleno invierno
El veterinario recuerda que "hay pocos perros a los que les guste la lluvia y salir en pleno invierno", pero contar con uno de estos impermeables puede ser una buena opción si se tiene que salir sí o sí a la calle con ellos, o si comienza a llover cuando ya se está fuera, algo que puede ocurrir de forma habitual en la ciudad herculina.
Muñoz desaconseja en cambio abrigarlos en exceso con otras prendas de ropa. "No hace falta llevarlos con chaquetas de punto, como llevan a algunos con jerseycitos y demás. Simplemente un impermeable", subraya.
Quitar la humedad de las zonas sensibles
Se use o no un chubasquero el veterinario explica que es importante quitarles la humedad restante, especialmente de zonas proclives a retenerla, como "las axilas, ingles o entre los dedos de las patas". Y es que la humedad acumulada puede acabar provocando dermatitis.
"Cuando lleguen a casa hay que secarlos y limpiarlos muy bien entre los dedos, porque si quedan húmedos se los lamen y puede aparecer dermatitis. Después no hay quien les saque las patas de las bocas, y van con los deditos llenos de baba", detalla. De hecho, los dueños suelen darse cuenta porque "se chupan por debajo de la pata" y no se dejan tocar. "Al sentirse húmedos les pica, empiezan a chuparse y se levantan la piel", alerta.
Cuando lleguen a casa hay que secarlos y limpiarlos muy bien entre los dedos, porque si quedan húmedos se los lamen y puede aparecer dermatitis
En cuanto al pelo, Muñoz asegura que "se seca tanto con el frío, como el calor", pero, aún así, se les puede secar al llegar a casa. Y si se decide llevarlos a la peluquería, el veterinario aconseja dejar siempre "una capa de pelo" ya que "les ayuda a mantener más constante la temperatura".
En el caso de personas que planeen viajes a zonas frías o de nieve, es importante "prepara las almohadillas" ya que "pueden aparecer quemaduras y abrasiones". Para ello existen productos "endurecedores de almohadillas". "No te pondrías a correr en el Camino de Santiago de un día para otro, sin preparación, con esto es igual", relata. También hay que proteger "morritos y orejas".
Cuidado con las subidas de peso
Finalmente, Muñoz alerta sobre el aumento de peso que sufren muchos perros durante los meses de invierno. Y es que con el frío es habitual que descienda su tiempo de actividad al pasar menos tiempo en el exterior, lo que puede conllevar ganancias de peso.
En esos casos en los que se disminuye la frecuencia o tiempo de los paseos, "hay que ajustar la comida, porque si no, llega primavera, y están como ceporros", asegura.
Sin embargo, se debe actuar diferente con los perros que mantengan o vean aumentada su actividad en invierno. "En el caso de los que hacen más deporte, más ejercicio, y van a la nieve o demás puede ser necesario subir la dosis de comida", ya que "el gasto energético con frío es mayor del que puede haber en verano".