Publicada

Montar a caballo puede ser una actividad divertida y estimulante y para probarlo no es necesario ser un profesional. En el centro de turismo ecuestre O Ventoso se dedican desde hace más de 10 años al cuidado de los caballos y la organización de rutas y paseos en un bonito entorno de la parroquia de Erboedo, en el municipio coruñés de A Laracha. Además, cuentan con otras opciones de turismo activo, así como con un programa de equitación terapéutica.

Marcos Bellón dirige este centro que se inauguró hace ya más de una década, en 2009. Si embargo, a Bellón esta afición le venía de lejos: "Mi abuelo ya utilizaba los caballos como medio de transporte cuando era joven y yo empecé de chiquillo a montar con otros compañeros y vecinos de la zona", rememora. O Ventoso nació como una vía de dedicarse laboralmente a algo que ya era una pasión. 

Al principio, lo hizo centrando su actividad en el turismo ecuestre, "todo giraba en torno al caballo", detalla. Sin embargo, con el paso de los años el lugar ha crecido y ha diversificado su actividad. Ahora, los caballos siguen siendo el núcleo del espacio, ofreciendo rutas guiadas y clases para todos los niveles, pero también disponen de granja escuela, y otras actividades, como un campo de paintball y un circuito de aventura.

Clases de iniciación y perfeccionamiento

Los caballos son los protagonistas indiscutibles del centro, donde se ofrecen rutas y excursiones para todos los niveles que se realizan "por los senderos y caminos de los bosques que hay en los alrededores", en los márgenes del río Anllóns. "Son paseos, vamos despacio y con calma y siempre se hacen unas explicaciones previas antes de iniciar, y también se les suministra el equipo de protección necesario", explica.

Asimismo, imparten clases de iniciación y perfeccionamiento, donde acuden adultos pero, sobre todo, muchos niños y niñas: "Hacemos grupitos pequeños en los que los juntamos acorde a edades y las nociones que ya saben. Son sesiones de una hora que hacemos durante la semana y el fin de semana".

Centro de turismo ecuestre O Ventoso. Cedida

Por último, hacen pupilaje y alquiler de cuadras para propietarios. A este respecto, destaca que "tenemos bastantes fincas en donde los caballos pueden salir todos los días al campo, es decir, están en un estado de semilibertad". En el centro no realizan equitación deportiva, por lo que los propietarios que acuden "o bien les gusta montar a caballo, pero por el bosque, o sí que hacen equitación deportiva, pero tienen caballos que se lesionan o que ya son viejitos para competir, y les quieren dar un descanso".

"Ahora mismo debe haber más de 40 caballos entre los nuestros y los de clientes. También tenemos ponis", señala. Respecto a su modo de trabajar, asegura que todo se centra en "el cuidado de los animales", intentando hacerlo del modo "más natural posible". "Todos los días salen al campo, socializan con otros caballos, nunca están solos, después de noche sí que los recogemos", relata.

Centro de turismo ecuestre O Ventoso. Cedida

Además de todas las actividades que realizan con caballos en O Ventoso tienen "multitud de animales de granja". "Trabajamos como granja escuela con centros educativos, con colegios y también con familias", y organizamos fiestas de cumpleaños todos los fines de semana, así como campamentos en verano. A eso se suman el campo de paintball y el circuito de aventura.

Equitación terapéutica

El contacto con los caballos y su "comportamiento natural" se pone en valor en la denominada "equitación terapéutica". En O Ventoso disponen de un programa dirigido a personas con diferentes capacidades, tanto físicas como psíquicas, para tratar de mejorar su calidad de vida. "Nos contactan muchas asociaciones que vienen a organizar sus actividades y también hacemos un convenio con alguna de ellas, de modo que nosotros prestamos el servicio gratuito, y lo adaptamos a sus necesidades".

Por un lado, "los animales transmiten calma y tranquilidad y eso repercute en el usuario", explica Bellón. Además, este trabajo tiene implicaciones "a nivel psicomotriz", ya que "el movimiento del caballo y su calor corporal, que es un par de grados más que la temperatura que tiene un ser humano, modula ciertos músculos", lo que tiene una repercusión positiva cuando hay un problema motriz.

De este modo, el centro pone a disposición de las entidades sus instalaciones, los caballos y el material, así como la coordinación del equipo multidisciplinar que interviene en las sesiones, un equipo de voluntarios formado por médicos, fisioterapeutas, psicólogos, logopedas y técnicos de equitación.