Andrés García Carro es un coruñés de 92 años más conocido profesionalmente como ‘The Spanish King’. Antes de la pandemia, gracias al buen ojo de su nieta y también representante, Celine, comenzó a hacer pinitos como modelo y desde 2019 no ha parado de trabajar, sobre todo a nivel internacional.
Puede presumir de haber sido imagen de un equipo de fútbol, de diferentes marcas deportivas (Adidas, Timberland…) y de aparecer en catálogos de moda de prestigio con las prendas más deseadas (y caras) de marcas de lujo como Cartier, Yves Saint Laurent, Louis Vuitton o Christian Dior entre otros.
Su edad es avanzada pero no es un obstáculo y en persona el Spanish King aparenta muchos menos años, todo ello acompañado de su inmensa vitalidad: "Seguiré trabajando, prefiero morir activo", reconoce cuando se le pregunta por sus proyectos laborales de este 2024 y por su futuro en el modelaje y a nivel personal. Cuando no está entre focos o haciendo campañas de publicidad, vive tranquilo en su casa con campo de la ciudad herculina, próxima al campo de golf de A Zapateira, del que es asiduo e incluso tiene su propio buggy para desplazarse entre hoyo y hoyo.
Es un hombre de mundo que vivió en la ciudad herculina hasta los 17 años, estudió en Madrid, preparó oposiciones y se marchó a Buenos Aires (Argentina) por una herencia, donde trabajó varios años en la embajada de España de agregado cultural. De hecho, de sus cuatro hijos, dos nacieron al otro lado del charco y dos en Galicia, donde volvió tras un tiempo en el extranjero con su mujer, con la que se casó en 1965 y sigue felizmente compartiendo su vida (también con sus ocho nietos).
Sobre sus inicios en la moda, aún se sorprende por cómo comenzó todo: "Un día mi nieta Pimpu, como nosotros le conocemos, me invitó a la revista francesa de moda en la que trabajaba a hacerme unas fotos, debió de ver algo en mí y desde ahí no he parado", recuerda orgulloso.
Esas primeras fotos provocaron que una publicación americana se interesase por el coruñés para que participase en un reportaje fotográfico sobre moda francesa. "Ahí me encontré yo, que no soy modelo, con otras dos mujeres de mi edad. Estábamos como peces en el agua, como si lo hubiéramos hecho toda la vida", asegura divertido, sobre lo que matiza que nadie le ha enseñado a posar. "Mi nieta tuvo una mirada especial y me vio algo que dio resultado, porque ya han pasado tres años de mis primeras fotografías".
"Me dicen la típica frase de que enamoro a la cámara, pero yo no sé lo que es eso"
El Spanish King cuenta que le suelen decir la típica frase de que enamora a la cámara, pero él admite que no sabe lo que es eso: "será algo innato, creo que lo que llevas dentro sale fuera". Además, él mismo se define como alguien inquieto: "Activo he sido siempre, de hecho mi madre me llamaba el polilla porque no paraba, soy incapaz de estar sentado en una silla mucho tiempo. He pasado por muchas etapas en mi vida y esta última nunca la habría imaginado y creo que es la mejor", dice emocionado.
De los numerosos trabajos que ha realizado hasta ahora, destaca sobre todo el primero, que es del que tiene mejor recuerdo. Aquel día vivió una jornada maratoniana en la que le recogieron de su hotel de París a las 06:00 horas y no regresó hasta las 00:00 horas de la noche, todo ello por un trabajo para la revista de los socios platino de la American Express. "Me vistieron de arriba a abajo con prendas y complementos de marcas de primer nivel, me tuve que cambiar 10 o 12 veces dirigido por un estilista y luego me daba indicaciones el fotógrafo, fue bonito pero agotador", rememora.
"Lo más barato que llevé ese día era un pañuelo de 250 dólares y una modelo lució un collar de Cartier que costaba 370.000 euros", detalla. Otro de los trabajos a los que tiene cariño esa una colección que hizo para Zara Man en Barcelona. "Una colección especial que hicieron para mí y en la que colaboré, estaba integrada por ropa, gafas, bolsos, sortijas…", enumera. Su rostro es mediático, porque tal como cuenta ha aparecido en muchas cadenas de televisión españolas, en la televisión alemana y hasta en la australiana en una entrevista por videoconferencia, todo unido a algunos reportajes para la televisión norteamericana.
La música tampoco es un terreno ajeno para él, ya que ha aparecido en videoclips de Aaron Piper, C. Tangana, Chanel o Delaossa, además de pisar el escenario del Benidorm Fest con el triunfito Alfred García. El motivo fue que el artista quería rendir un homenaje a Eurovisión, al primer festival de la música, y puso a Carro como uno de los cantantes de esos primeros años en su performance. Ha participado en MasterChef y ha participado en la película que Paco León dirigió para Netflix, Rainbow, donde el coruñés contó con un pequeño papel. También aparece en ‘Perdone las molestias" con el actor Antonio Resines.
En esta serie, interpretó a un director de música clásica que no se resignaba a envejecer. "Hice un papel dentro de un matrimonio en el que practicábamos yoga y Resines nos venía a ver a casa, pero en el guión ponía poliamor y yo no sabía ni lo que era", cuenta entre risas.
"Un sueño sería un papel en Hollywood, Clint Eastwood sigue trabajando y solo tiene un año más que yo"
El Spanish King es un imán para las marcas y de hecho la gallega El Pulpo ya lo tiene como imagen desde hace tiempo. Una de las últimas que ha realizado ha sido para la plataforma de muebles online Westwing, que le mandaron diversos muebles a su inmensa y cuidada casa de A Coruña y donde estuvieron grabando durante varios días una campaña.
"Mi manager es mi nieta y antes ella me consultaba las campañas que nos proponían, pero yo le dije que ya no me llamase para preguntarme, sino que dijera que sí y que yo lo daba por hecho", explica.
Los descansos entre trabajo y trabajo García Carro no los lleva demasiado bien. "Cuando no trabajo en una semana estoy intranquilo, necesito moverme. Hace poco hice un rodaje en Barcelona del que llegué a las 00:00 horas de la noche en avión a Coruña y a la mañana siguiente tuve otro rodaje en Madrid", ejemplifica.
Uno de sus sueños "imposibles" es tener un pequeño papel en una película de Hollywood. "Clint Eastwood está trabajando y solo tiene un año más que yo", concreta entre risas, aunque admite que "ya me doy por satisfecho con lo conseguido".
El Spanish King es coqueto y en cuanto a su armario apunta que últimamente no ha comprado ni un zapato porque muchas prendas son regalos de las marcas. Gran parte de este material lo cede a sus nietos, aunque lo agradece, pero asegura que no encajan con su estilo porque viste muy a la inglesa. "Soy clásico vistiendo y me gusta fumar en pipa, lo hago desde que tenía 50 años por recomendación médica, dado que antes fumaba muchísimo más", concreta.
"No sé ni como he llegado a la edad que tengo, peso lo mismo desde que tenía 30 años y me encanta tomar el sol y aunque no me echo crema, me cuido. Seguiré trabajando hasta que el cuerpo y la cabeza aguanten, prefiero morir activo y sano, porque el dolor me aterra", concluye con sinceridad bajo la atenta mirada de su mujer y una de sus hijas, que ojean a su vez una revista en la que su marido y padre, respectivamente, es protagonista de la portada.