Estopa rejuvenece 20 años en A Coruña: crónica de una gran noche
José y David repasaron sus dos décadas de trayectoria con un recital de más de dos horas en el Coliseum
29 diciembre, 2019 12:03Hace casi 20 años, José y David, dos chavales de barrio, de Cornellá, recién salidos de una fábrica de coches, llenaban por primera vez el Coliseum de A Coruña. Muchos adolescentes coreaban entonces las canciones de su primer disco. Ayer, el mismo recinto volvió a recibir a Estopa. Los hermanos Muñoz peinan ahora más canas, igual que su público, que ha crecido con ellos y ha seguido paso a paso (y cacho a cacho) su evolución.
Sin embargo, ayer fue una noche para volver al año 2000. Estopa regaló estas navidades un completo concierto a su público gallego. No se dejaron ninguna bala en la recámara los catalanes. Golpearon al público a golpe de hit desde el minuto uno. Así fue como comenzó el concierto, con Tu calorro. Ante un Coliseum prácticamente lleno en el que pocos pudieron mantenerse sentados en sus butacas, José y David arrancaban con el primer derechazo de nostalgia.
No sería el último. Pero a Estopa le gusta intercalar, como dejó claro José. Por eso, tras otro clásico como Vino Tinto, llegó un tema nuevo: Fuego. Con camiseta de Estrella Galicia incluida, David fue el primero en arrancarse a hablar con las miles de personas que habían comprado la entrada para verlos. Fueron insistentes, y mucho, en su empeño por chapurrear el gallego. Hasta se arrancaron a cantarlo, y el público se lo agradeció.
El concierto fue avanzando con una sucesión de nuevas canciones como Corazón sin salida y otra más conocidas como Malabares o Vacaciones. Estopa es mucho más que los hermanos Muñoz. Toda la banda hizo valer en algún momento del concierto sus cualidades particulares.
La noche avanzaba y Estopa seguía "intercalando". Sin duda, La raja de tu falda, El Blade o El del medio de los chichos fueron las triunfadoras de esta parte del concierto. Transportaban al público a otra época y otros lugares. A los bares de Cornellá donde crecieron José y David, a los casetes que escuchaban en su adolescencia y a ese sonido rumbero que ha evolucionado con los años.
La estocada final fue intensa, y dejó a más de uno sin aliento. De hecho, comenzó con Me falta el aliento, siguió con Pastillas de freno y Partiendo la pana y terminó con Fuente de energía y Paseo. El público se quedó coreando mientras los Estopa se tomaban un pequeño descanso entre bambalinas.
Tras unos minutos de oscuridad, salieron solos los hermanos Muñoz, como ya habían hecho en aquel concierto del 2000. De nuevo, la nostalgia inundó el Coliseum. Tras millones de discos vendidos y conciertos por todo el mundo, volvían a ser aquellos chicos recién salidos de la fábrica con una maqueta grabada y miles de letras y sueños en su cabeza. Sonaron Demonios y Ojitos rojos antes de que la banda volviese al escenario.
El colofón final no podía tener otra banda sonora. Cacho a cacho irrumpió como una apisonadora ante la locura general instaurada en el público. Tanto fue así, que una pelea en una de las primeras filas del foso obligó a David a interrumpir el concierto de la última canción. Tras unos minutos de incertidumbre, sonó Como Camarón y el público despidió como se merece a Estopa.
Como si de una máquina del tiempo se tratase, esas miles de personas que llenaron el Coliseum salieron del recinto sin saber en que año vivían. Habían vuelto al 2000, a las tardes en el parque, a las noches en el bar y vibrar como críos con las canciones de David y José.