"Hola Paula, ¿cómo estás? Todo va a salir bien. Que maravilla que vuelvo a Galicia esta semana y estoy de subidón". Así responde al teléfono Andrés Suárez, con energía, justo antes de una entrevista en la que habla de su disco más personal y de la complicada situación vivida en los últimos meses debido al coronavirus.
El ferrolano interpretará las canciones de su nuevo álbum, Andrés Suárez, el próximo domingo en el Palexco de A Coruña en el que será el primer concierto del festival O Norte Non Para. "No me puedo creer que vaya a ver a mis padres, a Pantín, a Ferrol…". Desde que empezó la pandemia, el cantautor visitó una tarde Santiago para doblar una película "maravillosa" que "lucha por la integración y por derribar muros" llamada Valentina, de Chelo Loureiro. No le dio tiempo a ver a su familia ni de ir a la playa.
Andrés Suárez viaja a A Coruña después de tocar en Vigo con ganas de disfrutar de su tierra, de su gente y de compartir la música en la que tanto corazón ha puesto.
La pandemia interrumpió el lanzamiento de Andrés Suárez, disco que vienes a presentar. Salió hace unos días. ¿Cómo te sentiste con todo este proceso de sale, no sale…?
Uno ponía la tele estos días y veía que todo el mundo es astronauta, astrofísico, epidemiólogo, experto a posteriori de la vida y la realidad… Yo no, yo debo de ser un tonto a su lado porque pensaba que era una olita pequeña que venía desde la orilla, no un tsunami que iba a arrasar todo. El disco salía el 27 de marzo y luego era la gira. Yo pensaba: bueno, no pasa nada. ¡Y vaya si pasó! Ha sido un poco raro, llevo 20 años en la música, los últimos 10-15 las promociones de los discos se hacían yendo a los centros comerciales, con firmas, abrazando a la gente que te decía a los ojos si le gustaba o no… Pasé un año y medio de muchísimo trabajo con Tato Latorre, con Toni Brunet, con los músicos. Pensamos: ahora lo sacamos, ¿y quién lo recibe? ¿Quién lo escucha? Era todo rarísimo. Pero no quise posponerlo más. Cancelé las firmas porque no se puede correr riesgos. No podemos no entender que lo único que importa es la salud. Es agridulce sacarlo a la venta así, pero me están haciendo un regalo de vida al ponerlo de número uno en España. Cuando alguien invierte su tiempo, su dinero y su esfuerzo en ir a verte estos días te hace llorar. Gracias por elegirme, por atraverte a salir de casa para ir a un centro comercial a compra el disco, el vinilo. Me siento muy agradecido. Tengo al mejor público del planeta tierra.
Tal y como dices, tu nuevo disco es el más vendido en España. ¿Qué es lo que buscan tus seguidores cuando escuchan tu música?
Yo creo que buscan verdad. No sé si los morritos de Instagram te van a ayudar o te van a sentar bien para la música. Creo que no. Mis canciones pueden estar mal cantadas, mal tocadas, mal producidas… lo que quieras, pero no vas a poder decir mirándome a los ojos que no tienen verdad. Porque tienen la verdad del alzhéimer de mis abuelos, de un amor de verano que no fue, de un polvo en un baño, de un atardecer en Calella. Todo eso lo viví, y como no soy distinto a nadie y siento igual que todos, la gente se acompasa y acompaña de esa verdad: la de un amor, la de un desamor, la de un canto a un amigo o la de un canto a Galicia, que está en todas mis canciones. De repente lo oye alguien que tiene la misma morriña que yo y se emociona. ¿No ha quedado claro después de estos meses horribles que lo que necesitamos es muchísimo buen rollo y amor? Estoy harto del mal rollo, del Twitter, de la política, de la crispación. A mí me apetece el cine, la música, la poesía, los humoristas. ¿Por qué? Porque son mensajes de amor que nos hacen falta.
Todos nos hemos refugiado en el arte y la cultura en los últimos meses.
En las tres Marías de la educación, no te quepa duda. Imagínate este confinamiento sin una canción. Resulta que las artes plásticas, la música y la educación física son las que nos salvaron el cuerpo y la mente. Bueno, nos salvaron los héroes, algunos de los cuales perdieron la vida por el camino, pero la cultura te puede mandar un abrazo. El mundo de la cultura no es más que erizar el alma y la piel, el mandar un abrazo distante, un beso silente. Era necesario, sobre todo cuando fueron pasando los días y apareció un nerviosismo lógico. Tengo la suerte de tener un pequeño jardincito, pero algunos de mis amigos viven en un -2 en Madrid, sin luz natural. Las canciones nos ayudaron muchísimo.
Está claro que vuestras canciones ayudaron al público. Pero a vosotros, que estuvistéis al otro lado de la pantalla, ¿os ayudaron también a pasar algo mejor estos meses?
Los primeros días empezamos a ver la gravedad de la situación en los telediarios. Los periodistas tuvistéis un trabajo horrible, hablar del infierno, de la pesadilla. El segundo o tercer día me hablaron del festival Yo me quedo en casa y pensé: ¿cómo va a ser un festival sin una cerveza, sin un amigo y con el móvil? Al colgar la llamada tenía 100-150 fotografías de gente con respiradores, con máquinas de oxígeno o tumbadas en camillas. Me decían que se aferraban a mis canciones para tirar adelante. ¿Cómo no voy a estar al otro lado de la pantalla? Fue un honor. Cuenten ustedes conmigo, aquí estoy. Traté de estar al máximo. No me cuesta nada coger la guitarra y cantar una canción de tres minutos que puede hacer que te olvides del "bicho" o de que tus padres están lejos.
¿Escuchaste más música o compusiste más música durante el confinamiento?
A mí me salvó el humor. Mi mejor amiga es neumóloga en Asturias y pasó ese infierno. A veces creo que tenemos la memoria muy frágil: esa gente adelgazó 10 kilos, tiene cuadros de ansiedad, de depresión, hizo jornadas de más de 48 horas sin material. Tanto que aplaudíamos y ahora, de repente, ves escenas en la calle que te ponen los pelos de punta. Mi madre, que es enfermera, mi hermana, que trabaja en un centro de mayores, y mi amiga Tami me enviaban memes y vídeos : "Te obligo a reirte", me decían. Y me aferré al humor. Ponía los directos de Touriñán y Perdomo y me moría de la risa, descubrí a muchos humoristas. Estoy en deuda, creo que debo hacerles una canción jajaja. Si pierdes el humor, lo perdiste todo. Yo estaba en casa, con calefacción, internet y dos toneladas de papel higiénico, que fue lo que nos dijeron que teníamos que tener, pero otra gente estaba en el infierno, te mandaba memes y te decía que te rieses. También escuché mucha música. Al final del confinamiento si que compuse canciones, pero no las canto porque están cargadas de dolor y no sé si es lo que más nos conviene.
Tu nuevo álbum se llama Andrés Suárez. ¿Tiene más de Andrés Suárez que los discos anteriores?
Absolutamente. No sé cuál fue el punto de inflexión, pero hubo muchos cambios que tuvieron que ver. Estaba en una discográfica y me fui a Warner, estaba con un mánager y me fui con Rosa Lagarrigue de RLM, cambié de productores… No hubo más que cambios, y tanto cambio es bueno. Me dejé querer. Los propios productores oyeron la canción y dijeron "Andrés, esto es Andrés Suárez, te guste o no. Estás contando la historia de Calella, la historia del amor de tu vida". También cuento que un amigo con el que iba a EGB se murió de sobredosis a los 15 años. Es algo que nunca me había atrevido a contar. Detalles como salir en la portada, en un videoclip mirando a cámara… Yo no me había atrevido nunca, y ahí estoy. Me apetecía mostrarme después de ocho discos y 20 años. Me he quedado a gusto, pero ahora llega el verdadero tribunal, que es el público.
Tras todos estos cambios, ¿de quién habla el nuevo disco? ¿De un nuevo o de un viejo Andrés Suárez?
Al pasado ni para pillar impuslo. No soporto a los nostálgicos y románticos del pasado. La vida es ahora, vivirla intensamente. ¿No nos ha quedado claro después de una pandemia? Estoy muy orgulloso de mis discos anteriores: si la música es una mujer, son mis hijas. Pero la vida es ahora, el disco es ahora, los conciertos de Vigo y el de A Coruña son ahora. Vivimos momentos muy duros. Antes de esta tragedia estaba muy feliz, estable, que para ser un cantautor ya es mucho. Había salido de una relación tóxica, y uno, al salir de una relación tóxica, se aferra a la vida y al humor.
Dices que las canciones cuentan la verdad, que hablan de ti. ¿Cuál es la más especial?
Supongo que Todavía puedo oírte, que es en la que hablo del amigo con el que estudié en el Ferrol Vello. Sin duda, Despiértame, que fue single y que habla de una relación tóxica. Yo no sabía lo que era la toxicidad, la vida es maravillosa como para que nos aferremos a lo malo. Calella es un viaje precioso. El cantante. Sinceramente, es la primera vez en toda mi carrera que no puedo elegir una y que voy a cantar las diez en el directo.
Para conocer a Andrés Suárez habría que escuchar el disco completo
Creo que si. Hay muchísimos estilos. Está la modernidad y el futurismo de Tato Latorre y el sonido clásico de Toni Brunet. A lo mejor, el resultado de esa producción soy yo. Hay amor y desamor, pasión, sexualidad, jocosidad. Soy la multiplicación o la división, no lo sé, de estas diez canciones.
Tras la suspensión del concierto de Los Secretos en O Norte Non Para, eres el primer artista que toca en el primer festival de la "nueva normalidad" en A Coruña. ¿Cómo te sientes?
¡Qué presión! Es una responsabilidad. Nos hace falta más amor y más buen rollo que nunca, y si suena cursi, que suene. Hace tres meses, no íbamos a tocar este año. Tengo muchos amigos de orquestas que a lo mejor se quedan sin trabajar. No soporto a los que se quejan todo el rato: lo importante es que podemos tocar. Evito las firmas, obligo a abrir las puertas mucho antes para garantizar la seguridad. Voy a volver a A Coruña, a mi casa, donde llevo 20 años tocando y van a venir mis padres. Si para que se pueda hacer tengo que tocar con guantes, ponerme mascarilla y estar a diez metros, lo hago. Va a salir todo bien. Creo que la gente tiene muchas ganas de una cervecita y de oír música. Voy a tratar que sea un espacio libre de política y repleto de amor y amistad. Si consigo que con una canción te emociones o le des un beso a tu pareja si vas con ella, habremos ganado todos.
Quieres que la gente se relaje, que se sienta a gusto después de estos meses tan duros.
Que cierren los ojos y escuchen una canción que les guste. Los invito a volar conmigo a Ferrol, a Pantín, a Ortigueira… Que viajen conmigo, que estemos conectados a través de la música.
Las actuaciones que tienes programadas van a ser íntimas. ¿Tienes ganas de estos conciertos con menos público, en acústico?
Cuando voy con la banda, llevo a 13 familias de gira y vamos a festivales, a macroconciertos, y soy feliz. Pero cuando voy al Libertad 8 y canto para 25 personas a guitarra y voz, soy igualmente feliz. Sigo siendo yo. Me apetece muchísimo hacer los conciertos acústicos porque es como nacen las canciones. Y ya que ahora tienen que ser así por obligación, me preparo los acústicos y voy feliz.
Y además uno de los primeros es aquí, en casa. Vas a tocar para tu "familia".
Sí. Me emociono cuando veo a gente que lleva 19 años siguiéndome y viene con tres hijos, o parejas que se conocieron en mis conciertos. Formas parte de la vida de alguien, y eso es lo más bonito que me ha pasado.