El barítono coruñés Borja Quiza está ligado a la música desde muy pequeño gracias al piano que había en su casa por motivación de su abuelo, que era marinero, y al que le gustaba cantar canciones de tradición marítima gallega. Comenzó en coros locales y con formación musical a edad muy temprana, lo que ha dado sus frutos convirtiéndolo en un barítono destacado de la escena nacional, una profesión que le ha llevado por diferentes rincones del mundo.

Foto: Alfonso Rego

Este miércoles 27 de septiembre y el viernes 29 estará sobre el escenario del Teatro Colón de A Coruña interpretando Roméo et Juliette, dentro de la temporada lírica de Amigos de la Ópera, una trama que se desarrolla en la Verona del siglo XVIII. En esta clásica historia de amor con enfrentamiento entre las familias de Montescos y Capuletos, el coruñés se meterá en la piel de Mercucio, amigo de Romeo.

La representación de esta obra de Shakespeare (con duración de algo más de tres horas) estará marcada por una música de alta calidad, un reparto joven y una dinámica de peleas, muertes, duelos de esgrima y sangre que no dejará indiferente al público.

Este papel es solo uno de la multitud de compromisos profesionales que el coruñés atenderá en los próximos meses con una agenda casi completa hasta 2024 y dos debuts pendientes. Quiza invita a probar la ópera a todos aquellos que aún no se han estrenado para que se enamoren tanto como él hizo en los inicios de su carrera del teatro lírico.

Sobre Roméo et Juliette, destaca que es "una obra disfrutable ayudada por un argumento popularmente conocido con música muy fresca, digerible y romántica". Desde las bambalinas del Teatro Colón ha desgranado los detalles de este espectáculo y de su futuro profesional para Quincemil:

¿Cómo llegaste a ser barítono? ¿Vocación, tradición familiar o casualidad?

Nací en Ladrido, una aldea de 150 habitantes de Ortigueira (A Coruña) y curiosamente había un piano en casa porque a mi abuelo, que era marinero, le gustaba mucho cantar canciones de taberna, como manda la tradición marinera gallega. Probablemente mi primer contacto con la música haya sido cantar con mi abuelo.

Él, que nunca pudo ser cantante, con mi hermano, que es mayor que yo, y conmigo se preocupó de que hubiese un piano en casa y de que tuviéramos clases de piano y de música. Empecé estudiando piano y cantando en coros de niños en A Coruña con 7 u 8 años, en el coro municipal del Colegio Eusebio da Guarda, que formaba parte de un coro grande municipal que juntaba todos los colegios públicos de A Coruña. Luego me cambió la voz muy pronto y enseguida pasé a la Coral, porque con 13 años ya tenía la voz grave.

La misma directora que dirigía el coro infantil dirigía la Coral Follas Novas y entonces me llevó a Follas Novas y estuve cantando allí hasta que entré en el coro de la Orquesta Sinfónica de Galicia con 18 años. Ahí fue cuando descubrí la ópera y nos eligieron pillaron para hacer el festival Mozart, Don Giovanni y Las Bodas de Fígaro. Obras con las que descubrí el teatro lírico y me enamoré. Entonces decidí probar y meterme a estudiar al conservatorio otra vez, en esta ocasión canto y en menos de tres años Incluso ya me estaba yendo a Madrid a estudiar en serio y a probar suerte con el canto.

En Madrid fue donde encontré el camino para convertirme en un buen cantante. Encontré un buen maestro y con ese buen maestro enseguida empecé a a cantar muy pronto. Este año hago 19 años de carrera, o sea, mi carrera profesional como solista empezó con 22 años, muy pronto. Considero que sigo siendo joven todavía pero que 19 años de carrera son muchos con más de 1.500 funciones cantadas en teatros.

¿Qué escenarios han sido los más especiales para ti, esos que han marcado un antes y un después en tu carrera?

Ninguno como tal es definitorio, pero hay teatros que te hacen un montón de ilusión. El Teatro Real es ya como mi casa y este año creo que fue mi producción número 16 allí. Llevo 16 producciones cantadas en La Zarzuela, donde han tenido lugar los éxitos más grandes de mi carrera. De teatros internacionales, recuerdo con mucho cariño La Fenice de Venecia, por ejemplo, el Teatro an der Wien de Viena o la ópera de Tel Aviv. También hicimos un Barbero de Sevilla que tuvo mucho éxito.

¿Cuál es tu papel en la ópera de Romeo y Julieta? ¿Por qué crees que va a ser atractiva para el público?

Mi papel es Mercucio, que es el amigo de Romeo, de la familia de los Montescos, que es como el macarrilla del grupo, el guaperas irreverente. Es un poco el que desencadena el drama con Teobaldo Capuleto, que es el primo de Julieta. Al final ambos acabamos generando el conflicto que desencadena después todo el argumento. Es un papel divertido y lo interpreté hace un montón de tiempo, la última vez precisamente lo canté en La Fenice de Venecia hace 15 años, es la tercera vez que canto este papel.

La obra es muy interesante para el público porque la conocen. El Romeo y Julieta de Shakespeare con una música maravillosa, sublime. Encima hemos juntado aquí un reparto con una energía joven, muy sorprendente, que creo que creo que es como muy creíble. Somos todos mayoritariamente españoles y la dinámica de la obra son peleas, muertes, duelos de esgrima, sangre…muchos ingredientes.

¿Si tú tuvieras que decidir entre Montescos y Capuletos, a quién elegirías?

Creo que esto más que Capuletos y Montescos es un tema de inmadurez o madurez. Al final los que la lían son los adolescentes inmaduros, los prepotentes que se guían por la testosterona y no por el cerebro. Porque el padre Capuleto no tiene ningún problema y con los Montescos no hay tanta saña. Es un problema que se lía como cualquier pelea de bandas ahora, pero para lo clásico. El conflicto, en resumen, es un problema de la testosterona de los adolescentes que piensan poco y actúan sin pensar.

¿Cuál crees que es el momento álgido de la trama?

Es una obra en la que el spoiler viene de serie, pero el momento del tercer acto en la pelea, el enfrentamiento entre Teobaldo y Mercucio y posteriormente Romeo. Hay un momento muy, muy, muy potente, un gran clímax dentro de la ópera. Eso como un momento extrovertido, un momento grandioso y luego como momentos íntimos. A mí me me encanta el dúo, el primer dúo de Romeo y Julieta del primer acto me parece una maravilla y van teniendo un montón de dudas a lo largo de la ópera.

A nivel profesional, ¿Cuál ha sido el mayor reto al que te has enfrentado en la preparación de esta ópera?

El reto de este rol es que, no siendo un rol muy extenso, es el barítono principal de la obra. No es extenso porque se muere a mitad de la historia, pero quizá la dificultad es la energía que tiene que tener el personaje, una energía muy alta y el área que tiene es como una especie de trabalenguas muy rápido, con un montón de texto en francés. El francés es quizá la lengua más compleja porque no es el francés hablado, es francés cantado, lo que supone una dificultad añadida.

Justo mi personaje tiene muchísimo texto y una tesitura un poquito aguda. Es más difícil de lo que parece a simple vista, pero digamos que lo tengo más que resuelto y ya lo había cantado hace años y no me supone una grandísima dificultad.

¿Has tenido mucha preparación previa?

La vida de un cantante al final es estar estudiando todo el rato, mucho y nunca parar. La verdad es que no paramos y a veces se hace complicado, sobre todo porque estás cantando una cosa centrado y tienes también que estar estudiando la siguiente. No es fácil encontrar el tiempo ni tener la concentración suficiente, aunque depende, porque yo además canto cosas muy diferentes, de repertorios distintos y a veces se hace complejo el cambio. Pero bueno, al final es hábito, estamos muy acostumbrados a estudiar. y cuanto más estudias, más rápido estudias.

Luego sobre todo roles que ya he cantado. Es verdad que hacía muchos años de este papel en Romeo y Julieta, pero es curioso, hay algún armario del cerebro de larga duración en el que cuando tocas la partitura se abre y esos conocimientos vuelven a primer plano. Lo difícil ahora son los debuts y cantar nuevos roles.

Foto: Alfonso Rego

¿Te consideras un profesional versátil? Hasta has cantado para tus vecinos desde tu balcón de A Coruña durante el confinamiento.

La palabra versátil probablemente me encaja bastante, pero porque siempre, más allá de ser cantante o no, desde pequeño me interesan muchas cosas. Me gustan muchas cosas y me gusta saber de muchas cosas y además profundizar. O sea, de la música me gustan todos los géneros, a la vez que me gusta la historia del teatro o la gastronomía y los vinos. Tengo muchos intereses muy diferentes y creo que una de las cosas que más me enamoró de este trabajo es que creo que cuanto más sepas, cuanta más información tengas en tu cajón de sastre, más útil eres encima del escenario y más fácil es contar historias.

Creo que el verdadero talento de un cantante lírico no es tanto la voz, sino la capacidad de comunicación. Para poder contar historias y comunicar bien hay que tener mucho background y muchos datos de muchas cosas. Lo imprescindible son las vivencias y un poco de arrojo y de valentía también para adentrarse en terrenos más inhóspitos y sobre todo, para que te resbalen un poco las opiniones o las críticas.

Hay una época de tu vida donde llegan las críticas y te importan porque dices "a ver si me meto a hacer esto o lo otro, me van a criticar tanto que luego va a ser contraproducente para mi carrera". A estas alturas ya me da un poco más igual, si soy cantante de ópera, ¿por qué no puedo cantar el concierto de swing o un concierto de boleros o meterme a empresario? Se puede hacer todo. De hecho, creo que cuantas más aventuras vive uno, más cosas tiene para contar encima de un escenario. O sea que sí, soy versátil y me tienen como cantante de ópera, pero también muy etiquetado como buen actor, algo que me ha ayudado mucho en mi trabajo, probablemente los primeros años en los que a lo mejor la voz no estaba tan madura o tan espectacular.

Sí que tenía una intuición teatral importante, que a los directores de escena les encantaba trabajar conmigo y eso, pues bueno, se ha ido poco a poco construyendo un artista cada vez con más peso y mejor en muchos ámbitos diferentes. Yo he sido tirador de esgrima deportiva muchos años y soy vicepresidente del club de Esgrima Coruña y en esta obra tenemos un duelo de espadas y aplico lo que sé. He hecho danza de pequeño y patinaje artístico y al final hay que bailar en un montón de producciones y cada vez se exige más a los cantantes en escena.

O sea, es muy evidente que cuantas más cosas sepas, mejor artista eres para el teatro lírico y por eso me gusta, porque nunca he sabido decidirme por una sola cosa y considero que puedes hacerlas todas.

¿Haces gala de coruñesismo cuando actúas fuera de Galicia?

Llevo mucho por bandera tanto Ortigueira como Coruña, que es la ciudad que me acogió desde que tenía cuatro años y en la que he estudiado y en la que me he criado y en la que vivo. Mi base de operaciones sigue estando aquí aunque no estoy nunca porque estoy siempre viajando, pero son gajes del oficio.

Me encanta conocer a la gente y sigo diciendo que A Coruña es una de las ciudades con mayor calidad de vida del mundo. Después de vivir en muchas ciudades por los periodos de ópera, mínimo un mes y medio o dos meses, te da tiempo a probar y hacerte una idea de cómo son los sitios y creo que como en Coruña se vive en pocos sitios. No vamos a decirlo muy alto para que no se entere mucho la gente.

Adoro esta ciudad y lo digo siempre y yo ahora estoy cantando en casa. Conozco la ciudad, es mi ciudad y trato personalmente con muchísima gente de aquí, muchos dueños de negocios y se genera una sinergia. Tengo mi escuela, la escuela de artes El Laboratorio en el centro comercial Espacio Coruña, que mantengo con mucha dificultad porque la pandemia nos ha afectado mucho, pero seguimos remando y consolidándonos.

Me aporta muchas cosas entrar allí y ver a un centenar de niños todas las semanas estudiar artes, cuando la enseñanza reglada prácticamente niega la educación artística a los niños, me da una satisfacción personal que más allá de que vayan mejor o peor económicamente los negocios, si a mi me compensa como humanista convencido que soy me vale. Allí tengo pianos y salas y me encanta que vengan los cantantes y los compañeros con los que he coincidido en otros teatros de otras ciudades. El poder presumir de ciudad y hacer que se sientan muy a gustito es un lujo y siempre les encanta volver.

De cara a 2024 tienes dos debuts pendientes. ¿Cuáles son tus planes más inmediatos a nivel profesional?

La semana que viene a hacer una zarzuela a Las Palmas, El Barbero de Sevilla. Luego me voy al Palau de les Arts de Valencia a hacer Pan y toros y después hago una gira con la orquesta Gaos por Galicia, con una cantata de Juan Durán y unas canciones gallegas con orquesta. En diciembre y en enero es cuando debuto con Lohengrin en la Ópera de Oviedo y a continuación abro la temporada de Zarzuela de Oviedo, también con doble programa de Adiós a la Bohemia y la Gran Vía. Más tarde, haré una nueva producción en el Teatro de la Zarzuela de La Verbena de la Paloma para abril y mayo. Hasta el verano de 2024 tengo ajetreo.

Has estado en muchas obras e interpretado diferentes papeles. ¿Cuál es el reto que te queda pendiente?

El mercado de la lírica como como muchos mercados, cada uno conoce el suyo. El nuestro es bastante loco, muy de etiquetar las cosas. O sea, la gente necesita etiquetar las cosas para sentirse bien y tranquila. Entonces, cuando tú quieres evolucionar dentro del repertorio o eres un culo inquieto como yo y quieres probar diferentes repertorios y demás, es difícil porque necesitan etiquetarte en en algo muy específico y yo me niego un poco.

Lo que me gustaría ahora es centrarme en el nuevo repertorio, el repertorio Verdiano en el que me he adentrado el año pasado, un poquito más dramático que creo que viene con los años de experiencia y con la edad también, porque la voz se va volviendo más grande y más dramática. Me gustaría cantar más de ese repertorio y poco a poco lo estoy haciendo. Creo que en el futuro habrá un mayor porcentaje de tiempo que esté cantando repertorio Verdiano.

Aún espero el reto principal para mí, porque me sigue entusiasmando este trabajo y no pierdo las ganas ni la ilusión y espero cantar durante muchos años. Para mí el reto es que me siga apeteciendo tanto subirme a cantar como me apetece a día de hoy. Hay teatros que me encantan, donde me encantaría cantar sería en el Colón de Buenos Aires o en el Metropolitan de Nueva York, pero tampoco es una cosa que me quite el sueño. Lo que quiero es seguir cantando, tener la voz saludable y seguir disfrutando hasta que el cuerpo aguante.

Borja Quiza durante un concierto. Concello Coruña

La ópera es un género que quizás no mueve masas ni atrae a todos los públicos ¿Qué le dirías a cualquier tipo de público para que viniera a probar a ver una ópera si nunca la ha visto?

Realmente son prejuicios, la ópera es un musical de muchísima calidad. La gente no tiene la más mínima duda en pagarse una entrada de 100 euros, un viaje a Madrid y una noche de hotel para ir a ver el Rey León a la Gran Vía o para ir a ver Anastasia o ahora Aladdín.

La ópera no se traduce en tiempo real, pero te ponen una pantallita arriba con la traducción. Y también hay algo muy sencillo como mirar en Google y en 10 minutos puedes leerte el argumento de la ópera, incluso ver el libreto a dos columnas y prepararte un poco mejor el visionado que vas a hacer para disfrutarlo mucho más. Nadie duda ni sospecha de que alguien se gaste el dinero en ir a ver un musical y cuando alguien se gasta el mismo dinero en ir a ver una ópera, todo el mundo dice "qué raro, yo no iría, jamás gastaría eso en una ópera".

Lo curioso es que es exactamente lo mismo, pero además de un nivel y una calidad altísimos. Hay un compositor que te gustará más y otro menos, pero hay que darle la oportunidad y elegir bien. Si todavía no eres muy aficionado a la ópera, las primeras 10 óperas que veas puedes enterarte un poco a ver cuáles son las más interesantes o las más fáciles de digerir.

¿Romeo y Julieta se enmarcaría dentro de ese grupo de primeras veces en la ópera?

Yo creo que sí, es una ópera muy disfrutable, sobre todo porque el argumento ya es conocido, entonces eso ayuda. Tiene una música muy fresca, muy digerible, muy romántica, que entra muy bien y es muy fácil empatizar con el amor de Romeo y Julieta gracias a la música. Si eliges bien los títulos no te parecerá un coñazo la ópera, ni algo elitista, ni algo que no entiendes, lo importante es que no pongas la barrera porque es teatro cantado.

El gran argumento a favor de la ópera con respecto a los musicales, es que ver a gente cantando sin micrófono para teatros de miles de butacas es espectacular. O sea, hay un punto de freak show muy interesante en esto, que el canto con micro no es para desprestigiarlo, pero bueno, es otra cosa. Ese micro es muy impresionante con una orquesta de 40 músicos, pero no es lo mismo que un foso de ópera en vivo con 70 personas de coro en directo cantando una función única en analógico total. A mí me parece espectacular la era del digital, pero valoro mucho lo analógico.

Creo que es un espectáculo que te arrolla, te pasa por encima, o sea, cuando lo ves te das cuenta, Pero hay que ir con las ganas de probar y de que te guste. Una vez que la pruebas ya no puedes parar, no te desenganchas.