Iria Veiga, bailarina: "En Galicia hay mucho talento, pero no se aprovecha"
La compostelana hace un repaso a su trayectoria analizando por qué, igual que lo ha hecho ella, muchos bailarines se van a Estados Unidos en busca de reconocimiento y mejores condiciones
19 enero, 2024 05:00Convertirse en bailarina profesional en España es un viaje desafiante, donde la pasión se mezcla con la perseverancia en un mundo que demanda absoluta dedicación. Desde los conservatorios hasta los escenarios, el camino hacia el éxito está marcado por horas de práctica, sacrificio y una competencia feroz.
En el panorama del baile profesional español encontrar estabilidad y reconocimiento puede ser un desafío, a pesar de la riqueza cultural y la tradición en danza. La falta de apoyo financiero y las limitadas oportunidades laborales son barreras que muchas bailarinas deben sortear, incluso después de años de formación y experiencia.
A pesar de su corta edad, Iria Veiga lleva toda una vida dedicada a ello. Recién llegada de Miami, la compostelana ha hecho hueco en su apretada agenda laboral para hablar con nosotros sobre su trayectoria, y también sobre las dificultades que dedicarse al mundo del baile conlleva en nuestro país. Algo que la ha llevado a marcharse a América.
¿Cómo empezaste a bailar?
Empecé a bailar con 3 años en el colegio como actividad extraescolar. Siempre me gustó el mundo del arte, lo veía en la tele y flipaba. Según fui creciendo me fue gustando cada vez más, siempre decía que quería ser bailarina.
¿Y te tomaban en serio?
No mucho, siendo de Santiago, no…
¿Cómo empezaste a formarte?
Ya más mayor me apuntaron a ballet, me empecé a examinar profesionalmente y me apunté a grupos de competición. Cambié del ballet al urbano y empecé poco a poco a verlo como algo más serio a lo que podía acabar dedicándome profesionalmente.
En ese momento decides salir de Santiago ¿no?
Sí, con 18 años me fui a Madrid un poco para seguir apostando por ello porque en Santiago no veía esa abanico de oportunidades que podía aportarme una ciudad más grande. Me fui para seguir formándome, y a partir de ahí fueron llegando trabajos poco a poco.
¿Realmente veías posible llegar a vivir de esto?
Cuando estaba en Santiago no, porque al final no tenía un referente aquí en el que pudiera inspirarme. Tenía claro que quería luchar por ello, pero estando en Santiago lo veía como algo inalcanzable. Cuando dices en una ciudad tan pequeña que quieres dedicarte a bailar te conviertes un poco en la rara del grupo. Por eso, irme a Madrid me ayudó mucho, porque me rodeé de personas con el mismo objetivo que yo.
¿Cómo llegaron tus primeros trabajos?
Yo me fui a Madrid con la excusa de estudiar psicología allí, carrera que todavía no he terminado. Por las mañanas iba a la universidad y por las tardes a distintas escuelas de baile. Empecé a conocer un poco más Madrid y ahí fue cuando una cantante de Sevilla me llamó para hacer mi primer trabajo, un concierto para el festival de una radio. Luego, mi primer trabajo así más grande ya fue un videoclip con Reels B.
Rels B fue el primero, pero a partir de él han venido otros como Maikel Delacalle, Lola Índigo o Don Patricio. ¿Qué nivel de exigencia supone esto?
El que tú te pongas. Yo soy una persona súper autoexigente con mi trabajo, da igual lo que haga y con qué artista sea que siempre me voy a exigir lo mismo. Pero, sí es verdad que tienes una presión mayor, porque son artistas de un nivel muy importante.
Además de trabajar con artistas, lo has hecho con orquestas. ¿Cómo es para una gallega girar con una orquesta como Panorama?
Fue algo súper inesperado porque una chica se había ido, a mí me habían mandado un casting y yo lo envié sin siquiera saber que era para la Panorama. Cuando me llamaron fue algo muy guay, porque nunca había pensado en trabajar en la verbena, pero siempre lo digo: para mí es el trabajo más especial que he hecho. Siendo gallega era un orgullo subirme cada noche al escenario con ellos, y además es una orquesta a la que he seguido desde siempre, ósea que fue súper especial.
¿Qué es lo más valioso que aprendiste con ellos?
El sacrificio y el ritmo de trabajo que llevan. Desde fuera no se ve, pero es un ritmo muy duro. Hay actuaciones todos los días, tienes que comerte muchas horas de bus girando por toda España… rodearme de personas que, a pesar de todo eso, se subían al escenario y daban el 100% para mí fue muy inspirador.
Después de esta experiencia llegó la del Arenal Sound, ¿qué se siente al pisar el escenario de un festival tan grande?
Fue increíble porque además de bailarina, fui coreógrafa del show. Había sido el primer festival al que había ido como público, y verme unos años más tarde yendo como bailarina fue un sueño. Es una adrenalina que no se puede explicar.
¿Crees que la gente valora el trabajo de los bailarines en eventos como este?
En festivales así o, incluso, en la verbena la gente va con la idea de pasárselo bien y sí es verdad que cuesta un poco que valoren lo que estás haciendo, no están muy pendientes. Pero cada vez más artistas llevan cuerpo de baile, por lo que creo que cada vez se está reconociendo más nuestro papel.
Hace unos meses emprendiste una nueva aventura en Estados Unidos, concretamente en Miami. ¿Por qué has decidido marcharte?
Era una idea que llevaba en mi cabeza mucho tiempo y para la que llevaba mucho tiempo ahorrando, además estaba en una situación personal bastante mala, entonces como que necesitaba un cambio de aires. Me fui un poco a la aventura y llegué a un sitio, Estados Unidos, donde el trabajo de bailarín está mucho más valorado. Allí ser bailarín es algo normal.
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de la industria musical allí?
Yo creo que la diversidad de formas que tienen allí de entender la danza y el arte en general. Miami es una ciudad donde se juntan personas de lugares muy distintos, es un sitio muy enriquecedor. Pero también el valor que dan a la danza, los sueldos son mucho mayores y el reconocimiento es mucho mayor. Llegar a un lugar donde ves que tu trabajo se valora es sorprendente.
¿Quieres quedarte allí? ¿O aspiras a volver y trabajar en España?
Quiero quedarme allí.
¿Qué tenemos que hacer en España para que los bailarines dejéis de iros al extranjero?
Crear comunidad, dar visibilidad al arte. En España y en Galicia hay mucho talento pero no se aprovecha. La gente ve las cosas tan inalcanzables aquí que o se marcha o se rinde.