En carretera y en la provincia de Cuenca, Rodrigo Caamaño, guitarrista de Triángulo de Amor Bizarro, que este año cumple dos décadas de trayectoria, atiende a Quincemil. Hoy actúan en Cangas de Narcea, fecha previa al concierto de A Coruña en el Festival Noroeste Estrella Galicia, en el que repasarán la música de todos sus discos, en formato de trío.
Conocen la playa de Riazor. ¿Cómo son las sensaciones que se viven en un escenario como este?
Es muy emocionante. Empezamos como grupo en unos locales que están muy cerca, los llamábamos Taller Electrónico. Dábamos nuestros primeros conciertos en locales pequeños y ya había conciertos en la playa, que los veíamos como algo inalcanzable. Es que para nosotros A Coruña es como nuestra casa, aunque hayamos nacido en Boiro y vivamos allí; es la ciudad que nos dio la posibilidad de ser un grupo, donde encontramos el ecosistema perfecto para ser una banda.
¿Qué advierten en el público de A Coruña que no vean en el resto de Galicia o España?
Mi sensación es subjetiva porque A Coruña es nuestra casa. No sabría decir. Ves caras que hacen que te acuerdes de hace veinte años o más, que te llevan a otras épocas, y nos resulta difícil comparar a este público con el de otras zonas donde actuamos cuando nos hicimos más conocidos. Cada concierto en A Coruña, sea en sala pequeña o lugar grande, tiene un componente especial que hace que llevemos la ciudad muy marcada.
Su público, en general, ¿se mantiene fiel, cambia, crece con nuevas generaciones...?
Vemos que viene gente de distintas edades. Venimos de tocar en un festival pequeño en Salobreña, Granada, muy chulo, y en nuestra actuación había gente de 60 años bailando, gente que nos decía que nos había visto por primera vez hace 20 años, público más joven, de unos 15 años... Se juntan varias generaciones, aunque vemos que el público de la nuestra va mucho menos a conciertos. Aun así, una gran parte del público te dice que te ha visto tocar diez veces o más. Para mí lo realmente interesante es saber cómo nos ven. Por ejemplo, vemos en los conciertos que no nos asocian mucho con la ola indie festivalera, sino con cómo nosotros hace años veíamos a las bandas de los ochenta.
En Sed, su último disco, tocaron varios estilos y les llevó más tiempo terminarlo. ¿Cómo han trasladado el álbum al directo?
Cierto, fue largo de hacer. Tienes temas muy elaborados y otros más primarios. Es complejo llevarlo al directo, la verdad, justo por la disparidad de sonidos. Eso nos hizo abrir el abanico y recuperar canciones de hace muchos años. Nos ayudó a aunar la amplitud de sonido.
"Vemos en los conciertos que no nos asocian mucho con la ola indie festivalera, sino con cómo nosotros hace años veíamos a las bandas de los ochenta"
Así que en el Noroeste tocará hacer repaso.
Pues sí, canciones que realmente compusimos hace mucho tiempo al lado de la playa. Este año estamos haciendo un equilibrio entre el material de antes y el de ahora que quizá nos ayude para encontrar un camino para el siguiente disco.
¿La banda ha cambiado en directo, nota evolución?
Claro, claro. Cambiamos de forma natural. Con la salida de Zippo a comienzos de año hemos vuelto a formato de trío y tuvimos que adaptar el material. Pero a su vez nos permitió abrir una vía que fue un poco como volver al principio. Las propias circunstancias nos hacen cambiar, sin forzar el cambio. En los últimos conciertos estamos sonando diferentes a como hace un año, y hace un año no nos parecíamos a como sonábamos hace diez.
Su gira de conciertos a partir de otoño refleja que están echando la vista atrás.
Sí, en octubre empezará la gira de los veinte años de trayectoria, en la que en cada concierto tocaremos enteros dos de nuestros seis álbumes. Decidiremos cuáles el mismo día del concierto. El 20 de diciembre, de nuevo en A Coruña.