Una niña iraquí de 4 años se opera el corazón en A Coruña gracias a voluntarios
Varios coruñeses abren la puerta de sus casas para posibilitar que niños de diferentes partes del mundo se operen en el Materno; una de las voluntarias nos cuenta su experiencia de "dar un poco y recibir muchísimo"
3 octubre, 2019 18:31Con solo cuatro años, Lara ha recorrido muchos kilómetros desde Bagdad, hasta llegar a A Coruña, donde hace dos días fue operada de una cardiopatía congénita en el Hospital Materno Infantil, gracias al apoyo brindado por la ONG Infancia Solidaria y voluntarios que las han acogido en A Coruña.
Una de esas personas voluntarias que han hecho posible que hoy Lara ya esté ya en planta, sonriendo y recuperándose de la delicada intervención, es Isabel Romero. Una profesora coruñesa que asegura que recibe más de lo que da colaborando en facilitar la estancia en A Coruña de estos niños que viajan para recibir un tratamiento del que no disponen en sus países de origen.
Estamos muy contentos porque la operación de corazón, en A Coruña, de nuestra pequeña iraquí, Lara, ha salido fenomenal y se está recuperando muy bien. Eres una campeona 😇. pic.twitter.com/Dice38hUUe
— Infancia Solidaria (@inf_Solidaria) October 2, 2019
Quien está detrás de estos "pequeños milagros" es la ONG Infacia Solidaria se creó en 2005 en Madrid, con el objetivo de coordinar la posibilidad de que menores en países en vías de desarrollo puedan ser operados. A Coruña se incorporó desde hace unos meses a la red de familias de acogida y hospitales que practican estas intervenciones que les cambian la vida a niños llegados de diferentes partes del mundo.
El pasado mes enero de 2019 dos niñas de Gambia, llegaron para poder ser operadas, también en el Materno. Isabel, junto con su vecina Birguita Manson, está comprometida acogiendo a las madres que llegan siempre acompañando a sus pequeños, asegura que esto le ha servido para "darse cuenta de que no tienes que irte lejos para poder echar mano a quien lo necesita".
"Ahora tenemos aquí a Lara, que llegó de Bagdad con su madre hace unas semanas porque necesitaba una operación urgente del corazón", explica a Quincemil. La pequeña se la ha ganado: "Tiene mucho sentido del humor, sin saber el mismo idioma nos reímos muchísimo. Le llevamos un karaoke y nos ofrece verdaderos espectáculos".
Coruñeses que abren las puertas de su casa para hacerlo posible
Isabel no deja de alabar la labor de los profesionales del Materno, con una mención especial a quien dirigió la operación, el doctor Bautista. "La gente del Materno es maravillosa, se vuelcan con estos niños. Se nota la vocación increíble de esos médicos y enfermeros".
Nos cuenta que Lara evoluciona "muy bien, aunque necesitan un tiempo para recuperarse, porque tienen un largo viaje de vuelta a casa". Mientras, son varias las familias de acogida coruñesas que se preocupan de dar alojamiento y apoyo a las madres. "Nos coordinamos entre nosotros, les buscamos ropa si la necesitan, comemos juntos todos los días, quien tiene espacio en casa les ofrece una habitación", nos explica Isabel.
"Me doy cuenta de que la gente es muy solidaria, cuando hemos buscado traductores, aunque no pertenecieran a la ONG, en cuanto saben del caso se prestan a colaborar enseguida. Con estas cosas también te das cuenta de que hay gente muy buena", añade esta voluntaria coruñesa.
Los voluntarios nunca saben quién va a venir a casa, "si va a tener 2 años o 12". Se apuntan en una lista que supone tener abiertas las puertas de su casa en caso de que un niño lo necesite. "Valoro mucho lo que aportan estas visitas a mis hijos, aprenden a valorar las cosas. Además implica convivir con culturas muy diferentes; por ejemplo, los que han venido hasta ahora son musulmanes".
"Nunca me han pedido nada. Es increíble cómo me intentan ayudar en casa, a veces cuando me daba la vuelta, una de las mamás quería ponerse a fregar o a cocinar". Otra cosa que a Isabel le emociona es cómo estos visitantes, que se van siempre con una gran sonrisa, "transmiten una alegría de vivir enorme, sin tener nada".
Los tres meses que cada niño y su acompañante están en A Coruña son de un ajetreo que vale la pena: "Por ejemplo, hoy por la mañana fui a desayunar con la madre, le llevé unos huevos revueltos. Ayer pasé la tarde con ellas en el hospital, y ya estoy deseando que llegue mañana para volver a verlas". "Ellos se dan cuenta de que tú estás dando, y te lo dan el el doble", concluye Isabel.