En los últimos años, el avance de la investigación sobre el cáncer ha sido notable, marcando importantes hitos en la comprensión, diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad que afecta a más de 270.000 personas al año en España.
A pesar de ello, los desafíos persisten, y la investigación es esencial que continue. Sin embargo, el progreso alcanzado hasta ahora brinda esperanza y evidencia el compromiso de la comunidad científica en la lucha contra el cáncer.
Rafel López, coordinador científico del IX Simposio Biopsia Líquida y Jefe de Servicio de Oncología Médica-Oncomet del CHUS, nos cuenta qué papel ha ocupado la biopsia líquida en estos avances y cuál es el futuro de esta prueba.
¿Qué es la biopsia líquida?
Se trata de un conjunto de técnicas modernas y complejas que pretenden estudiar el tumor para establecer un pronóstico y un posible tratamiento. En concreto, la biopsia líquida se realiza a través de una simple extracción de sangre, pero posteriormente se llevan a cabo análisis muy complejos que permiten observar la situación del tumor. Es una prueba no cruenta para los pacientes, fácil de acometer, rápida y que se puede repetir continuamente.
¿Por qué es tan importante para la práctica oncológica?
Porque va a permitir ayudar a elegir el mejor tratamiento posible para cada paciente, además de posibilitar monitorizar su seguimiento y ayudar a descubrir las posibles resistencias con su consiguiente abordaje terapéutico. Además, nos va a ayudar a decidir qué pacientes no necesitan más tratamiento y en cuáles sí debemos intensificar el mismo. También se está estudiando su empleo para el diagnóstico precoz en muchos tumores que actualmente carecen de métodos de cribado. Puede representar el salto definitivo que permita conseguir grandes avances en la curación del cáncer.
¿Qué avances se han producido en este campo en los últimos años?
Se han conseguido muchos avances técnicos y analíticos, de tal forma que somos capaces, prácticamente, de estudiar el genoma de los pacientes a través de la biopsia líquida. También se han conseguido avances en el manejo clínico para encontrar las situaciones en las que la biopsia líquida puede ser más útil para los pacientes.
¿Cómo está impactando en el diagnóstico y tratamiento del cáncer?
La biopsia líquida lleva años impactando en el tratamiento del cáncer. En sus inicios, permitió seleccionar pacientes candidatos a recibir un tratamiento dirigido. Pero, con el tiempo, la técnica se ha ido abriendo camino en diferentes situaciones como, por ejemplo, en el abordaje oncológico cuando no existe posibilidad de tejido.
El campo en el que esta técnica está más desarrollada y avanzada es, quizás, el que tiene que ver con la enfermedad mínima residual, pues permite establecer un pronóstico y ayudar a implementar posibles nuevos tratamientos. La clave radica en el potencial de futuro que posee la biopsia líquida, como técnica o conjunto de técnicas que serán imprescindibles para avanzar en el ámbito de la oncología de precisión.
¿Qué ventajas presenta la biopsia líquida en comparación con las biopsias tradicionales en términos de precisión y utilidad clínica?
No deberíamos comparar la biopsia tradicional, en tejido, con la biopsia líquida, sino que claramente son técnicas complementarias y cada una va a tener su función en el manejo de los pacientes. La biopsia líquida recoge toda la heterogeneidad del tumor, y permite cuantificar y priorizar los clones más activos. Es nuestra obligación acelerar su incorporación a la clínica, porque todo parece indicar que es la técnica de futuro clave en el desarrollo de la oncología de precisión.
¿Cómo afecta ésta a la identificación temprana de la enfermedad?
Existen dos elementos que estamos descubriendo y a los que debemos hacer frente. Por un lado, están los tumores que tardan mucho tiempo en formarse y, por el otro, hallamos que muy pocas células ya sueltan o eliminan elementos a la sangre. Estas dos grandes barreras para la identificación temprana de la enfermedad, posiblemente se vean superadas gracias a la biopsia líquida. De hecho, en Estados Unidos ya se ha aprobado un primer test para el diagnóstico precoz de 20 tumores y existen al menos tres o cuatro pruebas diferentes que se están estudiando y cuyo uso muy probablemente llegue a aprobarse.
¿Qué patologías oncológicas son las que más se han beneficiado de ella?
Sin duda, la situación de enfermedad metastásica resultante de cáncer de pulmón. Esto es así por dos motivos, porque es difícil obtener tejido de buena calidad y por qué se han descubierto muchas dianas terapéuticas que permiten dispensar fármacos específicamente dirigidos y aprobados. El cáncer de colon, que fue el primero donde se inició la biopsia líquida, también se está sumando a esta iniciativa, igual que otros muchos tumores como el de mama o el colangiocarcinoma. Aunque, prácticamente, todos los tumores serían candidatos a utilizar biopsia líquida en diferentes situaciones clínicas.
¿Cuáles son los desafíos actuales en la implementación de la biopsia líquida en la práctica clínica diaria?
Son múltiples y abarcan desde cuestiones económicas (son técnicas caras que, no obstante, irán reduciendo su coste) hasta elementos científicos (problemas de sensibilidad). No podemos obviar que existe una cierta barrera de temor a la innovación y al cambio, presente en miembros del colectivo sanitario que pueden estar muy poco motivados. Por ello, urge apostar por un liderazgo y por una gobernanza oncológica que ofrezca respuestas a todos estos desafíos y acelere la investigación y la innovación, de la que se podrán beneficiar muchísimos pacientes.
A menudo se reivindica que determinados fármacos innovadores aprobados por las autoridades europeas tardan en llegar a nuestros pacientes, ¿esto es así? ¿cómo se podría acelerar su llegada?
Es urgente cambiar el sistema de autorización y financiación de fármacos en nuestro país, que actualmente es de aproximadamente 600 días tras su aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento. Esta cuestión se está convirtiendo en un drama para los pacientes y para los oncólogos, sobre todo cuando tenemos en cuenta que existen fármacos cada vez más activos que tardan en llegar.
Según SEOM, para 2040 se espera un incremento de la incidencia global del cáncer. En España se estima que se producirán para entonces más de 340.000 nuevos casos anuales frente a los aproximadamente 280.000 actuales, ¿es posible de algún modo darle la vuelta a esta previsión y frenarla?
La gran mayoría de los tumores se produce por fallos en la replicación de las células, que se están reproduciendo en el organismo continuamente, y en las que, con el paso del tiempo se acumulan errores. Errores que al final terminan desarrollando cánceres, muchas veces favorecidos por malos hábitos como por ejemplo el tabaco, el alcohol o el sedentarismo. Por otra parte, el envejecimiento de la población es una realidad que no podemos obviar y esta cuestión aumenta las posibilidades de que proliferen tumores.
Por todos estos motivos, va a ser difícil que disminuya de una forma importante la incidencia del cáncer salvo si somos capaces de controlar ese porcentaje de factores potenciadores del mismo (que se sitúa, por cuantificarlo de algún modo, entre un 20% y un 40%).
¿Qué papel juegan aquí los cribados?
Su papel es muy relevante para el diagnóstico precoz y permiten una mayor curación. Sin embargo, tienen una limitación técnica importante. Actualmente, en los países occidentales se consideran obligatorios en cáncer de mama, cáncer de colon y cáncer de cuello uterino. Asimismo, la UE ha establecido un programa para que los países exploren e investiguen en determinadas circunstancias cribados de cáncer de pulmón, de cáncer gástrico y de cáncer de próstata, sobre todo en pacientes de riesgo.
Poniendo la mirada en el futuro, ¿cuáles son las expectativas para la biopsia líquida en términos de investigación y desarrollo?
El futuro de la biopsia líquida es inmenso. Como dice el lema de nuestro simposio, la biopsia líquida es el camino de la oncología de precisión. La clave está en cómo podemos acelerar su desarrollo y sobre todo su utilización racional y sostenible, muchas veces sustituyendo o complementando, con ella, técnicas actuales como la biopsia en tejido y estudios radiológicos.
¿Estamos ahora más cerca de la “cura” del cáncer?
Estamos más cerca de controlar el cáncer en el sentido de eliminar el sufrimiento que provoca tanto en los pacientes como en la sociedad. En un futuro habrá un porcentaje importante de cánceres que se curen completamente y habrá otro porcentaje de tumores que se cronifiquen y cuyos afectados acaben falleciendo debido a otras causas, aunque su tumor esté activo (y controlado). No es fácil aventurarse a ofrecer porcentajes y cifras, pero es evidente que el cambio se está produciendo, que se está avanzando en investigación y desarrollo farmacológico.
Todos estos asuntos, y muchos otros, se van a tratar en Compostela, en la IX edición del Simposio de Biopsia Líquida los días 25, 26 y 27 de enero. ¿Qué significa para Santiago de Compostela acoger este foro del que eres coordinador?
Tanto para Santiago como para Galicia es un orgullo disponer de un polo de innovación en un campo tan importante y tan de futuro como es la biopsia líquida en oncología. Lo que necesitamos es que el colectivo médico y las autoridades sanitarias se incorporen a esta corriente, para facilitar todas estas técnicas a la práctica diaria y mejorar los resultados en los pacientes.
¿Cuántas personas estimas que se congregarán en él?
Aproximadamente contaremos con unos 400 participantes, en la línea de ediciones anteriores, procedentes tanto del ámbito clínico como del investigador y de otras áreas relacionadas con la oncología. Ponentes de toda España y también de otros países participarán en el foro. De nuevo, Santiago se convertirá en centro del debate de la oncología de precisión y es un orgullo que nuestro simposio gane peso y proyección, año tras año. Estamos a las puertas de cumplir una década de vida y esto es un hito que, sin duda, evidencia que existe aceptación y que los asuntos sobre los que centramos nuestro programa científico son relevantes y suscitan interés y discusión.