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La obesidad es una enfermedad crónica cuya prevalencia es alta en España y que puede aumentar el riesgo de padecer otras enfermedades como diabetes o hipertensión. Alfonso Vidal, endocrino del CHUAC de A Coruña señala que aproximadamente el 20% de la población tiene obesidad y en torno al 40% sobrepeso, y recuerda que en la obesidad actúan "condicionantes genéticos muy complejos", además de los propios hábitos de vida de la persona, entre los que se incluye la calidad del sueño.

"Lo primero es definir un poco qué es la obesidad", indica el endocrino. Así, explica, la obesidad "es una enfermedad crónica del metabolismo que produce un aumento de la cantidad de grasa que hay en el cuerpo", una grasa que además se sitúa "donde no debería estar, por ejemplo, en órganos como el hígado", y además "no es una grasa funcional".

Es decir, la grasa es necesaria y cumple funciones en el cuerpo como "protegernos del frío o de los golpes", además, se trata de "un tejido endocrino, que produce hormonas", por eso, cuando se acumula dónde y cómo no debe "promueve la inflamación del organismo y cambios hormonales que dan lugar a problemas como alteraciones de los lípidos, diabetes, hipertensión, e incluso aumenta el riesgo de cáncer".

Vidal subraya que se trata de una enfermedad crónica que no tiene un único origen, y en la que el factor genético cumple un papel determinante. "Clásicamente se decía que la obesidad es producto de comer más energía de la que consume el cuerpo, y esto es así, pero también hay una serie de condicionantes genéticos, proteómicos, hormonales y metabólicos muy complejos, y que encima no son iguales en todas las personas".

"Lo que se ha cambiado en los últimos años, con el desarrollo económico, es que vivimos en entornos donde hay mayor disponibilidad de calorías, de alimentos ultraprocesados ricos en azúcares o con grasas poco saludables, y nuestro estilo de vida es más sedentario"

Alfonso Vidal, endocrino del CHUAC 

Si bien, a esa base genética, que es particular de cada persona, se le suma un entorno que se ha vuelto cada vez más "obesogénico" es decir, que promueve hábitos de vida que pueden tener un impacto negativo en ese sentido. Hábitos como el sedentarismo o la mayor disponibilidad de alimentos poco saludables.

"Lo que se ha cambiado en los últimos años, con el desarrollo económico, es que vivimos en entornos donde hay mayor disponibilidad de calorías, de alimentos ultraprocesados ricos en azúcares o con grasas poco saludables, y nuestro estilo de vida es más sedentario, es decir, quemamos menos calorías que antes porque nuestros trabajos no lo requieren", indica el médico. Todo ello "ha favorecido que con estos problemas genéticos, metabólicos, hormonales, que decíamos antes, haya aumentado mucho el número de casos de obesidad".

A la alimentación y la poca actividad física, se añade un factor que a menudo se pasa por alto cuando se piensa en hábitos saludables: la calidad del sueño, que también tiene un impacto en la obesidad. "Hoy sabemos que dormir poco o trabajar a turnos es un factor de riesgo para desarrollar obesidad y otras enfermedades metabólicas, porque produce alteraciones metabólicas y alteraciones también en nuestra conducta alimentaria", detalla.

Impacto en la salud mental

La obesidad puede desencadenar otras muchas enfermedades y también tener un fuerte impacto en la autoestima y salud mental de las y los pacientes, ya que sobre la obesidad aún pesa un gran estigma social, y son personas que a menudo sufren discriminación en todos los ámbitos.

"Muchas veces se trata la obesidad con una falsa moralina de gente que no hace lo que debe hacer, falta de fuerza, de voluntad, etc", detalla Vidal, quien asegura que "es mucho más complejo que todo esto, porque si alguien tiene una predisposición de base genética metabólica a ganar peso, es francamente difícil de combatir".

Además, la obesidad "no solo produce una serie de enfermedades asociadas, sino que produce una merma muy importante en la calidad de vida, porque muchas veces las personas con obesidad, más allá del estigma que durante muchos años les ha acompañado, tienen disminuida la capacidad para hacer actividades cotidianas".

Por eso, "cuando logramos mejorar el tema de la obesidad, desde luego mejoramos todas las enfermedades que la acompañan, pero también mejoramos la autoestima, la autonomía personal, la autopercepción", asegura Vidal. Algo que debe ir de la mano del trabajo por una mayor concienciación y educación social.

Tratamientos y hábitos de vida

Vidal celebra que en los últimos años se están descubriendo tratamientos que están demostrando ser "muy eficaces". "La obesidad es una enfermedad crónica como la hipertensión, la dislipemia o la diabetes, pero una enfermedad que estaba huérfana en cuanto a tratamientos, y en los últimos 15 años se están desarrollando nuevos tratamientos que están empezando a mostrar unos resultados muy interesantes".

Junto al tratamiento, desde el ámbito sanitario se hace hincapié en esa modificación de hábitos, si bien, el endocrino lamenta que a veces es difícil realizar modificaciones "que se mantengan a lo largo del tiempo", ya que la propia jornada laboral y los ritmos de vida actuales juegan a la contra, e impiden que las personas incorporen con facilidad esos nuevos hábitos en su día a día.

Es importante realizar ejercicio de fuerza. Shutterstock

Los tres pilares principales en ese sentido son: la alimentación, la calidad del sueño y la actividad física. "La calidad de la dieta sigue siendo un factor fundamental, seguir un patrón dietético saludable, que sea mediterráneo-atlántico, es clave para prevenir multitud de enfermedades y mortalidad, más allá de los propios efectos sobre el peso", incide.

La actividad física es otro de los pilares y no en vano "la han llamado el gran tratamiento del siglo XXI". Al referirse a este punto habitualmente muchas personas piensan en ejercicio aeróbico, como caminar, correr, bicicleta... pero Vidal resalta la importancia que tiene también el entrenamiento de fuerza, ya que "uno de los problemas que a veces tenemos en la obesidad es que hay mucha grasa corporal, pero no tenemos suficiente músculo o el músculo que tenemos es de poca calidad".

"Es lo que llamamos obesidad sarcopénica, que tiene un pronóstico especialmente malo, ya que se tiene mucha grasa que funciona mal, poco músculo y el poco que hay funciona mal", señala. Por lo que la pauta de actividad física es importante que incluya ejercicios en los que se trabaje con peso. 

El endocrino señala asimismo que la consellería de Sanidade implantó en Galicia el Plan Obesidade Zero con medidas de prevención a distintos niveles encaminadas "a modificar el entorno para que sea menos obesogénico, menos productor de obesidad". Eso incluye formaciones a la población sobre alimentación, promoción de actividades de ocio activas, o incluso plantear cambios "a nivel urbanístico, para que las ciudades sean más amables para caminar y poder desarrollar actividad física".