La labor de las farmacéuticas rurales en la zona de Santiago: "Somos como una familia"
- Silvia y Selene reivindican las farmacias rurales como piedras angulares de la sanidad gallega. En ellas no solo realizan la dispensación de medicamentos, sino que ofrecen una mayor asistencia
- Más información: Farmacias gallegas entregarán medicamentos a domicilio a personas dependientes o de zonas aisladas
Quizás no se le da la importancia que deben y probablemente para ellas la definición de farmacéutica se queda algo pequeña. Silvia Represa y Selene García son farmacéuticas en la Galicia rural, concretamente en los ayuntamientos de Tordoia y Brión, respectivamente. Ambas acabaron por casualidad en farmacias del ámbito rural, pero coinciden en que su profesión se desarrolla de distinta manera a como se hace en pueblos o ciudades.
Silvia, también vocal de Oficinas de Farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña, lleva 14 años en su farmacia de la comarca de Ordes y afirma: "He tenido oportunidades para irme a ser titular de una farmacia urbana, pero me gusta el rural". Selene abría con Rosa una en Brión poco después de la pandemia y, según ella, estas oficinas son más que eso.
"En las grandes ciudades las farmacias son de paso, es todo más impersonal; pero aquí conocemos al 95% de nuestros pacientes, su entorno familiar, sus patologías y la medicación que toman". Una opinión que comparte Silvia Represa: "Somos como una familia, nos conocemos todos y conocemos sus tratamientos, algo muy positivo porque vienen a pedirnos consejo sobre qué pueden tomar o qué no".
"En el rural tenemos mayor acceso a los pacientes y ellos nos depositan su confianza, somos el personal sanitario al que acuden con más frecuencia", explica Silvia, especialmente para consultas de tratamientos y sobre todo los fines de semana, cuando los centros de salud de estas zonas permanecen cerrados. Y es que no solo dispensan medicamentos.
"En las grandes ciudades las farmacias son de paso, es todo más impersonal; pero aquí conocemos al 95% de nuestros pacientes, su entorno familiar, sus patologías y la medicación que toman"
"Realizamos educación sanitaria y promoción de la salud, a la hora de dispensar medicación estamos siempre preocupadas por la adherencia terapéutica", detalla Represa. Esto es, al tener mayor cercanía con unos pacientes asiduos, las farmacéuticas rurales tienen el ojo más puesto en que el paciente cumpla la toma del medicamento y efectúe el régimen alimentario y cambios en el estilo de vida pertinentes y recomendados por el personal sanitario.
De hecho, ambas farmacéuticas participan en el Programa de mejora de la adherencia terapéutica, que consiste en la preparación y entrega de sistemas personalizados de dosificación (SPDs), entre otras campañas del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña. En la de Selene también participan en ensayos, como, por ejemplo, el de la evolución de mejora de pacientes de diabetes tipo 2.
"El último bastión de la atención sociosanitaria"
"Somos el primer escalón", cuenta Selene, que considera su profesión bastante infravalorada: "A veces derivamos pacientes al médico, pero hay cosas en las que nosotras podemos ayudar y así descongestionamos el sistema sanitario". En este aspecto, incide Silvia: "Muchas veces cuando los pueblos están menguando, la farmacia es el último bastión de la atención sociosanitaria". En ellas los pacientes pueden medir su tensión o la glucemia, así como pesarse, entre otras cosas.
Además, en este tipo de farmacias suelen tener más tiempo, de modo que, como apunta Selene: "Atendemos de mejor manera y de forma concienzuda al paciente". Esta farmacéutica tiene siempre presente tratar a sus pacientes más mayores (los más habituales) como a ella le gustaría que tratasen a su abuela si va a una farmacia y se encuentra perdida.
"Me acuerdo de los primeros pacientes que vinieron a la farmacia cuando abrí", dice Silvia, "y que siguen viniendo a día de hoy". Tienen prácticamente relación con sus pacientes y, al igual que cualquier otro vecino, también se enteran incluso de fallecimientos, que les llegan a afectar en lo personal. Y, para lo bueno, sus clientes son los más agradecidos. Si no, que se lo digan a Selene, a la que le han hecho algún que otro regalo por su cumpleaños y le han agradecido su atención y trabajo con productos de campo como tomates, lechuga o también huevos.