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El pasado 6 de marzo el fotógrafo vasco Iker Pastor tuiteó desde su cuenta la foto de un bebé al que sus padres bañaban a la entrada de su tienda de campaña junto a la frontera entre Macedonia y Grecia. “Y la vida continúa en Idomeni”, fue el comentario con el que Pastor acompañó la foto.
Pastor, que trabaja para la agencia turca Anadolu Agency, lleva días en Idomeni y ha publicado algunas de las imágenes más impactantes sobre las condiciones de las miles de personas que están varadas en el campo de refugiados en esta aldea griega. "Tomé la foto este mismo día, el 6 de marzo. Fue todo muy rápido. Mientras esperábamos al lado de la valla aparecieron estos padres con el bebé. Fue un minuto y luego entraron en la tienda", cuenta. La fotografía de esta niña se ha convertido en un símbolo de las penurias por las que están pasando miles de menores sirios.
... Y la vida continúa en #Idomeni pic.twitter.com/JTkZvcEZ2A
— Iker Pastor (@munduhurbila) 6 de marzo de 2016
Pastor estaba el lunes en el lugar donde ha pasado muchas horas de los últimos días: frente a la valla del paso fronterizo entre Grecia y Macedonia que lleva cerrado desde el domingo pasado. La foto la había tomado unos metros más allá.
Intenté encontrar la tienda de campaña que Pastor me indicó para recabar más información sobre los protagonistas de la imagen. Pero la familia ya no estaba allí. La tienda había sido ocupada por otros y fueron ellos quienes dieron indicaciones de la nueva ubicación de la familia: se encontraban en la carpa que la Organización Mundial de las Migraciones había montado justo frente a la valla, a un par de metros del paso fronterizo.
Allí estaban los siete miembros de la familia de la foto: esperaban junto a decenas de personas en la esperanza de que la frontera se volviera a abrir. Los padres del bebé no hablaban inglés. Pero con la ayuda de otro hombre que estaba sentado al lado explicaron que la recién nacida se llamaba Bayan y tenía 20 días. Había nacido en Samos, cuando habían llegado allí tras la travesía desde Turquía. Huían de la ciudad siria de Idlib. [Según una entrevista publicada posteriormente por el diario aleman BILD la niña fue registrada en Samos pero habría nacido en Turquía].
En una hoja el hombre que se ofreció a hacer de traductor apuntó los nombres y la edad de los miembros de la familia: Ali, el padre, 36 años; Sulaf, la madre, 33; Ahmad, 10 años; Bisan, 8 años; Khaled, 6 años; Muhammad, un año y medio; y Bayan, 20 días.
Un día después, allí seguían después de la tremenda tormenta que se abatió sobre Idomeni en la noche del lunes. Sulaf intentaba arropar como podía a su pequeña en medio de la gente que no quería perder la esperanza de seguir el camino hacia el norte de Europa.