El domingo 13 de marzo hubo cierto revuelo en la Cibeles, en la plaza de Oriente y en la Puerta de Alcalá. Tres actores indios posaron durante unos minutos, se hicieron fotos con sus seguidores y grabaron un vídeo promocional.
Los actores se llaman Hrithik Roshan, Anil Kapoor y Sonakshi Sinha. Entre los tres tienen unos 21 millones de seguidores en Twitter y ejercen como embajadores de una industria que vende cada año casi 4.000 millones de entradas de cine y que empieza a tener una audiencia global.
Los tres estaban en Madrid de la mano de Wizcraft, la empresa que organiza los premios de la Academia Internacional de Cine de la India (IIFA). La gala se celebra cada año en una ciudad distinta y sus organizadores la definen como “los Oscar de Bollywood”. Este año se celebrará en Madrid a finales de junio por el empeño de Manuela Carmena, cuyo ayuntamiento anunció hace unos días una subvención de un millón de euros para organizar el evento, por el que según Wizcraft este año competían ciudades como Abu Dabi, Sidney o Estambul.
La subvención debe ser refrendada por mayoría en el pleno que el ayuntamiento celebra este miércoles. El PP ya ha anunciado que sus concejales votarán en contra y Ciudadanos optará por la abstención. Todo queda en manos de los ediles del PSOE, que por ahora no han desvelado sus planes.
El turoperador de Orlando
Los concejales del PP han sembrado dudas sobre la empresa india citando dos hechos: un incendio sin víctimas durante un evento que se celebró el 14 de febrero y la posible relación de Wizcraft con una empresa acusada de perpetrar una estafa piramidal.
Esos dos detalles los cita el turoperador Akarsh Kolaprath, que ha denunciado a Wizcraft ante un tribunal de la ciudad de Tampa. Akarsh vive en la ciudad estadounidense de Orlando y regenta 7M Tours, una empresa con 27 empleados que gestiona reservas de hoteles, visitas guiadas y billetes de avión.
Akarsh se interesó por los IIFA al conocer a los responsables de Wizcraft durante un viaje a la India en 2010.
“Me dijeron que la ciudad organizadora debía poner unos 20 millones de dólares para organizar el evento”, me dice Akarsh por teléfono desde Orlando. “Me ofrecieron una comisión del 3% de los ingresos si les ayudaba a encontrar una sede en Estados Unidos para los premios y así empezamos a trabajar”.
Akarsh probó con las autoridades de Atlanta, Nueva York o Las Vegas pero sus gestiones no dieron fruto. Sólo entonces sugirió a Wizcraft la posibilidad de intentar llevar la gala a una ciudad de Perú. “En mi empresa tenemos algunas conexiones en Sudamérica y pensamos que podía ser una oportunidad”, recuerda el turoperador.
Akarsh cerró varias reuniones en Perú y pagó de su bolsillo los billetes de avión de dos de los responsables de Wizcraft, Andre Timmins y Noreen Khan, que exigieron volar en primera clase y se alojaron durante 45 días en el hotel Marriott de la capital. “En ese momento no me pareció mal porque creía que haría dinero con el trato”, recuerda. “Son personas que se mueven entre famosos. Yo pagué por sus vuelos y por el hotel”.
A menudo Wizcraft había confiado en consultores como Akarsh para presentarse a las autoridades locales y gestionar la logística de los premios. Lo que ocurrió en Perú aporta luz sobre el modo de actuar de Wizcraft y ofrece algunas claves interesantes para Madrid.
En octubre de 2012, Noreen Khan envió un correo electrónico a Akarsh con tres archivos adjuntos que detallaban su propuesta a las autoridades de Perú. “El verdadero coste del evento ronda los 35-40 millones de dólares”, dice uno de esos documentos, que solicita 20 millones de dólares a las autoridades de Perú: seis millones para vuelos, dos millones para hoteles y restaurantes, un millón para transporte urbano y el resto para distintos gastos de producción y seguridad.
El encargado de presentar el proyecto a las autoridades fue un empresario indio que regentaba dos hoteles en Cuzco y que unos meses después recibiría una denuncia por explotación laboral. Sharma ayudó a los responsables de Wizcraft a contactar con las autoridades locales y les puso en contacto con Carlos Canales, que entonces presidía la Cámara Nacional de Turismo de Perú.
Los argumentos de Wizcraft en 2012 eran muy similares a los que ahora menciona el Ayuntamiento de Madrid: la posibilidad de atraer miles de turistas indios, mejorar las conexiones aéreas entre los dos países y potenciar el rodaje de películas de Bollywood en Perú.
Dos años antes, se había rodado un videoclip de la película india ‘Enthiran’ con 100 extras brasileños en las ruinas incas de Machu Picchu. “En el filme decían que aquello era el Kilimanjaro porque les convenía más en el mercado africano. Luego los fans iban al Kilimanjaro y no encontraban las ruinas que salían en el videoclip”, recuerda Canales, que explica que la embajada de Perú en la India pensó que los IIFA eran una buena oportunidad para dar a conocer el país.
Canales ayudó a Noreen y Andre a presentar la iniciativa y logró el visto bueno del Gobierno. Pero el relevo del ministro de Turismo y los recelos del titular de Hacienda dieron al traste con el proyecto en la primavera de 2013.
Justo antes de renunciar a los premios, los peruanos fueron testigos de una secuencia similar a la que ahora ha tenido lugar en Madrid: la prensa publicó artículos elogiosos sobre IIFA y Wizcraft se trajo a un grupo de actores para un festival. El alojamiento corrió al cargo de la Cámara Nacional de Turismo de Perú.
En algún momento entre octubre de 2012 y marzo de 2013, Wizcraft rebajó sus pretensiones de 20 a 15 millones de dólares. Akarsh asegura que los peruanos no llegaron a ofrecer más de 12. Luego llegó el relevo del ministro y los premios de 2013 se celebraron en la ciudad de Macao.
Por qué Tampa
El fracaso en Perú no arredró a Akarsh, que ayudó a Wizcraft a conectar con las autoridades de la ciudad de Tampa, según demuestran varios correos electrónicos que aún guarda en su ordenador.
El turoperador de Orlando ayudó a los organizadores de IIFA a conocer inversores, revisar presupuestos e inspeccionar escenarios. A cambio le prometieron condiciones especiales para su agencia y un tanto por ciento sobre los ingresos de la gala.
“Nuestro compromiso era una comisión del 3%”, dice Andre Timmins en un correo electrónico del 29 de julio de 2013.
Akarsh ayudó a Wizcraft a cerrar el trato con Santiago Corrada en la gala de Macao. Corrada es un gestor que durante años fue jefe de gabinete del alcalde y que ahora es el responsable de Visit Tampa Bay, una organización que financian los propietarios de los hoteles y cuyo objetivo es traer eventos a la ciudad.
“Les dije que yo no iba a volver de Macao sin la promesa de que Tampa organizaría los premios”, recuerda desde su oficina Corrada, que explica que la elección de Tampa como sede se anunció ese mismo día sobre el escenario, al contrario de lo que ha ocurrido en el caso de Madrid.
La delegación de Tampa en Macao estaba compuesta de 30 personas. Wizcraft pagó por su alojamiento. Akarsh abonó parte de los billetes de avión.
El objetivo de Corrada era muy similar al de Manuela Carmena: atraer inversores y turistas indios y elevar el perfil global de la ciudad. Sus interlocutores enseguida se enamoraron de Tampa. Sobre todo cuando firmaron el acuerdo para organizar los premios en la ciudad.
La mayoría del dinero lo puso Kiran Patel, un empresario y cardiólogo de origen indio que invirtió en el proyecto a través de Go Bollywood, una empresa que se declaró en quiebra unos meses después. La ciudad de Tampa aportó sólo un millón de dólares que sacó de la tasa que cobra a los turistas por cada noche de hotel.
El acuerdo que se firmó el 29 de agosto de 2013 establecía que Go Bollywood actuaría como comisión organizadora de los premios. Akarsh fue nombrado director turístico del evento y firmó un contrato por el que su empresa vendería en exclusiva todas las entradas y las reservas de hotel.
El turoperador empezó a trabajar en las oficinas de Go Bollywood en Tampa durante los preparativos de los premios. El cargo le obligaba a pasar cada día seis horas en la carretera pero estaba seguro de que los IIFA darían un impulso a su empresa.
Con sus nuevas responsabilidades, Akarsh reservó cerca de 4.000 de habitaciones en Tampa para junio de 2014. Pero Patel y los responsables de Wizcraft cambiaron la fecha y decidieron que el evento se celebraría a finales de abril. El objetivo era programarlo en un recinto más grande pero el cambio fue un duro revés para Akarsh, que se vio obligado a pagar cientos de miles de dólares en gastos de cancelación.
En noviembre de 2013 Noreen Khan le dijo a Akarsh en nombre de Wizcraft en un correo electrónico que no anulara las reservas. Pero entretanto la empresa empezó a reservar los hoteles para abril a espaldas del turoperador.
Akarsh intentó recobrar su papel en el evento pero Wizcraft dejó de responder. Patel y su cuñado crearon una segunda empresa para organizar los premios sin tener que hacer frente a las obligaciones que habían contraído con el turoperador.
Akarsh se queja de que aquel episodio le granjeó algunos enemigos entre los hoteleros de Tampa y le arrebató a su empresa el prestigio que había ganado durante años.
Hasta ahora Akarsh se ha visto obligado a pagar casi un millón de dólares en gastos de cancelación. Antes se había gastado hasta 265.000 dólares para ayudar a Wizcraft en cenas, gestiones y billetes de avión.
Akarsh asegura que la empresa usó sus servicios durante años. Noreen Khan llegó a pedirle que le llevara 10.000 dólares en efectivo al hotel Silken de Tampa, donde se alojaron durante meses los 130 empleados de la organización. “En ese momento no me extrañó”, asegura. “Acababan de llegar y no tenían aún una cuenta en Estados Unidos. Recuerdo que llevé esa suma en billetes de 100 dólares y se la entregué a Noreen en el hotel”.
Akarsh no conserva ningún mensaje que confirme la entrega ni la petición.
A los tribunales
Al no recibir ninguna respuesta de Noreen, Akarsh decidió denunciar a Wizcraft y a Patel. Al ver el asunto en los tribunales, Wizcraft reaccionó y sus abogados organizaron una reunión en Nueva York en la que Noreen intentó zanjar el problema ofreciéndole a Akarsh menos del 1% de lo que le debían.
“Me dijo que podíamos haberlo negociado sin una denuncia pero Wizcraft había desaparecido y yo no tenía otra opción”, recuerda Akarsh, que atribuye el aborto espontáneo que sufrió su mujer en esos días a la presión que tuvieron que afrontar.
Un juez de Nueva York transfirió el caso a un juzgado de Florida. Akarsh confía en que antes de fin de año se celebre juicio oral. Sus abogados solicitan a Wizcraft y a la familia de Patel una indemnización de siete millones de dólares. “En esa cifra está incluido el dinero que perdí pero también los negocios que he dejado de hacer en la India y mis problemas con los hoteles”, explica. “Aún tengo alguna demanda pendiente por las cancelaciones que hice cuando los premios se adelantaron al mes de abril”.
Noreen Khan, vicepresidenta de Wizcraft, niega las acusaciones del turoperador y dice que no le unía con la empresa ninguna obligación contractual. “Es un asunto cerrado”, asegura. “Cuando nosotros nos vamos de un territorio, lo dejamos todo cerrado”.
Un éxito para Tampa
Akarsh cree que los premios fueron un éxito para Tampa. Atrajeron miles de visitantes y potenciaron la imagen internacional de la ciudad. Así lo ve también Santiago Corrada, que durante años fue el jefe de gabinete del alcalde y que coordinó el desembarco de Wizcraft como responsable del consorcio dedicado a traer eventos a la ciudad.
“Recuerdo que la primera vez que fui a la India me preguntaron: ‘¿En qué parte de Miami está Tampa?’”, dice Corrada. “¡No sabían dónde estaba esta ciudad! En Florida sólo conocían Miami y Orlando. Ahí me di cuenta de que IIFA era una gran oportunidad”.
Tampa es la tercera ciudad del estado de Florida y tiene un área metropolitana de casi tres millones de personas pero atrae menos visitantes que otros lugares del estado. Por eso sus autoridades hacen lo posible por atraer eventos a la ciudad. Allí se celebraron la Super Bowl de 2003 y la convención republicana de 2012. Albergar los IIFA en abril de 2014 formaba parte de esa estrategia y funcionó.
Según publicó la prensa local, Wizcraft aceptó celebrar los premios en Tampa a cambio de 14 millones de dólares recaudados por la empresa de Patel y de un millón que aportó el consorcio de Corrada, cuyo presupuesto viene de una tasa que abona cada persona que duerme en un hotel de la ciudad.
“La gala no le costó ni un centavo a los contribuyentes de Tampa”, dice el gestor turístico, que admite que el ayuntamiento ofreció de forma gratuita servicios públicos como la gestión del tráfico o la seguridad.
Según el informe encargado por Visit Tampa Bay, los IIFA atrajeron a 30.000 visitantes y su impacto económico rondó los 26 millones de dólares. Vinieron estrellas como John Travolta o Kevin Spacey y los actores de Bollywood hicieron eventos en varios parques de la ciudad.
Ni Corrada ni el informe, sin embargo, se atreven a evaluar el impacto de la gala más allá de aquella semana. El aeropuerto de Tampa no recibe ningún vuelo desde la India y es imposible saber si ha aumentado el número de indios que visitan la ciudad.
“No tenemos esos datos”, dice Corrada, que aconseja a sus colegas de Madrid “paciencia y flexibilidad” con los caprichos de las estrellas de Bollywood y habla bien de los responsables de Wizcraft: “Me llamaban ‘911 Santiago’ porque resolvía cualquier emergencia. Es un evento muy complejo y ellos son muy profesionales. Todavía hoy somos amigos y algunos estuvieron en mi boda. Es una pena que este año no pueda ir a Madrid”.
Noreen se explica
Noreen Khan habla con tono cortante y un acento británico perfecto. Desde hace unos años, es ella quien coordina los premios y la relación con las autoridades locales de cada ciudad.
La empresa la fundaron en 1988 los empresarios Andre Timmins, Viraf Sarkari y Sabbash Joseph y empezó organizando pequeños eventos en la India y conciertos de Michael Jackson o Samantha Fox.
En junio de 2000, Wizcraft organizó en Londres la primera gala de los IIFA. Desde entonces, el evento se ha celebrado nueve veces en Asia, tres en Europa, dos en América y dos en África. La edición de 2015 tuvo lugar en Kuala Lumpur.
“Nosotros buscamos ciudades con vida nocturna, buenos restaurantes y hoteles de cinco estrellas”, me dice Noreen sobre sus prioridades a la hora de elegir. “Madrid reúne todos estos elementos. Pero además es una ciudad muy hospitalaria y la alcaldesa quería celebrar los premios aquí”.
Y sin embargo Carmena no fue la primera en interesarse por IIFA. Según explican dos fuentes distintas, una persona del equipo de Ana Botella se acercó a Wizcraft en noviembre de 2014 para empezar a negociar. Gustavo de Arístegui, que cesó como embajador español en la India en diciembre por un escándalo de comisiones, llegó a proponer a la empresa una visita a Madrid que no se celebró.
Aquellas gestiones no se retomaron hasta el 21 de junio del año pasado. Ese día miles de personas celebraron el día mundial del yoga con una sesión multitudinaria en la plaza de Colón. Entre ellas Manuela Carmena, que se acercó con su esterilla y saludó al embajador indio en Madrid. El diplomático le habló a la alcaldesa de los premios de Bollywood y se ofreció a ayudarle a traerlos a la ciudad.
“Manuela habló conmigo y me encargó que investigara si los premios serían rentables”, me dice Luis Cueto, hombre de confianza de Carmena y coordinador general del Ayuntamiento de Madrid.
Carmena empezó a moverse al principio del otoño de 2015 e implicó en el proyecto a Cristina Cifuentes. Juntas enviaron cartas a los ministros de Industria, Educación, Exteriores y Cultura y los cuatro aceptaron ser parte del comité organizador.
El ayuntamiento designó a un especialista que empezó a negociar con Noreen los términos del acuerdo y pasó las Navidades en Mumbai.
Wizcraft fija el coste total del evento de Madrid en unos 15 millones de euros.
La cifra es muy pequeña si tenemos en cuenta los precedentes. La propia Noreen situaba el coste del evento en unos 40 millones de dólares en un correo electrónico enviado en octubre de 2012 durante el cortejo a las autoridades de Perú.
La ejecutiva india le quita importancia a esa diferencia y la atribuye a las ideas innovadoras del Ayuntamiento de Madrid: “IIFA es un proyecto único que adaptamos a cualquier ciudad”.
“No es necesario traer de la India cosas que aquí ya existen”, dice Cueto. “Aquí tenemos proveedores que pueden abaratar el proyecto. Ese planteamiento le pareció bien a Wizcraft siempre que pudiera comprobar que las empresas y los materiales eran de calidad”.
La mitad del presupuesto del evento lo aporta Wizcraft y la otra mitad deben recaudarla las autoridades de la ciudad.
Así explica Cueto las cifras: el ayuntamiento y sus socios deben aportar cuatro millones de euros para celebrar la gala y un foro con empresarios indios y pueden poner tres millones y medio más para celebrar un festival de rock.
El ayuntamiento ofrece a Wizcraft una subvención de un millón de euros que la empresa debe justificar con facturas después del evento. El resto del dinero deberían ponerlo Ifema, el Gobierno y patrocinadores privados que por ahora siguen sin aparecer.
Noreen asegura que los premios se celebrarán aquí aunque no aparezcan esos patrocinadores. “Nosotros estamos poniendo el doble de lo habitual en este proyecto e invertiríamos aún más si fuera necesario”, dice. “Pero estamos seguros de que Madrid cumplirá su compromiso porque es una gran oportunidad”.
Unos 80.000 turistas indios viajan a Europa cada año. Por ahora España apenas atrae el 1,8% de esa cifra. Entre otras cosas porque no existe un vuelo directo entre ambos países y porque muchos vienen a ver a sus familiares en lugares como Suiza, Holanda o el Reino Unido.
El ayuntamiento augura que IIFA atraerá a Madrid unos 15.000 turistas.
Es una cifra muy modesta a la luz de otras ediciones, según se puede ver en el gráfico. Pero las condiciones de Madrid tampoco son las mismas: Wizcraft nunca le había exigido una suma tan baja a ningún anfitrión.
¿Es rentable para una ciudad albergar un evento como IIFA? El estudio que encargó Tampa hace dos años indica que sí.
La ciudad anfitriona recibe una inyección de dinero durante los premios y una enorme publicidad en un país con más de mil millones de habitantes. No está claro, sin embargo, que IIFA deje una huella duradera en el país anfitrión.
Luis Cueto menciona la posibilidad de que el evento empuje a Air India a abrir en octubre una línea directa entre Madrid y Nueva Delhi: “Wizcraft nos dijo que el acuerdo para celebrar los premios ayudó a acelerar los trámites pero por ahora la empresa no ha anunciado su decisión”.
Sale un adversario
Por ahora las autoridades de las ciudades anfitrionas no se han arrepentido nunca de su decisión de albergar los premios. Pero Wizcraft ha dejado un rastro de polémicas en lugares tan distintos como Suiza, Sri Lanka o Canadá.
La edición que se celebró en Colombo sufrió el boicot de muchos actores por la violencia del Gobierno de Sri Lanka contra la minoría tamil. Al año siguiente en Toronto, la prensa criticó a la empresa por despilfarrar dinero público al saber que se había gastado unos 26.000 dólares en traer desde la India parte del escenario de la gala.
Persuadida por el eco de la gala de Toronto, Christy Clark, la premier de la provincia canadiense de British Columbia, estuvo a punto de poner 15 millones de dólares a cambio de organizar en Vancouver los IIFA de 2013.
Al final optó por pagar nueve millones por albergar la edición inaugural de los Times of India Film Awards (TOIFA), unos premios creados por el mayor conglomerado de medios de la India para competir por el público global.
La irrupción de TOIFA ha creado un problema para IIFA, que compite ahora por el mismo público y los mismos patrocinadores que su rival. “Hasta ahora los premios de Wizcraft han sido un monopolio”, decía en 2013 un anunciante. “A partir de ahora sus márgenes se reducirán”.
El peruano Carlos Canales no renunció al sueño de traer a Perú la magia de Bollywood. Tres años después de renunciar a organizar IIFA, acaba de cerrar un acuerdo para celebrar en Lima los premios TOIFA en la primavera de 2017.
Canales asegura que los organizadores le aseguran la visita de unas 35.000 personas. “Hay indios millonarios que pagan hasta 5.000 dólares por su entrada y que aprovechan los prolegómenos de la gala para hacer negocios o concertar los matrimonios de sus hijos”, dice el ejecutivo peruano. “Hemos optado por TOIFA porque la empresa que lo organiza nos parece mucho más sólida. Es el mayor grupo de medios de la India y nos da un nivel de exposición mayor”.
Akash Kolaprath, el turoperador de Orlando que ayudó a Wizcraft a negociar con Perú y que ahora ha denunciado a sus responsables, advierte que las autoridades de Madrid y sus proveedores no deberían fiarse de la empresa india. “Mi consejo a cualquiera es que actúe con cuidado y lea muy bien cualquier cosa que firme”, dice. “Es extraño que esta vez Wizcraft sólo pida cuatro millones de euros. El ayuntamiento debería asegurarse de que vienen las grandes estrellas y no hacen una gala con actores jóvenes y desconocidos. Esas cosas deben estar en el contrato que firme Madrid”.